006: Café y crimen

385 3 0
                                    

Se estaba haciendo tarde, ya casi eran las seis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se estaba haciendo tarde, ya casi eran las seis. Después de almorzar con Mónica y Elena, continuaron la investigación y cuando se quisieron dar cuenta se habían pasado el día tratando de encontrar alguna pista sin demasiado éxito. Francamente, se sentían decepcionados y agotados.

—Lo siento Mia... Ha sido culpa mía, si no hubiésemos ido al gimnasio podríamos haber buscado en otros sitios... —se lamentaba Félix.

—No pasa nada, Feli, no todos los días podemos tener nuestro momento «Horatio Caine». Además, tampoco podíamos ir a otros lugares.

—Ya, lo sé... Aún así, creo que podría haberlo pensado mejor, si la policía no había encontrado el arma nosotros tampoco la íbamos a encontrar...

Mientras se lamentaban, ponían rumbo hacia la salida del campus, donde aquella misma mañana Óscar había aparcado su coche. Félix no pudo evitar recordar aquel vergonzoso momento en el que el chico le abrió la puerta del descapotable como si él mismo no fuese capaz.

Desafortunadamente para él, Óscar apareció sin previo aviso y empezó a dirigirse hacia ellos con una sonrisa de oreja a oreja. Sabía que nada bueno le esperaba.

—¡Amoor! —gritaba él mientras se acercaba—. ¿Cómo te ha ido el día?

Cuando se encontraba a una distancia prácticamente invasiva para Félix se acercó y le dio un beso en la mejilla. Él, por su parte, no reaccionó y se quedó en silencio con cara de pocos amigos.

—No nos está viendo nadie, no hace falta que te comportes así —cortó en seco.

—Nunca sabes dónde puede haber algún mirón —respondió mientras seguía sonriendo—. Bueno, cambiando de tema, he pensado que hoy podría llevarte a hacer algo juntos, ¿qué me dices?

—¿H-hoy? ¿Ahora?

La expresión agria del chico cambió. Miró hacia Mia, que todavía no había dicho nada, y esperaba una respuesta por su parte. Ni tenía ganas de ir con él ni podía, pero no sabía cómo decirle que no. Además, Mia era mejor en cuanto a la diplomacia se refiere.

—Lo sentimos Óscar —dijo al fin la chica—, pero justamente ahora tu chico y yo nos vamos a investigar y a tratar de defenderte, hemos quedado con el resto del equipo en el piso de Sam. ¿No podrías llevártelo en otro momento?

Cuando Félix oyó que su amiga se refería a él como «el chico de Óscar» se irritó, pero no quería que pareciese evidente porque sabía que seguramente acabarían haciendo algún tipo de chiste o burla entre los dos con respecto al dichoso tema. Mientras tanto, Óscar permaneció pensativo durante unos instantes.

—Hmm... Bueno, puede que tengamos que aplazar nuestra cita para otro momento, ¿pero qué tal si os llevo al piso de Sam? ¿Sabéis dónde vive?

Félix miró a Mia, esperando otra respuesta suya.

Una mentira para Óscar [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora