Capítulo 9.

40K 3.3K 1.4K
                                    

La noche estaba helada comparada al calor que hacía en el club. Alexa se había ido a una casa de una amiga, no sabía quién era, pero ella me aseguró que me llamaría en la mañana. Caminaba por la calle y la fuerte luz de los grandes postes la alumbraba toda a su paso. A mi lado, estaba Damon a unos metros lejos de mí. Después del beso que nos dimos en el club, me arrastró hacia afuera y me dijo que quería tomar aire. Lo acepté por el simple hecho de que no quería estar solo.

―Salgamos de la ciudad, Jason ―desvíe mi mirada hacia Damon―. ¿Quieres?

―Mis padres me matarán por no llegar...

¿Me estaba pidiendo que saliéramos de la ciudad porque sí? ¿Así de la nada? Ah, suspiré. Esto me recordaba cuando la princesa y su amado tenían que escaparse para poder amarse por el resto de sus vidas sin complicaciones.

¿Esto sería como eso?

―Yo les explicaré después ¿sí? ―me sonrió.

―No quiero pensar en que les vas a decir, así que yo les explicaré luego ―reí.

―¿Eso es un sí?

―No ―negué con mi cabeza con un delineado en mis labios―. Es un claro que sí.

Sus largos dedos atraparon a los míos y me jalaron hacia él, de inmediato sentí sus manos en mi cintura y de un movimiento rápido sus labios ya estaban juntos a los míos. Ahora que lo pensaba, con Damon nos estábamos dando muchos besos... Demasiados.

―Todavía están dulces ―se separó de mí y pasó su lengua por su labio―. Exquisito ―dijo y mis mejillas volvieron a sonrojarse.

―No juegues ―le dije y empecé a caminar con los brazos cruzados, dejándolo atrás.

Lo único que hacía era besarme y confundirme, hasta el punto de no poder controlar mis propios pensamientos. Con sus cortas palabras, tan exactas y suficientes que hacían que mi corazón palpitara ¿El amor era así? ¿Cómo Romeo y Julieta? Ellos al segundo de verse se enamoraron perdidamente, abandonando cualquier miedo y obstáculo que detuviera su amor.

No, lo mío con Damon no era así.

Ni siquiera podía darle nombre a lo que teníamos... Si es que teníamos algo. Solté una risa.

A veces me odio por pensar así. Siento como si la historia que siempre quise para mí, la del príncipe azul y eso, la estuviera destruyendo. Damon rompía esa historia. Sin embargo, no me molestaba en lo más mínimo. De hecho, hasta me llegaba a agradar; sus frases, su forma de mirarme, de besarme, de hacerme perder la noción del tiempo, la forma en que rompía mis estándares.

―¿Qué piensas? ―escuché.

―Deberías saberlo, siempre sabes qué es lo que pienso... ―contesté sin voltearme.

―No es verdad, a veces se me es difícil descubrir qué es lo pasa en esa cabeza tuya.

―No es tan complicado ―dije y rodé los ojos.

―Lo es. Pero para eso, hay solución. Dime qué pasa, te escucho.

¿Era un tipo de interrogatorio o algo? ¡No me iba a sincerar con él de repente!

Mi caminata se detuvo al chocar con Damon. Acaricié mi nariz, por el impacto que había recibido inesperadamente.

―No seas brusco, no ves que estoy aquí... ―mi mejilla sintió su calor de su mano.

―Te veo.

Desvíe mi mirada al costado, no estaba de humor como para enfrentarlo cara a cara. Mi mentón fue agarrado por sus dedos e hizo que lo mirara.

Me confesé al chico equivocado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora