Trabajando. Sin tiempo para eso que llaman amor- SingtoKrist (Historia 3)

🔥Capitulo 32 - Singto🔥

Le serví a Krist su taza de café y añadí crema y azúcar, habíamos regresado de Grecia hacía una semana y todavía nos estábamos ajustando a la diferencia de horario. Cogí la tostada y la unté de mantequilla, luego la coloqué en el plato de huevos que le había hecho.

Se había mudado conmigo una vez que regresamos de Grecia, había tenido que insistir mucho para convencerlo, pero sus padres habían ayudado mucho. Especialmente el papá de Krist. Sí, se burlaba de mi edad, pero teníamos algo en común.

Ambos amábamos a Krist.

Todavía no había dicho las palabras, pero quería hacerlo tenía miedo de asustarlo sólo llevábamos juntos un mes o algo así y no quería que pensara que era un loco psicópata.

Abrí la puerta del dormitorio encontrándome a Krist profundamente dormido en nuestra cama se veía tan hermoso tendido allí con el pelo desordenado. Nuestro tiempo en Grecia había sido como un cuento de hadas. Habíamos hecho el amor en la playa de Creta y nos habíamos atracado de comida Griega. Ahora estábamos de vuelta en la gran ciudad y Krist comenzaba a trabajar en la empresa esta mañana. Agité la taza de café bajo su nariz y sonreí cuando se estiró en la cama.

—Hola —dijo, soñoliento.

—Buenos días. —Me incliné y planté un suave beso en sus labios.

—¿Qué es todo esto? —Krist se arrastró hasta sentarse y coloqué la bandeja en su regazo.

—Desayuno en la cama para mi nuevo empleado.

—¿Todos tus empleados reciben este tipo de tratamiento especial? —Krist arqueó una ceja hacia mí.

—No —sonreí, empujando su rebelde pelo de la frente. tomó un sorbo de café y comió su tostada. Me miró de soslayo y luego suspiró.

—¿Y si no les gusto? ¿Y si creen que sólo conseguí el trabajo porque estamos durmiendo juntos?

Moví la bandeja y tomé a Krist en mis brazos. Dios, incluso olía fantástico.

—Te amarán, y sabrán porque fuiste contratado en cuanto vean tu trabajo y no solo dormimos juntos, somos una pareja

—¿De verdad?

—Sí, de verdad. — Acuné su rostro en mis manos —No puedo esperar a ver que más puedes hacer.

Mordisqueó su labio inferior.

—¿Y si no soy lo suficientemente bueno? — susurró.

—Quédate aquí.

Fui a la cómoda y saqué la grabadora. La coloqué en la cama y la encendí los ojos de Krist se ampliaron mientras Tossakan contaba su relación y sus celos del talento de Krist. Todo estaba allí y no podía dejar de sonreírle a Krist.

—Él... ¿sostuviste una pistola en su cabeza? —preguntó sospechoso.

—No. —Sacudí mi cabeza— Ni siquiera lo estaba amenazando.

—Me mintió —dijo suavemente.

—¿Eso te sorprende? —Lo tome en mis brazos y lo mantuve cerca— No sabía lo que tenía, pero yo sí.

Krist me miró a través de sus pestañas y juro que mi corazón se saltó un latido.

—También sé lo que tengo. Gracias, por todo, Singto.

—Gracias, Krist. Si no hubiera volado de la cinta de correr, no creo que hubiera tenido el coraje para pedirte una cita nunca. Eres hermoso, dulce y amable... todo lo que he estado buscando, pero pensarlo estaba fuera de mi alcance.