Capitulo seis: Juegos.

93 10 0
                                    

— Lebron James...— Murmuré.

— No le pondrás Lebron James a mi caballo, Joaquín.— Advirtió mi abuelo.

— ¡Ahg! No sé poner nombres.— Me quejé.— Le pide al weon con menos imaginación de esta familia.

— Na' no eres el único, tu mamá le puso Javier a tu hermano por Javier Solís.— Reí.

— Buenos temas.— Le seguí el juego.— Papá... ¿Qué le parece 'Spirit'?

Txi' buena oh', ponele ahora 'Tiro al blanco'— A pesar de que me estaba agarrando pal' webeo, no pude evitar reír junto a él.

Nos encontramos en el patio de la casa, él se encontraba haciendo una pequeña casita para pájaros mientras que yo lo miraba.

No había pasado mucho tiempo desde que estaba aquí, por lo menos unos 7 días. Exacto, llevo 7 días pensando un nombre para el caballo de mi viejo.

En mi defensa, pareciera que ponerle nombre a un caballo era mucho más difícil que a un niño, ¿Por qué? Simple, cuando alguien le pone nombre a un animal, prefiere ponerle uno especial y que no se repita. En cambio a un niño, si no tienes suficiente imaginación, simplemente le pones el mismo nombre que un pariente o un famoso.

— Me rindo.— Solté.— No sirvo pa' está wea.

— Por dios Joaco weon, como chucha van a llamarse tus hijos.

— Cristiano Ronaldo.— Miré a mi abuelo emocionado.

— Ni lo pienses.

— ¡Puta la wea!— Exclamé.

— He terminado.— Una tercera voz se unió a la conversación.

Nicolás, el chico que solía venir a ayudar a mi abuelo estaba frente a él, había estado un par de horas cortando leña.

Lo habría hecho yo... El problema es que aunque me hayan enseñado, me era imposible cortar un solo palo bien.

— ¿Todo terminado?— Preguntó, a lo que el chico asintió, por lo que mi abuelo se levantó de su asiento para entrar a la casa.

A veces me sorprendía lo rápido que era este weon para terminar las cosas, del poco tiempo que llevaba aquí, por lo menos había venido 6 veces a la casa para hacer distintos trabajos que le tenía mi viejo.

Lo miré con atención, notando lo cansado y sucio que se veía, sin embargo pareciera que no le era importante para él. Tecleando quizás quien sabe qué en su celular, completamente indiferente a mí.

— ¿Quieres un vaso de agua?— Pregunté cordialmente, tampoco iba a pasar por alto su entrecortada respiración dando a entender lo agotado que estaba.

— No gracias.— Lo ignore alejándome lo suficiente como para servirle agua de la botella que tenía a solo unos metros de mi, ya que mi abuelo también había estado tomando.

Algo que había notado durante este pequeño tiempo, es que a este chico no le causo ni un poco de curiosidad. Casi nos hemos visto todos los días y aún así nuestra palabras no solían ni traspasar los simples saludos.

Tampoco es como si aquello me quitará el sueño, al contrario, yo tampoco me sentía muy atraído a él como para querer conocerlo, sin embargo estaba un poco obligado, ya que mi abuelo siempre lo llamaba.

La situación era así, tenía que tratar con él, si o sí.

Recibió el vaso de agua con una mueca incómoda, aunque no pudo evitar tomarla.

— Gracias...— Agradeció, sonreí sin querer.

Aquella situación me hacía gracia.

— ¿De dónde eres?— Pregunté, corregí mi pregunta al segundo.— Digo, dónde vives.

Huaso. [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora