🔥 Capitulo 31 - Krist 🔥

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Casa resultó ser Grecia. No podía creerlo. Gracias a mis padres y Win, nuestros pasaportes llegaron por la noche me senté asombrado en un avión durante ocho horas, y luego de nuevo mientras el taxi recorría las calles de Atenas.

El taxi se detuvo y Singto salió y pagó. Salí y conseguí mi primera mirada cercana y personal del Partenón. Me quitó el aliento.

—Espera que oscurezca — murmuró Singto en mi oído— No creerás lo hermoso que es.

Singto nos registró y dejamos nuestras maletas en la habitación antes de dar un paseo por el hotel saqué el lubricante de mi bolsa y lo coloqué bajo una almohada. ¿Qué demonios? Mejor estar preparado.

Salimos al balcón pasando unos sillones dentro de ma habitación y me quedé sin aliento. El Partenón estaba justo enfrente de nosotros y la vista era impresionante.

—Iremos mañana, así que espero que hayas empacado unos buenos zapatos para caminar

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—Iremos mañana, así que espero que hayas empacado unos buenos zapatos para caminar.

Me volví para mirar a Singto.

—Muchas gracias por esto.

—Oh, no he terminado. Iremos a Creta, al cabo Sunión y a las islas Griegas. — Singto me abrazó — También te conseguí algunos suministros de arte.

—¿Lo hiciste?

—Llamé antes. La entrega ya debería estar en un rato mas.

—¡Wow! Sólo, wow —tartamudeé. Singto se puso serio.

—¿No te enfadarás y me gritarás por gastar dinero en ti?

—Espero estar haciendo más que eso — dije entre risas.

—Espero que sí, te lo mereces. —Singto acarició mi pómulo con su pulgar.

—Creo que estoy listo para seguir

Singto sonrió y tomó mi mano.

—Vamos.

La puerta se cerró detrás de mí y tomé una respiración profunda, no había tenido sexo con nadie en mucho tiempo.

Los brazos de Singto rodearon mi cintura y levantaron mi camisa. Levanté los brazos y la sacó sobre mi cabeza mi camisa golpeó el suelo y luego los cálidos y húmedos labios de Singto viajaron hacia mi columna. Sus dedos rozaron mis caderas, y luego bajaron la cremallera de mis pantalones, que se deslizaron lentamente por mis piernas junto con mis bóxers.

Las manos de Singto trazaron la longitud de mis muslos mientras sus labios besaban la base de mi columna. Estaba de pie desnudo en medio de la habitación mientras las manos de Singto acariciaban mi piel.

—Cama —gimió Singto contra mi piel.

No necesitaba que me lo repitieran me arrastré hasta la cama, asegurándome de que mi culo estaba a plena vista me coloqué de espaldas y observé fascinado cómo Singto empezaba a desnudarse.

Trabajando. Sin tiempo para eso que llaman amor- SingtoKrist (Historia 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora