¿Tu cuarto o el mío?

520 68 14
                                    

Mas tarde en el apartamento.


- ¡Mierda! -era la única forma de expresarse que tenia Sana cada vez que miraba el reloj.

Ya era la una de la madrugada y no había indicios de que Tzuyu pisaría el apartamento.

En cuanto paso la puerta del estudio de tatuajes, salió decidida a esperar a que la chica llegar a su departamento y hacerle las miles y miles de preguntas que tenía dándole vueltas en la cabeza desde que la conoció. Sin embargo, esperar a Tzuyu no estaba siendo nada fácil.

La tarde entera había sido un suplicio. Primero fue Momo quejándose por todo, desde la poca presión que Sana había puesto en Tzuyu acerca del tatuaje, hasta como Dahyun le había dado su número de teléfono a ese seguramente recién salido de la "cárcel", según palabras de la misma japonesa. Por supuesto, esto desato una nueva pelea entre ambas chicas dejando a Jimin, que aún seguía un poco agitado por el susto que le pego Tzuyu, y a la misma Sana en medio de la pelea de ellas. Y por supuesto que, después de eso, todo siguió con Dahyun yéndose a dormir al apartamento de Jimin y con Momo yendo a algún bar de mala muerte a buscar cualquier chica con quien pudiera pasar la noche. Objetivo que la japonesa cumplió a la perfección porque horas más tardes, cuando Sana estaba empezando a leer un libro que le ayudara a pasar más rápido el tiempo, su amiga entro con una pelirroja que fue a parar derecho a la habitación de su socia. La pelea de Dahyun y Momo fue el único momento que no quiso ver que Tzuyu apareciera por la puerta, estaba segura de que si llegaba a ver la forma dramática en que Dahyun lloraba y la exagerada forma en que Momo la trataba, Sana se quedaba sin su socia. No conocía a Tzuyu, pero por la forma en que se había preocupado por la bailarina, Sana dedujo que la castaña tenia un lado protector muy desarrollado.

Otra de las cosas que Sana opto por hacer ese día con vista a que el tiempo fuera mas rápido, fue llamar a sus padres. Ella venia de una familia unida donde el respeto, cariño y comunicación nunca había faltado. Por eso, tanto sus padres, su hermana o ella, se encargaban de hablar a diario y decirse cuanto se extrañaban.

La conversación con su padre fue desde campeonatos de golf, hasta obligar a que Sana le prometiera que los iba a visitar, hablaron de cuanto extrañaban a Sana en Los Ángeles y de cuanto Daniel detestaba al vago de su novio, también de los negocios de Sana en Nueva York. Por su parte, Jihyo; su madre, le conto acerca de cada preparativo que la pareja estaba llevando a cabo para el aniversario de su boda de plata, le chismeo acerca de su vecino y la manía del hombre de mirar a su madre mientras esta tomaba el sol en la piscina, despotrico también en contra de su novio y finalmente, para sorpresa de Sana, le pregunto por Tzuyu.

Ahora bien, estos dos últimos temas consultados por cada uno de sus padres, eran dos mundos distintos para Sana. Mientras que en los negocios la rubia se movía como pez en el agua, con Tzuyu parecía el padre de Nemo entre las anemonas; sabia que si daba un paso en falso se podía quemar o algo parecido. Sana tenia un talento natural para los negocios, ya desde chica lograba que el estúpido vecinito de la casa donde creció, le cambiara su delicioso helado de leche cubierto en dulce de leche por su saludable manzana, para ella era simple y todo le resultaba a su favor. Sin embargo, con la castaña era distinto, con Tzuyu sentía que perdía cada vez que hacia un intento de acercarse a ella. Con la tatuadora, Sana sabia que era la ultima en ser reconocida. Tzuyu no parecía tener la misma debilidad que ella sentía por la castaña. En fin, todo el mundo de Tzuyu le era desconocido y eso la frustraba cada vez más. Por esa razón, después de que se encargo de contarle a su madre la poca información que tenía, estuvo más decidida que nunca a quedarse hasta la hora que sea para enfrentar a la castaña, su madre le había hecho ver cosas que quizás a ella se le estaban pasando y por eso ahora estaba recostada en el sillón con uno de sus libros preferidos y cada vez que miraba al reloj, suspiraba y volvía a insultarlo.

No soy para ti - SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora