Trabajando. Sin tiempo para eso que llaman amor- SingtoKrist (Historia 3)

Capitulo 23 - Singto

Sabía que en algún momento Krist se preguntaría porque no había visto mi casa, por todo lo que él y su padre sabían, podría ser un asesino en serie viviendo en una furgoneta.

Así que, lo invité a mi casa, donde intentaría hacerle la cena a Krist. Llamé a mi madre para pedir consejo, la mujer podía cocinar cualquier receta que se le pusiera enfrente.

Yo podía cocinar, pero para ser sincero tendía a hacer platos que había hecho siempre... macarrones con queso, puré de patatas, tomates verdes fritos.

Añadi especias a los macarrones así que, en esencia, había inventado macarrones con queso gourmet. Iba a cocinar una pierna de cordero asada con romero y ajo. No parecía tan difícil. Creo.

—¿Has puesto el ajo dentro de la carne? —preguntó mi madre por el teléfono.

—Sí, estoy haciendo pequeños cortes, tambien tengo el vino tinto ya en el refrigerador y ya he hecho la pasta.

—Bien. No te olvides de frotarlo todo sobre el cordero. ¿Tienes ensalada?

—Sí, y tengo queso feta y aceitunas negras.

—¿Postre?

—Lo compré.

— Singto.

—Tengo Baklava griega y una caja de twinkies, los favoritos de Krist

—Bueno, está bien entonces, si tienes algún problema, llámame de nuevo. Esto es tan dulce de tu parte, Singto.

—Cocinó para mí, así que pensé que podía devolverle el favor.

—¡Buena suerte! Oh, no olvides dejar que el cordero repose.

—¿Está cansado?

—Singto — suspiró pesadamente en el teléfono.

—Adiós, mamá.

Colgué con una sonrisa.

Me había asegurado que cualquier cosa que pudiera identificarme como algo más que Sing no se viera por ninguna parte. Esponjé las almohadas, aspiré mi pequeña alfombra ambientada y quité el polvo. El hecho de que viviera en Bangkok no significaba que no hubiera traído el sur conmigo.

Mi mesa de la cocina era de pino, con patas blancas pintadas y sillas a juego, fue un regalo de mi madre cuando me mudé a la ciudad, mi sofá era el primero que conseguí cuando llegué a la ciudad, lo había mandado a tapizar a lo largo de los años, pero era mi sofá de la suerte, había creado mi primer anuncio en ese sofá, con resortes en mi culo y todo.

Para cuando dieron las siete, tenía todo listo Krist llegó justo a tiempo. Le abrí la puerta y silbó.

—Bonito alojamiento —inhaló y suspiró— ¿Eso que huelo es cordero?

—Lo es. — Hice pasar y tomé su chaqueta.

Krist caminó alrededor lentamente, inclinándose para inspeccionar mis fotos.

—¿Tus padres? — preguntó, señalando una.

—Sí.

—Te pareces a tu padre. —Krist me guiñó el ojo — Hombre guapo.

—Gracias.

—Me gusta. Es hogareño.

—Esperaba que dijeras eso.

Krist me miró lascivamente.

—¿Oh? ¿Tal vez pueda revisar tu cama?

—Me encantaría revisarla contigo... después de la cena. — Levanté ambas cejas con una sonrisa.

—Ah, la recompensa. — Krist asintió agradablemente— Bueno, huele maravillosamente.

—Vamos a sentarnos, y podemos ver TV mientras cenamos.

—Suena bien. ¿Estás listo para otra ronda de humillación?

—Te lo haré saber cuándo aparezcan las categorías.

—Cobarde —repuso Krist con suavidad.

Comimos en mi mesita de café frente a la televisión Krist elogió todo, diciendo el maravilloso trabajo que había hecho. Me sorprendió gratamente lo bueno que había quedado el cordero.

¿Qué tal eso?

Podía cocinar bastante bien, tendría que agradecerle a mi madre por eso, mi padre quemaba hasta el agua, Krist se reclinó en el sofá y sostuvo su estómago.

—Wow, ¡eso estuvo absolutamente fantástico!

—¿En serio?

—¡Por supuesto! No mucha gente puede cocinar cordero sin secarlo. —Sus cejas fruncidas— No mucha gente come cordero, ahora que lo pienso.

—Bueno, quería prepararte algo griego. Misión cumplida.

Krist se inclinó hacia mí con una sonrisa.

—Gracias.

Nuestros labios estaban a centímetros de poder besarse y entonces Krist retrocedió.

—¡Quien es Grant! —gritó, respondiendo a la pregunta de Jeopardy.

—Tan injusto —me reí.

Krist lamió sus labios, mirando mi entrepierna.

— Entonces, ¿dormitorio?

Tomé su mano y caminamos por el pasillo hasta mi habitación.

Nos detuvimos en la puerta y Krist observó la cama, no sabía si pensó que tendría una enorme cama de postes con cortinas colgando de ella o qué, pero parecía confuso.

—¿Qué pasa?

—Es tan —agitó su mano vagamente— Tú.

—Bueno, soy tan viejo que pensé que necesitaba algo cerca del piso en caso de que me cayera de esta —sonreí.

— O cuando consigas ese repuesto de cadera —estuvo de acuerdo Krist se giró de cara a mí— Sólo pensé, bueno, no sé lo que pensé, algo ostentoso, supongo. No una cama baja hecha de madera.

—Es madera dura de Java —señalé.

—Y ahí está lo ostentoso —se rio Krist

—¿Por qué no la probamos? —lo empujé hacia la cama. —¿Sabes lo que quiero?

—Estoy seguro de que me lo drías.

—Quiero que nos besemos y nos toquemos por horas.

—Hecho.

Krist terminó pasando la noche conmigo y me encantó, era como si perteneciera allí. Conmigo. En mi hogar, nos conformamos con besarnos y sostenernos toda la noche, otra cosa que nunca había tenido.

Cuanto más tiempo pasaba con Krist, en más problemas me metía.

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Notas:
Baklava griega: Se trata de una pasta preparada con capas de masa llamadas hojas filo, rellenas de frutos secos picados, rociadas con un jarabe de miel y azúcar aromatizado con agua de rosas y/o de azahar, y espolvoreadas con pistacho molido.

Bueno hasta aqui con mi maratón de fin de semana, espero les este gustando la historia y quieran mas 🥰🥰🥰