—Qué demonios —solté casi como una bomba.
Mis ojos no podían abrirse más. Fue casi como que si el efecto de alcohol hubiese disminuido un poco y el verle la cara me hubiese despertado de mi trance fiestero.
—¿Damon? —cuestioné, incrédulo, estupefacto y con un poco de ganas de vomitar, la verdad.
—Claramente no soy un fantasma —sonrió, tocando su pecho, dando a entender que era real.
Y mierda que lo sabía. Era súper real. Tan real como para provocar un cosquilleo en todas mis extremidades. Y unas ganas de llorar. Habían pasado dos años ya, dos largos pero rápidos años... Era una contradicción. Todo este tiempo lo fue y más cuando se trataba de él. Damon se veía mucho más alto de lo que recordaba y su pelo estaba un poco más corto de un lado. También tenía otro piercing en la nariz y sus ojos... verdes y brillantes como siempre, absorbentes. Vestía de negro y la verdad es que no me apetecía ponerle mucha atención a su vestimenta, la oscuridad hacía bien su trabajo para mantenerme centrado solo en su cara y en mis ganas de vomitar.
—¿Qué... haces aquí? —pregunté, arrastrando y afirmándome lo que más podía de mis palabras para no perder la compostura.
—Estoy de vacaciones —respondió en una simpleza que sólo él podía radiar.
—¿Vacaciones? Ya... —dije, volteándome a los chicos y devolviendo el pucho. Volví mi mirada a él y no dejó de mirarme ningún segundo.
¿Desde cuándo los segundos se volvieron horas?
—La verdad es que venía de compras y te vi entrar a esta casa.
—Espera... ¿qué?
—Me colé —rió y fue casi imposible no imitarlo, con tintes de nostalgia. Lo cual al parecer Damon notó porque su sonrisa se desvaneció y sus ojos se desviaron un poco.
Se produjo un silencio, en donde, obviamente, Damon no bajó la mirada.
Siempre tan... firme.
—Oye y... ¿cómo te encuentras? —pregunté, algo inseguro del momento o el contexto para preguntar algo así, considerando nuestra historia.
Nuestra historia. Mierdas, Jason, despierta.
—Andas volando.
—¿Disculpa?
—Has desviado la mirada, mordiste tu labio y tus mejillas —comenzó a levantar su mano en dirección a mi mejilla derecha, ante lo cual abrí mis ojos, sorprendido—. Oh —se detuvo en seco y bajó su mano—. Que estabas en otra, me refiero, pensando en otras cosas mientras te hablaba.
—Ya... esto se está poniendo bastante...
—¿Incómodo? —suspiró y desvió la mirada a la calle de dos pisos más abajo—. Mierda, lo siento, la verdad es que no pretendía que nuestro primer encuentro después de...
—Dos años.
—¿Dos años ya? —volteó y preguntó algo ¿dolido?
—Sí —apreté mis labios y desvié la mirada, sin embargo me arrepentí y lo volví a mirar. No iba a comportarme de manera cobarde y bajar mis miradas porque sentía que no podía aguantar mirar a Damon dolido. Según lo que yo percibía.
—Tus ojos se ven distintos.
—¿Eh? —dije e impulsivamente acerqué mis dedos a uno de ellos.
—Están más... no sé, me transmiten cierta fuerza.
—¿Fuerza? —levanté una ceja.
—Qué sé yo... —sonrió y me miró directamente—. Ya sabes que me gusta analizar y divagar cuando se trata de ti.
Joder. Esta iba a ser una larga noche. Maldita noche en la que elegiste aparecer, Damon. Incluso sus palabras cortaban cada pensamiento que intentaba formular en mi cabeza.
—¿Puedes... no hacer eso? —le pedí, entre dientes y entre confusiones que aún se encontraban sembradas en mi corazón.
—¿Eso? —preguntó.
—Ya sabes —dije rápidamente, mirándolo.
—¿Te refieres a que... sea sincero?
—No.
Silencio.
—Sí —volví a responder.
—No creo ser capaz —sonrió levemente—, de esa manera no creo que alguna palabra pudiera salir de mi boca.
—Bueno... suena muy triste.
—Jason —rió y su risa contagió, provocando la mía, de manera corta.
—Hablando en serio, y de manera sincera, como te gusta a ti —dije mirándolo de reojo y con cierto recelo—, no siento que esté en el estado como para escuchar tus sinceridades y más cuando han pasado dos años. Y la última vez que nos vimos...
—Ya. Entiendo —me cortó, amablemente.
—¿Estás en mi cabeza o algo? —dije en modo de burla y él ladeó una sonrisa nostálgica, me pareció.
—Siempre me reclamabas eso, ¿recuerdas?
Mi pecho se oprimió en sí mismo, si es que eso era físicamente posible. Sabía, incluso con el tiempo que había pasado, que Damon diría todo lo que sentía y pensaba en este momento. Y yo también lo haría.
Quizá... una contradicción más o menos no me haría mucho daño de lo que ya me habían hecho las otras.
***
Hola. He publicado en el grupo de Facebook, si quieren unirse me hablan. Besos. <3
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Me confesé al chico equivocado
Teen FictionJason es un chico que esconde sus pensamientos bajo las sombras y se adentra cada día más al mundo de las fantasías. Una de ellas y, a la que más dedica tiempo, es Andree; la persona que le robó el aliento en el primer momento en que lo vio. Y, al...