Capitulo 4 - Singto

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El almuerzo que prometio Krist consistió en unos hot dogs de un vendedor en el Parque Lumpini. No iba a quejarme porque los amaba. Aparte de las Kebab's de Berlin's Doner, los hot dogs del parque ahora eran mis favoritos. Krist había añadido una generosa porción de mostaza en el suyo y yo tenía salsa y cebolla en el mío. Krist mordió y masticó pensativamente.

—Me encanta esto.

—¿Hace cuanto tiempo has vivido aquí? — pregunté, limpiando la salsa de mi boca.

—Toda mi vida. Nunca he estado en otro sitio.

—¿De verdad?

—Sí —asintió Krist— pero siempre he querido ir a Grecia, mis padres dicen que tenemos parte se decencia alla por parte de mi madre.

Bueno, eso respondía mi pregunta. Porque Krist tenia una piel tan clara y ese cabello negro que impresiona, era una parte griego, pues yo sabia que un hombre tan impresionante no podría ser solo Tailandés ¿o si?.

Era aún más hermoso a la luz del día... bueno, fuera del gimnasio luz natural y todo eso su cabello brillaba en el sol y sus brillantes ojos estaban fijos en los míos.

Mi pene se contrajo mientras Krist se inclinaba más cerca a mi, después levanto la mano.

—Tienes un poco de salsa en tu cara — sonrió, limpiándolo con su pulgar.

—Veamos, primero salgo volando de una cinta de correr, y luego socializo con la comida en mi cara —suspiré— Estaba en lo cierto, soy tan malo en esto.

Krist rio suavemente.

—Creo que es adorable.

—¿En serio? ¿No encuentras patética mi falta de genialidad o experiencia?

—¿Has tenido citas antes? —La cabeza de Krist se inclinó hacia un lado

—Maldición —suspiré— Soy increíble ¿no?

—Lo encuentro entrañable. — Krist tocó mi cara ligeramente — Sin embargo, creo que alguien que luce como tú debería tener un montón de citas.

Maldición, eso era sólo... wow.

—Podría decir lo mismo de ti. ¿Estás soltero? — Pregunte, aun que debo de ser sincero con un poco de temor a la respuesta.

—¿Quieres que lo esté? — sonrió Krist.

—Dios, sí. ¿No lo dejé bastante claro cuando golpeé contra la pared?

—Tienes suerte, Sing. Estoy soltero.

—En ese caso, ¿me dejarás llevarte a cenar una noche? Ya sabes, ¿por cuidarme?

—No.

—¿No? —Mi intestino se cerró y luché contra el impulso de gritar o maldecir en ese momento este era el hombre perfecto. Lo quería, era dulce, divertido y sobre todo inteligente.

Cuando estaba a punto de colapsar Krist interrumpió mis pensamientos.

—No, iré a cenar contigo porque quiero, y me agrada estar contigo, no porque me debas por algún esfuerzo de rescate.

Krist tomó mi mano y me sonrió. Santa mierda, estaba perdido su sonrisa, sus ojos, su cuerpo, su cerebro... todo acerca de este hombre me llamaba y nunca había querido besar a nadie tanto como lo hacía Krist.

Pero no iba a hacerlo, sin embargo. Habia comido salsa y cebolla. No podía añadir un beso fallido a mi descoordinado vuelo fuera de la cinta de correr y al haber dejado comida en mi cara como un niño pequeño.

Trabajando. Sin tiempo para eso que llaman amor- SingtoKrist (Historia 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora