Félix se despertó perezosamente mientras pensaba en el agotador día que le esperaba en la universidad. Por si fuera poco, además de tener menos tiempo para investigar, la primera clase del día era derecho penitenciario con aquel profesor tan aburrido al cual no soportaba. Se frotó los ojos y buscó a tientas en su mesita de noche sus gafas ovaladas. Una vez puestas, se fijó en su habitación y empezó a enfocar poco a poco su vista hasta ver de forma totalmente nítida. Solía costarle unos instantes todas las mañanas habituarse a la luz diurna.
Salió de su cuarto prácticamente a rastras hasta llegar a la cocina en busca de algo digno de su desayuno. Optó por prepararse unas tostadas con mermelada de fresa acompañadas de un zumo de naranja, obviamente exprimido por él mismo. Además de esto, también se troceó un plátano y le añadió trozos de chocolate en un bol de plástico, para acompañarlo todo. Para el chico, el desayuno era como una especie de ritual inquebrantable que debía seguir cada día de la mejor manera posible, así que no era de extrañar que tardase más tiempo en prepararlo que en arreglarse para ir a la universidad.
Solía preparar también el desayuno de Mia, así que para seguir contando con su amistad y con su mitad del alquiler mensual del piso aprovechó el tiempo en el que se hacían sus tostadas para prepararle un café a la chica. Sabía que le gustaba extremadamente amargo y acompañado de una magdalena o dos, dependiendo de la prisa que llevase en el momento.
Mientras la casa se llenaba de un fuerte aroma a café, Mia salió de su habitación con una expresión ilusionada, raro en ella a esas horas de la mañana. Parecía que llevase un rato despierta, ya que salió de su cuarto ya arreglada, vestida, peinada e incluso maquillada.
—Buenos días —dijo ella, con un tono totalmente neutral.
—Pero bueno, mírate —respondió Félix—. ¿Qué haces arreglada tan pronto? ¿Vas a salir a algún sitio?
—¿Eh? Pues no lo tenía pensado, pero no sé... Sólo me he arreglado para no llegar tarde, nada más.
—Ya, haré como que me lo creo y seguiré preparando el desayuno. Estará todo listo en un ratito.
La chica se sonrojó y se dirigió directamente al baño, cerrando la puerta de la habitación tras de sí. Mientras tanto, Félix rodó los ojos y siguió organizando su pequeño banquete matutino en dos bandejas. Una vez estaba todo listo, lo dispuso en la mesa y empezó a comer sin esperar a su amiga.
Por otra parte, Mia encendió su móvil mientras se miraba en el gran espejo del baño. Ponía gran énfasis en sus ojos color oliva, que habían ligeramente maquillados, así como también en sus labios, ahora de color carmín. No quería llevar un maquillaje excesivo, pero tampoco quería pasar desapercibida en la que sería su primera cita desde que se fue de su Francia natal. Eso sí, si ella hubiese querido habría tenido millones de citas anteriores a aquella, porque los pretendientes a los que había rechazado se contaban por docenas.
ESTÁS LEYENDO
Una mentira para Óscar [©]
Mystery / ThrillerDos estudiantes de cuarto año de criminología empiezan a presenciar las muertes de varias de sus compañeras que, de alguna forma u otra, están todas relacionadas con un chico: Óscar, uno de los estudiantes más apuestos de todo el campus. Bueno, o al...