011: Romeo y Julito

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Mientras Óscar publicaba el vídeo en su historia de Instagram, Félix la resubía en la suya, fijándose en la frase tan cursi que había añadido el chico a modo de pie de página: «Eres mi canción favorita»

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Mientras Óscar publicaba el vídeo en su historia de Instagram, Félix la resubía en la suya, fijándose en la frase tan cursi que había añadido el chico a modo de pie de página: «Eres mi canción favorita».

—¿En serio? —dijo leyendo la frase en voz alta.

—¿Qué pasa? ¿No te gusta la frase?

—Bueno... Es bonita, supongo. Un poco pastelosa para mi gusto.

—Es una frase digna de alguien que está hasta las trancas de ti —sonrió cerrando los ojos. A Félix le dio un escalofrío.

—Esto... Supongo que ahora es cuando nos separamos y cada uno va a su clase, ¿no?

—¿Separarnos? De eso nada, te voy a acompañar a clase. Dame la mano.

Félix refunfuñó contrariado, pero aún así tendió su mano tímidamente y giró la mirada hacia otro lado. Óscar entrelazó sus dedos fuertemente y juntos caminaron hasta salir del aparcamiento y verse abrumados por todavía más mirones acechándolos. Ante su presencia, Óscar se acercó a Félix y sin previo aviso le dio un beso dulce en la mejilla.

—¡Pero...! —exclamó Félix.

—Shh, tú actúa normal —cortó rápidamente Óscar.

—Si actúo normal ahora mismo debería darte un bofetón delante de todos.

—Ya me darás todos los bofetones que quieras el sábado, no te preocupes. Ahora sonríe.

Eso de que le robaran besos no le gustaba nada, aunque fuesen en la mejilla. Bueno, pensándolo bien, se alegraba de que Óscar no fuese tan lanzado como para darle un beso en los labios. Hizo su mejor esfuerzo para sonreír con naturalidad y empezó a caminar en dirección a su clase arrastrando a Óscar de la mano, quien caminaba exageradamente lento a su parecer. Él, por su parte, seguía sonriente mientras tenía que acelerar el paso a la fuerza hacia la facultad del chico, no sin antes darse cuenta de las miradas de la gente y acercarse más a Félix, llegando incluso a caminar cogiéndolo por la cintura, lo cual le dio un escalofrío al segundo que le recorrió de la cabeza a los pies y que además también se hizo notar en el cuerpo de Óscar.

Al llegar por fin vieron que en las puertas de aquella clase se había acumulado un gran gentío de alumnos con cara de preocupación y cansancio a partes iguales. Haciéndose un hueco entre la multitud, Óscar se dispuso a despedirse de Félix.

—¿Te ha gustado nuestro paseíto?

—¿Tengo que decir la verdad?

—No hace falta, sé que te ha encantado.

Félix puso los ojos en blanco, obviando su desacuerdo.

—Aún así —siguió Óscar—, te aseguro que el día no hará más que mejorar, en serio. Ya quiero que veas lo que he planeado que hagamos después de clase.

Una mentira para Óscar [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora