Capitulo dieciocho: Campamento.

102 9 0
                                    

— Cuidado Joaco, te vas a caer.

— ¡Si sé!— Exclamé mirándolo con el ceño fruncido a quien me miraba con una sonrisa burlesca.

Actualmente nos encontramos cruzando un pequeño río que había entre el bosque, pisando las pocas piedras que habían para ayudarnos a cruzar sin mojarnos.

Gabriel, el sujeto que se nos había unido hace poco en esta pequeña travesía. Desde que habíamos llegado, este maldito infeliz no había parado de molestarme.

Que si me iba a caer, que cuidado con esto, cuidado con esto otro. ¡Que ya sé! Dios santo, sé cómo mierda caminar, mi mamá me enseñó bien.

Y como si Dios me haya escuchado insultar justo después de nombrarlo, me castigó haciéndome tropezar.

Pero por lo menos se apiadó de mi, dándome a Nicolás que justo estaba a unos centímetros de mí para evitar mi completa caída.

— Te lo dije.— Me aferré más al cuerpo de Nicolás para luego mirarlo con enojo.

— ¿Por qué no caminas tú primero?— Intenté hacerlo avanzar.

Negó mirándome entretenido, este hijo de perra estaba haciendo todo esto a propósito.

Me separé lentamente de Nicolás, aún siendo cuidado por él, pues me seguía sosteniendo de la mano, luego de acomodarme lo suficientemente bien, no lo solté, y el tampoco a mí.

Pisé una piedra con el suficiente cuidado, dejando a Nicolás atrás, que se estaba asegurando que no cayera, a solo unos metros estaba la orilla. Luego de estar completamente seguro de dónde pisaba, solté su mano, para seguir adelante.

Llegué rápidamente a la orilla, siendo seguido por Gabriel, que seguía molestandome. Miré cómo Nicolás ayudaba a mis hermanos a cruzar, principalmente a Arianna que se le estaba dificultando mucho más.

Ethan fue el siguiente en llegar, para luego mirar junto a nosotros como Arianna intentaba pasar.

Hasta que de pronto, mi hermana se tambaleó violentamente, haciendo que Nicolás hiciera todo lo posible por estabilizarla. Lo logró, sin embargo él tuvo que meter sus pies al agua.

Miró hacia abajo soltando un suspiro de cansancio, más lo que había batallado por intentar no mojarse y al final fue en vano, pobre Nico.

— Lo siento...— Se disculpó mi hermana con incomodidad.

El chico negó suavemente, quitándose la mochila, se la pasó a Arianna, quien algo confundida la aceptó. Se dió la vuelta agachándose, comprendí la intención al instante, haciéndome sobresaltar en mi sitio.

— Sube, pasaremos más rápido así.— No tomé atención a su tono de voz, pero sí a como mi hermana se había sonrojado para hacer caso y subir a su espalda.

Frunci el ceño, escuchando un pequeño suspiro de parte de Gabriel a mi lado.— Es un caballero.

Sabía por su tono de voz la broma, junto a mi hermano se rieron. Pero a mí no me hacía ni un poco de gracia.

Tener que ver a Nicolás, soportar el frío de sus pies, sabiendo lo sensible que era. Por llevar a la tonta de mi hermana en brazos, evitando que ella se moje, ya que le había dificultado cruzar solo por el tipo de zapatos que había traído, fáciles de resbalar. No me hacía ningún tipo de gracia.

Al llegar a la orilla, bajo a mi hermana con suavidad, recibiendo su mochila nuevamente, se la puso para luego caminar adelante. Lo seguí en silencio.

— Solo hay que bajar por la desembocadura del rio, nos llevará a un lago. Ahí quedaría.— Apuntó con su dedo índice el lugar.

Se veía tan bonito desde donde estábamos, que casi me hizo olvidar lo que había sucedido anteriormente, pero no, no fue suficiente.

Ignorando completamente los comentarios que hacía Gabriel a mi lado, seguí en silencio, no quería hablar, me conocía lo suficientemente bien como para saber que si abría la boca, no me callaría nunca y arruinaría el ambiente.

Pero mi garganta apretaba ya, estaba enojado, sí, lo admitía sin ningún problema. Pero también sabia perfectamente que Nicolás no podía hacer nada al respecto hasta que llegáramos al lugar e hiciéramos nuestras respectivas carpas.

Suspiré, concentrándome por dónde caminaba, para no tropezarme yo también, estábamos pasando justo por una bajada lo suficiente empinada como para que un solo paso en falso nos hiciera rodar por lo que seguía.

Noté como Nicolás bajaba rápidamente, para luego tomar mi mano y ayudarme a bajar, mi estómago se apretó, ante la mínima posibilidad de ahora yo tropezar y hacer caer a Nicolás y dejarlo completamente embarrado.

Pero tampoco quería soltarlo, quería que él fuera atento conmigo y me ayudase a bajar. Solo a mí.

¿Estaba siendo demasiado egoísta?

Apreté mucho más su mano, recibiendo su mirada extrañada, mordí mi labio hasta que ví que Nicolás estuviera lo suficiente seguro como para caer. Y me lancé a él sabiendo que me atraparía.

Me abracé a sus hombros, sintiéndolo temblar, si estaba teniendo frío y lo estaba aguantando tan bien.

Me correspondió el abrazo, separándose lo suficiente de mi como para mirarme directamente a la cara.

— ¿En serio estás bien?— Negué, me acarició la mejilla.— Espérame ahí, voy a ayudar a...-

— No, ven conmigo.— Lo interrumpí, Arianna podía bajar sola.

Asintió suavemente, lo tome de la mano para caminar junto a él a dónde él se refería, haría el pequeño campamento.

Me soltó para acercarse a un pequeño tronco, tomarlo y ponerlo cerca de mi, me obligó a sentarme.

— Déjame hacer la carpa, ¿Bien?— Frunci el ceño.

— Yo quiero hacerla.— Intenté que él fuera quien descansara.

— ¿Sabes cómo?

— Eh...— No, no tenía idea.— Me vas enseñando.

Se rió.— No me demoro nada.— Se volvió alejar.

Me resigné en mi sitio, haciendo un pequeño puchero, Nicolás no entendía porque le insistía tanto, quería que él se cambiara de zapatos mientras yo lo hacía, si no seguirá sintiendo frío.

Escuché como los demás se acercaban a mi, voltee para mirarlos, para mí sorpresa, Gabriel se encontraba completamente embarrado de tierra.

— Pff-¿Que le pasó?— Intenté aguantar la risa.

— Antes de venir, le dije a Nicolás que esa maldita bajada se me dificultaba... Pero él prefirió avanzar junto a tí que ayudarme a bajar.— Comentó, haciéndome reír mucho más fuerte.

Entonces no era a Arianna a quien intentaba ayudar.

Me seguí riendo tanto del malentendido que había hecho mi propia estupidez como la desgracia de Gabriel.

Huaso. [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora