Cambiando sucesos

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Cómo me lo esperaba, pude oír que apuñalaron a Rashta y que el vizconde Landre no sería llevado a juicio. Mi momento de actuar llegó; no quería que Sovieshu pensara que lo traicionaria así que fui a verlo muy temprano.

-Majestad disculpe mi intromisión- se encontraba desayunando así que hize una reverencia y espere que terminara su bocado
-¿Qué te trae por aquí tan temprano?- pregunto algo confundido
-Solicito permiso para visitar al vizconde Landre en su celda, yo sé que mi petición no es como cualquiera otra pero deseo ver personalmente como está- limpio su boca terminando lo que había en su plato y se levantó.

-¿Segura de esto? yo ya lo he ido a ver y he hablado con el
-Majestad ¿cómo no sabemos que miente? ¿qué tal si lo entrevisto y me da otra versión? y si lo visita la emperatriz ¿qué le dirá a ella?- El emperador alzo una ceja, creo que no había pensado que alguien podría mentirle a la cara estaba muy ciego
-Tienes diez minutos, si pasas de tu tiempo iré personalmente a oír su conversación- Hize una reverencia y salí lo más rápido que pude me dirigí a las celdas.

Eso me recuerda a las películas que pasan en canal 5 esas mexicanas dónde el papá del prota está en el bote, bueno bueno debo poner seriedad. Lo ví, parecía estar moribundo y en cuanto me acerqué me miró confundido.

-Vizconde- hize una pequeña reverencia lo cual lo dejo más atonito- Yo le creo, se lo que dijo, se que sabe cosas, se que tiene pruebas solo nescesito hablar un poco- se incorporó tanto como pudo y alce mi mano como indicador que no intentará moverse
-¿Cómo lo sabe señorita?
-Soy la mano derecha de su majestad por así decirlo así que ya estoy enterada de los detalles pero quiero pruebas, quiero fundamentos, documentos lo que tengas
-¿Por qué debería dárselos a alguien cómo tú? no quiero que se ofenda señorita pero como no sé si está de lado de esa mujer.

Me lo pensé, no me va a soltar las pruebas que pueden salvarle la vida.

-Vizconde le diré esto porque tal vez no volvamos a vernos. Lo que más deseo en esta vida, es acabar con esa mujer deseo que todos vean lo mentirosa que es quiero que vean lo que hay detrás del polvo que usa como defensa para su espejo que refleja lo mala persona que es. Si usted me dice dónde puedo tener las pruebas se las llevaré a la emperatriz; te diré algo ella vendrá a verte en un poco más y debes decirle que las pruebas se las daré yo pero si deseas esperar a que venga la emperatriz bien, igual no cambia nada en mi plan de arruinarla.- nos miramos a los ojos un par de segundos no baje la guardia ni relaje mi mirada y luego el asintió. Me indicó dónde podría conseguir las pruebas de su investigación y luego le sonreí.

-En cuánto acabe con esa mujer, le prometo que lo invitaré a ver cómo paga todo lo que nos está haciendo
-¿Cómo está la duquesa?
-Lamento decirte que no se la respuesta a tu pregunta, cuando venga la emperatriz puedes preguntarle a ella. Vizconde haré lo posible para que pueda verla otra vez y muchas gracias por confiar en mí- me incline a dónde estaba y agache la cabeza de forma respetuosa.

Mi tiempo se acababa así que salí lo más rápido que pude y me dirigí a dónde estaban las pruebas. Fue fácil conseguirlas y una vez las tuve en mis manos fui a buscar a la emperatriz pero encontré a alguien en mi camino.

-Aquí estás, te he estado buscando toda la mañana- Era Mackenna, me abrazo y suspiro- ¿Dónde te habías metido?
-¿Y el principe Heinry? se supone que deberías estar con el
-Viene detrás de mi en cuanto te ví eche a correr para alcanzarte- y bien menciono eso llegó Heinry agotado
-¡Mackenna no hagas eso!
-Lo siento majestad es que ya encontré a mi hermosa señorita- me hizo feliz oírlo decir eso.

