La fiesta para el bebé

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Nescesitaba pensar, las cosas eran complicadas para este momento y siempre que actuaba para mover piezas en el juego lo hacía sacando la mano y escondiendo la cara y soy chismosa digo; me gusta saber y ver las cosas.

Así que decidí que era momento de dar a notar quien era la participante nueva en este juego llamado "las idioteces del emperador Sovieshu".

Estaba subida al tronco de un árbol tirado que encontré en el jardín, estaban haciéndole un cambio a los enormes patios de palacio así que era una buena área de juegos.

—Seis, seis, seis; por aquí paso un caballo con las patas al revés, seis, seis, seis— Ya no me acuerdo cómo era, tal vez deba repetirlo—Seis, seis, seis
—Daath— al oír la voz del Marqués Karl caí sobre la rama y me dolió la espalda
—Ahhh, marqués Karl...cuántas veces les he dicho ¡que si van a aparecer detras mío avisen carajo!
—Debe cuidar su vocabulario, su majestad quiere verte— me límite a asentir pero cuando me intenté levantar me dolió mucho el tobillo.

La que me pari-
—Creo que estás fracturada— dijo preocupado el marqués mientras me veía no poder levantarme
—...cuando me recupere lo mataré a patadas ahora ¡ayúdeme!.

Momentos después estaba tumbada en mi cama mirando mi pie vendado.

—No se preocupe, solo estará un poco en cama su tobillo solo está un poco lastimado pero pronto se recuperará— dijo el doctor, el marqués Karl agradeció y me dijo que le informaría a Sovieshu
—Marqués, ¿qué pasará con mi ayuda a la fiesta del bebé?
—No te preocupes, lo resolveremos después.

Si claro, justo cuando será mi gran entrada me lastimó, me quiero arrancar la pierna y cambiarla por una que si sirva. Alcance el libro que estaba en la mesa cerca y me puse a leer; y justo estaba a mitad de mi lectura cuando tocaron a mi puerta.

—Adelante— Vi al duque Ergy asomarse y luego entrar, me miraba curioso
—¿Qué le sucedió?
—El marqués Karl me asusto mientras estaba sobre un enorme tronco y me caí doblando y lastimando mi tobillo
—Oh y ¿cómo se encuentra?
—Quiero ir a mi trabajo, pero dicen que estaré un par de días en cama; dejando eso de lado ¿qué lo trae por aquí?— sonrió y me entregó una carta
—¿Y esto?
—Te lo manda cabeza de chorlito— De inmediato entendí y sonreí; mi pájaro azul ahhh.

Tomé la carta y la abrí.

Señorita Daath;

Ya hace un tiempo que llegamos a Occidente, me quedé pensando en que ahora que me fui me doy cuenta que empiezo a extrañar su sonrisa, como habla y verla corriendo a todos lados llena de tareas.

Deseo que todo salga bien con usted, espero nos mantengamos en contacto y quien sabe algún día podré regresar a Oriente para llevarte conmigo. Trata de hacer amigos pero a Ergy no lo tomes como opción. Toma descansos para esa cabeza llena de ideas conspirativas y deja de hacerle tanto caso a esa mujer espero tomes en cuenta mis consejos y te cuides.

Esperando tu respuesta
Atte: Lord Mckenna
Inserte la firma de mi pájaro azul>

Suspiré mirando el papel, debía responder de inmediato pero sin mencionarle de mi accidente; eso lo tendría preocupado y ya tendrá muchas obligaciones cuando en su lado también todo se vuelva color de hormiga.

Ergy me ayudó a poner mi mesa cerca de mi cama y comencé a escribir una respuesta; el duque miraba por las ventanas y daba vueltas mientras esperaba a que terminará. Una vez puse todo sellé la carta y le pedí que la entregará.

—Espero nos veamos en la fiesta para el bebé de Lady Rashta
—Si, solo debo elegir un regalo.

Estuve dos días en cama; el doctor dijo que ya podía empezar a caminar para mejorar mi tobillo así que ahora debía caminar lento; la fiesta ya sería al día siguiente así que no pude terminar en la ayuda. Estaba buscando un regalo; después de todo tenía un sueldo bueno había muchas cosas que podría comprar y ya sabía que sería el bebé pero si regalará cosas para niña sospecharían que soy bruja o algo así pero encontré un hermoso regalo.

—Es una caja de hierro— dijo Ergy mientras cargaba la bolsa con el regalo
—No es eso, si no lo que tiene dentro— dentro de la caja de hierro había un prendedor de plata en forma circular en el centro tenía un cristal rojo
—¡Vaya! que hermoso prendedor ¿y qué planeas?
—¿Has visto la forma del cristal?— El cristal tenía una forma de estrella fugaz
—Ajá ¿y?— suspiré, este hombre era algo tonto
—Dónde vengo, las estrellas fugazes no aparecen todo el tiempo así que le doy ese prendedor con intención de que el bebé sea algo que el mundo nunca haya visto;y que todo aquello que pueda verlo no lo olvide nunca más
—Entiendo pero ¿por qué?
—Ese bebé será marginado por quién es su mamá, la sociedad es así; solo espero que todo aquello que lo conozca lo recuerde por quién es; no por quién es su madre— me miró algo sorprendido y era cierto; nadie recuerda una estrella fugaz por saber de dónde viene; si no por el brillo de la misma.

—¡Que lista es señorita Daath! sabía que detrás de ese nombre raro era una mujer interesante
—Dame esto— dije tomando la bolsa— vaya a  alistarse, nos vemos más tarde para que me ayudes— el duque solo asintió y se fue.

Cómo siempre me ayudaron a arreglarme y me gustó el resultado.

Baje con mi regalo en una caja con un listón blanco y ahí estaba Ergy ya que le pedí ayuda para bajar las escaleras.

—Cabeza de chorlito mandará cartas pronto
—Espero con ansias la mía— bajamos las escaleras y agradecí, me acerqué a dónde Sovieshu y Rashta para darles el regaló.

—¡Merik!— Rashta intento abrazarme pero la alejé con mi mano
—Creo que hablamos ya del contacto físico— Hize reverencia para Sovieshu y le entregué el regalo para el bebé a Rashta el cuál abrió de inmediato.

—¿Una caja de hierro?— dijo curiosa
—Mira lo que hay dentro Rashta— abrió la caja y vió el prendedor, Sovieshu tomo por un momento las cajas para que Rashta viera el regalo
—¡Un prendedor!— asentí y toque un poco el vientre de Rashta
—Desde el fondo de mi corazón, deseo que el bebé brille tanto como la estrella fugaz que está en el centro del prendedor— Sovieshu sonrió un poco.

Me alejé y luego pude ver a la emperatriz Navier y admire uno de los momentos más grandes que pude admirar.

Navier dió su regalo y Rashta lo abrió luego se pudieron escuchar las palabras de la emperatriz.

—Bebé deseo que tú vida sea como está espada, hermosa y costosa— reí un poco, pobre Rashta había quedado algo tonta frente a todos.

La emperatriz Navier se acercó a mi e indico que me trajeran una silla.
—No se preocupe majestad, estoy bien
—Espero siga las instrucciones de los médicos
—Al pie de la letra mi majestad, debo decirle que el regalo para el bebé de esa mujer fue bueno, pero sus palabras fueron aún mejores— debía halagar esa jugada, no me juzguen
—Siendo sincera, me sentí bien después de mucho tiempo— eso me hacía feliz a mi también; pobre Emperatriz Navier.

—No se preocupe majestad, estoy bien—Espero siga las instrucciones de los médicos—Al pie de la letra mi majestad, debo decirle que el regalo para el bebé de esa mujer fue bueno, pero sus palabras fueron aún mejores— debía halagar esa jugada, no me...

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—Creo que si hay la felicidad en los momentos más negros— ante mis palabras la hermosa emperatriz asintió y siguió su camino.

Falta mucho tiempo para volver a tener ratos felices.

Una mexicana en la emperatriz divorciada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora