Pequeños fragmentos de Trevor acercándose a mí con un fierro en su mano, inundaban mi cabeza. Mis ojos se abrieron bruscamente, y un fuerte dolor en mi cabeza hizo que soltara un quejido. Mis manos se aferraron a las sábanas, buscando un lugar al que aferrarme. Sin lograrlo, me enderecé, apoyándome en el respaldo de la cama que cada vez se me hacía más rígida. Oí la puerta abrirse y entró una enfermera.
―¿Cómo se siente hoy, Jason? ―El sonido de su voz me resultó extrañamente fuerte.
―Bien, creo.
Lo que menos quería era hablar o escuchar. Mi cabeza todavía dolía y lo peor era que no era de las personas acostumbradas a los dolores de cabeza. Los odiaba y me ponía de muy mal humor, por eso procuraba en lo más mínimo en poner atención.
―En un rato vendrá el doctor para comprobar su estado, ¿está bien? Sus padres están afuera firmando unos papeles, les diré cuando puedan entrar ―asentí apresuradamente y por fin se había ido.
Se formó un silencio dentro de la habitación y lo agradecí. Levemente comenzaba a recordar con claridad lo que había pasado. Solo esperaba que Trevor no volviera a aparecer en la vida de Alexa o en la mía. Ya teníamos suficiente con todo esto. En este momento, quería volver a casa, acostarme en mi cama y dormir, soñar con mis queridas fantasías. Y esperaba que mis dolores de cabeza no las interrumpieran.
A todo esto... ¿dónde está Damon?
Si me preguntaran algún día que relación tengo con Damon, sinceramente no sabría que responder. O sea, nos conocimos cuando yo confundí el casillero de Andree y accidentalmente me confesé a él. Después de eso, fui rechazado por mí, según yo, ''correspondido amor'' y Damon se encargó de consolarme, lográndolo finalmente. Nos conocíamos hace tres días y ya.
Y ahora esto. Me había salvado de un loco psicópata, pude ver en vivo y en directo como golpeaba a Trevor...
Y... nos besamos. Estoy tan arrepentido. ¿¡Cómo es posible que le haya pedido una cosa así!? ¡Dios!
―Debieron golpearme bien fuerte... ―susurré.
La puerta se abrió nuevamente, pero ahora el que entraba era un hombre con bata que probablemente sería el doctor.
―Señor Anderson, buenos días ¿cómo se siente? ¿Le duele la cabeza?
―Un poco.
―Ya veo ―anotó algo en su libreta y me sonrió―. Como sufrió un golpe en la cabeza, le realizaremos algunas pruebas.
Puse una obvia cara de disgusto, y el doctor se limitó a sonreírme amablemente e irse.
***
Estaba a punto de irme del hospital con mis padres en el auto. Según el doctor sólo necesitaba descansar y tomar unos medicamentos que me había recetado. Me despedí de él, sin embargo antes de que saliera del pasillo una enfermera me detuvo.
―Joven, tome ―estiró su brazo. La miré con inseguridad―. Se le queda esto, estaba entre sus pertenencias ―recibí lo que tenía en su mano y se fue.
Vi mi mano y era un collar... Pero si yo no tenía ningún collar.
― ¡Enfermera! ¡Esto no es mío! ―traté de llamarla varias veces, pero no tuve éxito.
Unos de los guardias me pregunto si usaría el ascensor, ya que llevaba un rato parado como un tonto frente a este y mis padres que me esperaban. Le asentí con timidez y por fin salía del hospital.
Mientras caminaba, miraba el collar que me había entregado esa enfermera. Era un pequeño candado. Parecía algo viejo, en realidad. Lo guardé, sin más y me di cuenta que cuando mi padre iba a partir con el auto, Alexa se acercó a una de las ventanas y entró al auto. Saludó a mis padres y yo me quedé en total silencio, aún un poco sorprendido por todo lo que había pasado.
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Me confesé al chico equivocado
Teen FictionJason es un chico que esconde sus pensamientos bajo las sombras y se adentra cada día más al mundo de las fantasías. Una de ellas y, a la que más dedica tiempo, es Andree; la persona que le robó el aliento en el primer momento en que lo vio. Y, al...