-Nos vemos más tarde mi Lord, debo ir a ver a la emperatriz- cuando dije eso Heinry de inmediato se puso al lado mío y miro que llevaba los documentos
-¿Eso es para mi reina?- asentí
-Debo ir de inmediato ya que seguro ya me está esperando, si ven al emperador y pregunta por mi porfavor, porfavor hagan paro- los dos me miraron confundidos- Cierto, no entendieron lo que dije; hagan cuartada porfavor- asintieron algo confundidos y empeze a correr hacia el palacio de la emperatriz.

Entre sin permiso alguno y todos me miraban como no hacía espacio para nadie, pero debía apurarme ¿por qué? sabía que el emperador querría hablar conmigo y no sabía que Heinry y Mackenna serían buenos para la cuartada. Entre pateando la puerta de la habitación de la emperatriz y Laura junto con la condesa me miraron con miedo.

-Tranquila señorita, nadie va a hacerle daño- dijo la emperatriz mientras me miraba entrar, ya estaba informada lo cuál me tranquilizó, Laura y la condesa salieron cerrando la puerta y pude respirar.

-Porfavor, use bien estás pruebas le he hecho una promesa al vizconde
-Me haré cargo señorita ¿está bien? ¿puedo saber porque corría?- antes de poder responder Laura entro
-Su majestad, un guardía de su majestad está aquí preguntando si hemos visto a la señorita Daath- sin pensarlo dos veces me levanté de mi asiento y me acerqué a abrir la ventana.

-Laura...- ni se que pensaba pero era eso o que el emperador desconfiara de mi- diles que no me han visto- miré a la emperatriz la cuál asintió con inocencia y luego salte por la ventana; pude oír el grito de Laura el cuál se calló en cuestión de un parpadeo y luego la emperatriz se asomo de forma discreta y me vió bien así que me fui corriendo.

Una vez llegué a mi habitación (cosa que no fue fácil) me cambié y no habían pasado ni 5 minutos cuando tocaron a mi puerta.

-Señorita ¿dónde estaba?- Ah era el Marqués Karl eso me tranquilizó un poco
-Estaba por ahí ¿el emperador quiere verme?- asintió así que fui a su oficina entre y no sabía si estaba enojado o triste.

-Majestad ¿quería verme?
-¿Hablaste con el vizconde?- asentí algo miedosa
-¿Dónde habías estado? todos estaban buscándote hasta la emperatriz vino a preguntar si estabas bien- sonreí nerviosa para ocultar mi miedo, ¿qué le diría?- Hasta el príncipe Heinry dice no haberte visto ni a ti ni a Mackenna- Dios mío...les dije que hicieran cuartada no que hicieran de esto una novela de amor fugitivo.

-Ammm bueno ya sabe el día y los climas emm el bote los paros, debía en coppel y fui al Aurrera emmm- su cara confundida me hizo acordar que el no sabía que era un coppel ni un Aurrera- Emmm
-¿Estabas con Lord Mackenna?- sonrió pícaro y ¿pues ya qué?
-Si estaba con el pero le prometo que no fue nada malo su majestad soy una muchacha decente- solo sonrió y me indico que me sentará.

-¿Pasa algo más?
-Rashta está embarazada- Se me había olvidado eso... Mmmta madre ya valió madre ya me enojé eso me recordó la vez que encontré un nido de ratas en una alcantarilla asco
-Felicidades majestad...
-¿Estás conmigo en esto cierto?
-Si su majestad...- esto solo indicaba dos cosas, adiós Mackenna :(, empieza mi plan.

Salí algo desanimada pero pude ver a Mackenna a lo lejos.

-Mackenna
-Señorita- nos miramos y decidimos ir al jardín a caminar un poco.

-Posiblemente deba regresar a occidente pronto- si, esperaba esa noticia...- Estaremos un poco más dependiendo la salud del hermano de su majestad emm
-¿Tendremos que decir adiós?
-No es que me agrade la idea pero- lo mire y sonreí
-Podemos hablar por cartas Lord Mackenna, el que regrese a su país no indica que lo de nosotros acabé
-¿Lo de nosotros? ¿nosotros tenemos algo?- Sus mejillas estaban algo coloradas y las mías ardían más que un día de recreo en la escuela jugando el partido
-Si, lo de nosotros- respondí
-Me gusta que quieras seguir lo de, nosotros- dijo sonriendo.

Ya no dijimos nada más caminamos un poco y después cada quien fue a su sitio.




Toy happy y orgullosa de esto jajaja

Una mexicana en la emperatriz divorciada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora