Huaso. [BL]

Capitulo cuarenta y seis: Compensación.

—¡Nico! —Y prácticamente me abalance a sus hombros, colgandome de su cuello, como si no lo hubiera visto en años.

Repartí besos por todo su rostro, dejando completamente de lado la anterior disputa iniciada hace solo unos minutos. Intenté besar sus labios, recibiendo un evidente rechazo de su parte, quien desvío su rostro, hacia la persona que aún seguía frente a nosotros.

Miré a mi pololo, notando que en ningún momento me dirigía la mirada, solo mantenía una evidente molestia ante Derek.

—Oh... —La voz de Derek llamó mi atención a él, quien miró a mi pareja de arriba abajo para luego sonreír. —Hola, ¿Cómo estás?

Mi mandíbula casi fue directo al suelo, miré a Nicolás, quien miraba a mi 'amigo' perplejo.

—No te importa. —Contestó en un tono molesto.

—Me llamo Derek. ¿Y tú? —Prosiguió aún sin borrar su sonrisa.

—No me importa. —Insistió Nicolás.

—Que antipático. —Bajó la mano que intentaba estrechar con Nicolás, ante su evidente rechazo.

—¿Qué mierda te pasa, Derek? —Hablé. —¿En serio crees que mi pololo actuaría bien contigo?

Se encogió de hombros. —Creí que su relación estaba rota, mi error.

—¿Disculpa? —Preguntó Nicolás.

—Para empezar, no te lo tomes a mal, no tengo nada contra tuya, ni te conozco. —Siguio hablando. —Tampoco es como si te debiera lealtad, no es mi responsabilidad.

Nicolás no respondió.

—Te dije que no quería nada contigo. —Insistí, Derek asintió.

—Como dije anteriormente, creí que estaban peleados.

—Ahora ves que no, vete. —Habló Nicolás.

—¿En serio? A mí me parece que si. —Miré a Nicolás ante su deducción, quien seguía sin mirarme, pude notar como apretaba la mandíbula.

—No te incumbe, Derek. —Hablé. —Esté o no con él es cosa mía. Ni estando soltero estaría contigo.

Derek me miró durante unos segundos, parpadeando repetidas veces, para luego reírse entretenido.

—Oh no, para nada. —Sonrió. —Solo quería sex-

—Te voy a-

Levantó las manos al instante. —Tranquilo, hombre. No quiero pelear.

Llevé mis manos a mi rostro, suspirando con cansancio, el primer amigo que hacía por mí mismo, y quería cojerme.

—Por cierto. ¿Cuántos años tienes? Te ves joven. —Intentó hablar con Nicolás.

—¿Por qué mierda sigues hablándome?

—Que personalidad. —Comentó. —Te gustan menores, comprendo.

—Ya cállate Derek. —Hablé, sonrió.

—La oferta del tatuaje sigue en pie. —Concluyo, despidiéndose con un asentimiento de cabeza con Nicolás. —Y lo otro, claro.

Y guiñó el ojo antes de alejarse por completo, Nicolás soltó un suspiro de cansancio mientras Gabriel se paraba a nuestro lado, palmeando levemente el hombro de Nicolás.

Reconocí sus rizos perfectamente peinados está vez, confirmandome que él había sido la persona que me había hecho bajar en primer lugar.

—¿Y bien, Joaco? —Sonrió está vez mirándome. —Tienes buen gusto, no eres na' tonto.