003: Primeras veces

407 4 0
                                    

El piso de Mia y Félix se encontraba en un barrio de clase media-alta bastante transitado por jóvenes y repleto de bares y locales de ocio nocturno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El piso de Mia y Félix se encontraba en un barrio de clase media-alta bastante transitado por jóvenes y repleto de bares y locales de ocio nocturno. Vivían en un apartamento luminoso, lleno de macetas con distintas plantas cuidadas por Félix: cactus de todo tipo de formas y tamaños, macetas de tomates cherry, alguna maceta con peonías y una medinilla muy bien cuidada situada en el recibidor. No tenían otros compañeros de piso, lo que les daba mucha comodidad y espacio.

Aquella fresca mañana de miércoles el melifluo sonido del timbre del apartamento resonó por todo el interior del mismo. Tanto Félix como Mia sabían que era demasiado pronto para tratarse de un repartidor que trajese algún pedido hecho por Mia en Internet, así que, sin demasiado entusiasmo, Félix fue a mirar en la cámara del portero automático. Se quedó bastante sorprendido cuando vio de quien se trataba: era nada más y nada menos que su nuevo novio falso, Óscar. A decir verdad, había olvidado completamente que el día anterior le había dicho que lo iría a buscar y seguía en pijama.

—¿Quién es? —dijo, tontamente, como si no lo supiese.

—Soy yo, amor. ¿Vamos juntos a la uni?

¿Cómo que «amor»? Félix entendía que tenían que parecer una pareja, pero no le parecía necesario que lo llamase así, y menos teniendo en cuenta que no había nadie para verlo además de Mia.

—N-no me llames así, no nos ve nadie...

—Nunca sabes dónde puede haber alguien cotilleando. Bueno, ¿quieres que te lleve o no?

Wow, era la primera vez en toda la carrera que no iba a ir a clase a pie o en autobús. Bueno, hubo una vez que tuvo que pedir un taxi porque se durmió, pero eso no cuenta.

—Hmm... Vale, ahora bajo, un minuto.

Óscar se despidió guiñando a la cámara del aparato, lo cual le dio un escalofrío a Félix y provocó que colgase el telefonillo rápidamente.

—¿Quién te estaba llamando «amor»? —dijo Mia, con una cara perversa desde el salón.

—Sabes perfectamente quien era, no te hagas la tonta —contestó él, irritado, poniendo los brazos en jarra—. Voy a prepararme, que quiere llevarme a clase o algo así.

—¿Vuestra primera cita, quizá? —empezó a reír a carcajadas—. ¡Oh, Félix, vayamos juntos a clase que quiero estudiar tus labios! —recitaba frases sin sentido con un tono dramático, parecía que estuviese en una obra de teatro mediocre.

Félix se moría de la vergüenza mientras escuchaba a su compañera de piso burlarse de él. ¿Cómo podía haber acabado así? Él era un joven con sueños y esperanzas y ahora estaba a punto de ir al campus con su novio falso, un posible asesino en serie.

¿Y si estaba intentando matarlo a él también?

Al fin y al cabo, el único objetivo del pacto era usarlo como cebo para el asesino... ¿Pero y si el asesino era él?

Una mentira para Óscar [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora