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Euge

Me desperté a las horas por un trueno que retumbó en toda mi casa. Miré la hora en el reloj porque no tenía ganas de prender el celular.

Las 2 de la tarde.
 
Almorcé una milanesa que había sobrado de ayer con un poco de arroz y me volví a acostar, pero esta vez prendí el celu para ponerme la alarma.

Cuando lo prendí vi unos mensajes de mis amigas y algunas notificaciones de Instagram y Twitter. Nada nuevo.

Dormí como mucho una hora más y me volví a despertar por otro trueno. La lluvia me tenía harta.

Estaba tratando de agarrar fuerzas para levantarme y hacer algo por mi vida cuando me sonó sonó celu.

Lo levanté como pude y atendí sin mirar. 

-¿Hola?-

-Meu ¿estas en tu casa?- se me revolvió el estómago.

-Si ¿por?- me mordí las uñas.

-Porque estoy cerquita, me doy una vuelta por ahí si queres y te hago compañía.-

-Dale, Nico. Te espero, besote- Parezco mi tía pocha hablando por teléfono. 

Ahora sí o sí me tenía que levantar, la puta madre. 

Ordené un poco el desastre que era mi cuarto y me cambié la ropa. 

-Hola, gordita- dijo contento como de costumbre cuando me vio abrir la puerta.

-Holis- medio sonreí y él se dio cuenta de que me pasaba algo.

-¿Qué pasa? ¿Te sentis bien?- preguntó preocupado. -¿Andabas llorando?- No hacía falta que me preguntara qué ya estaba por llorar de nuevo.- Uy que pasó- me abrazó fuerte.

-Tuve un día de mierda, no pasa nada- 

-Me podes contar, si queres. No está bueno que te quedes así.- me agarró la mano.

No sé que hice para conocer a este sol de persona, pero agradezco todos los días.

-Capaz en un ratito, ahora quiero estar tranqui-

Y fue lo que hicimos.

Nos quedamos sentados casi en silencio pero con una tranquilidad tremenda, lo que me sirvió un montón.

Después de un rato fuimos al cuarto a acostarnos. Nico se acostó primero, me dejó un lugar para que me acostara y cuando estábamos los dos me abrazó y yo empecé a llorar, de vuelta.

Ya estoy harta.

-¿Me vas a contar que te pasa?- susurró mientras me hacía mimos.

-No me hagas esto Nico, me haces sentir peor- le corrí la mano.

Se rió nervioso.-perdón-

-No, tranqui- lo miré- Hoy fui a hablar con Tiago.

Enseguida entendió por qué estuve para el orto todo el día.

-¿Cómo te fue?- pensó dos segundos- creo que no muy bien ¿no?

me reí.-estas en lo correcto- me mordí los labios y cerré los ojos para no llorar.- Me siento mal por ponerte en esta situación.-

-¿en qué situación?-

-En esto de que no se que me pasa con ninguno de los dos. Vos sos lo más lindo, haces todo bien, estás todo el tiempo conmigo y me encantas, pero todo el tema de Tiago me confunde muchísimo, y no te mereces que te boludeen. Y tampoco me parece justo querer tenerte conmigo cuando ni yo sé lo que quiero.- 

asintió mientras me miraba.

-creo que lo mejor va a ser terminar todo acá, Nico- lo miré con lástima. Me dolía tener que hacer esto pero realmente no se merece estar en medio de estas pelotudeces.

-No- ¿Cómo que no? Lo miré descolocada.- no quiero terminar nada acá. Vos también me encantas y me encanta estar contigo, por lo que voy a aprovechar hasta que sepas bien lo que sentis para estar juntos- me pasó un brazo por arriba para ponerme más cerca de él.

-¿No te molesta que tenga un entrevero en la cabeza entonces?- me sorprendió su respuesta.

-Un poco si.- suspiró- pero igual quiero estar contigo, hasta que sepas lo que queres.-

Le di un beso.

Me sentía tan bien con él que me daba hasta bronca estar tan confundida.

Realmente no se lo merece.

-sos lo mas- 

-vos también-

-En serio te digo, Nico. Si un pibe me viene a decir que quiere terminar todo porque está confundido sabes como me voy a la mierda- se rio.

-Igual, sabes que podes contarme lo que sea que voy a estar siempre para escucharte. No importa si al final no soy yo, quiero que tengas la confianza de poder decírmelo para que nadie quede mal.-  

-Obvio que si- 

-Ahora contame que hablaste con el otro- 

Le hice el cuento de todo lo que hablamos y hasta él se enojó, y con razón.

-qué pibe pelotudo- dijo con bronca- no pensé que fuera así cuando me lo presentaron por primera vez- 

-no vale la pena que te enojes vos también, con uno solo basta y sobra. Igual, gracias por escucharme, me estaba haciendo mal estar con eso dándome vueltas en la cabeza- 

-cuando quieras, mi reina.- me guiñó un ojo- ¿podemos levantarnos a merendar? me está matando el hambre.
-Más vale, estaba esperando a que lo propusieras.- me levanté rápido, la merienda me parece la mejor parte del día.

Le estaba diciendo que buscara la yerba para el mate cuando me interrumpió el timbre.

-¿esperas a alguien más?-

-que yo sepa no- dije acercándome a la ventana para mirar. 

Cuando lo vi abajo de la lluvia se me trancó la respiración en el pecho. 

𝗯𝗮𝗰𝗸 𝘁𝗼 𝘆𝗼𝘂 | 𝗧𝗶𝗮𝗴𝗼 𝗣𝘇𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora