Una mexicana en la emperatriz divorciada

Drogas abortivas para la amante

Había pasado todo normal; pero sentía esa intranquilidad recorrer mi cuerpo todo sería tan diferente ahora; exilió peleas sería tan; estresante así que quise empezar a moldear mi plan de causar el divorcio y haría algo que no me dejaría orgullosa.

Estábamos en la documentación mientras Sovieshu me preguntaba un par de cosas y dijo algo que me dió entrada para el plan.

—¿Por qué la emperatriz no puede entenderme?— quería responder "¿por qué no trata de entenderla usted a ella?" pero
—Tal vez ya no está interesada en usted; digo fue entrenada para ser una emperatriz, no una esposa entonces tal vez ahora que la relación entre ustedes acabo solo quiera interesarse en su propósito
—Dices que; ¿solo está interesada en ser emperatriz?
—Tal vez— su expresión cambio demasiado, me seguía dando pena su relación; pero yo solo debía ayudar a los hechos originales no puedo hacer las cosas a mi antojo.

Una vez me dijieron que si algo se escribió en tinta fue para no ser borrado y que así debía ser; me aferró a que solo debo ayudar a que los hechos sucedan; manipular un par de cosas pero al final sería lo mismo el orden de los factores no altera al producto ¿cierto?.

Ergy y yo éramos algo cercanos ahora; el me daba las cartas de Mckenna y el se encargaba de enviar las mías.

Aquella tarde de cartas estábamos sentados en el jardín cuando una sirvienta llegó corriendo.

—Señorita Daath s-su majestad está solicitando su presencia en la sala de trono ahora— me levanté pero
—¿No la vas a leer?— Pregunto curioso Ergy
—En, un rato búscame en mi habitación más tarde adiós.

Fui corriendo a dónde Sovieshu y cuando entre estaba sumamente molesto su mirada infundia miedo; algo estaba muy muy mal.

—Solicito verme su majestad
—¡El hermano de la emperatriz puso droga abortiva en la comida Rashta!— mis manos temblaban ¿por qué tengo tanto miedo— ¡Dónde se supone que estás cuando te nescesito! ¿Acaso estás de lado de esos traidores? ¿quieres el mismo destino que Kosair?
—¿Para qué s-solicito...verme?— se relajo un poco al verme temblar
—Quiero que cada comida que sea servida para Rashta sea supervisada, quiero que el hermano de la emperatriz tenga un castigo y nescesito que hagas una orden y una carta para la casa Trovi ¡ahora!— asentí y salí lo más rápido que pude de la sala.

Estaba muy asustada; mi corazón quería salir por mi garganta y mis manos no dejaban de temblar sentía que saldría en algún momento y me golpearía así que corrí aunque las piernas me temblaban.

Llegué a la oficina y el Marqués Karl me ayudó a hacer los documentos que Sovieshu me pidió aunque mis manos y piernas temblaban no podía pensar en otra cosa más que acatar las órdenes aunque antes de marcharme el marqués me tomo del brazo y me causo un susto total.

—No tengas miedo, el no va a hacerte nada solo está molesto. A mí me ha gritado incontable veces y aún así no le temo
—Pregunto si estaba de lado de la emperatriz y tengo miedo de que crea de verdad eso
—Ve a hablar con el, yo llevó esto por ti... lo que más necesita en este momento es su voz de razón y esa eres tú— las palabras del marqués fueron como un balde de agua de realidad. No podía tener miedo de nadie, ni a Sovieshu, ni a Rashta, ni a nada.

Mis piernas aún temblaban pero camine de nuevo hasta el salón de trono y entré; aún estaba enojado y sumamente estresado así que me acerqué lentamente.

—Antes de que me grites, los documentos ya los ha llevado el marqués Karl. El castigo no lo dictó así que no hize ningún tipo de orden hacía el ahora que si desea dictar una orden debe pedir una junta— volteo a verme, aún me temblaban las piernas
—Como tienes la valentía de tutearme aún cuando estamos en un momento así
—Desde que llegue, usted no ha parado de decirme que soy su salvadora, que hago sus días fáciles y tranquilos, que puedo brillar al igual que otras mujeres y ahora le demuestro que lo que dice es la auténtica verdad. No soy como otras mujeres y no dejaré que trate a todos como basura solo por sus problemas personales; si es un delito grave pero ese bebé...ese bebé no es un hijo legítimo por lo tanto no es asunto del estado y aunque te enojen mis palabras es la verdad. No solo será un padre, ni es un esposo; también es un emperador y debe comportarse cómo tal, así que adelante mireme a los ojos y sin gritos ni peleas dígame que debo hacer; no soy su perro ni su esclava así que me habla bien o de otra forma si tendrá motivos para decirme traidora.

Y cuándo menos lo esperaba suspiro y se puso de pie frente a mí, deje mi cabeza en alto y puse mi mirada y lo ví a los ojos nos miramos y el volvió a suspirar.

—Ni el marqués Karl me ha hablado así ¿lo sabes?
—¿Va a castigarme?— Negó con la cabeza
—Te he dejado odiar a Rashta, cosa que no le dejo ni a la emperatriz, me hablas de "tú" cosa que ni Rashta con tanto y amor confianza que tiene hacia mi hace, me retas algo que no le cruza por la mente ni al marqués Karl ¿de dónde vienes? ¿eres realmente quien dices ser?
—No es tiempo para eso; debe hacer algo ante lo que acaba de pasar— el hizo una reverencia- espera ¡una reverencia! Cristo de Iztapalapa que acabó de hacer.

—M-majestad que está haciendo
—Una vez, de las ocasiones en que no me controle y le grite a la emperatriz te molestaste conmigo y no me obedecías debía matarte o expulsarte pero hay algo en ti que me motiva a mantenerte a mi lado así que te pido perdón; así como me haces pedirle perdón a la emperatriz, al marqués ahora te pido perdón a ti por tratarte tan mal
—Perdonado, está perdonado— sonreí, aunque sabía que algo no bueno estaba por pasar y lo sabía; pero al menos habíamos pasado está mala racha.

A mí no me griten, que lloró