El adiós de la ballena

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A la mañana siguiente en casa de los señores Minatozaki.

- Oh, Tzuyu, amor...

Sana aun no abría los ojos y aun así no era necesario hacerlo para saber que su novia estaba mucho mas entusiasmada esperando a que ella despertara. Algo duro y grande la apoyaba desde atrás.

- Tzuyu... cariño... tienes que tratar de calmarte... -aunque la rubia tenia que admitir que le gustaba poner a la castaña así, aun su cuerpo no se había recuperado del todo de su última sesión con ella-. Tzuyu, amor... recuerda que Yiren está durmiendo con nosotras -Sana alcanzo a abrir un ojo para ver a una desparramada castaña durmiendo como si fuera la dueña de la cama.

Por mas que sus ojos volvieron a cerrarse, una sonrisa se dibujo en la rubia al ver a su pequeña con un dedo de su mano en su boca mientras que con la mano libre sujetaba su maltratado conejo celeste. Sana respiró hondo en señal de paz, parecía que todo estaba en orden, tal cual le gustaba a ella. Inclusive la enorme erección de Tzuyu en su trasero le parecía normal y hasta decidió sentirla un rato más.

- Amor, vas a hacer que termine siendo adicta a despertar así -le susurro a la castaña-. Me voy a terminar acostumbrando y después vas a tener que hacer un esfuerzo para mantenerlo así todas las mañanas -Sana rio de su propio comentario.

Para Tzuyu eso no era problema, la castaña siempre estaba lista.

Sana escucho un "plop" y abrió despacio los ojos. Yiren había soltado su dedo y eso quería decir que estaba a punto de despertarse. Por ende, Sana se tenia que ir preparando mentalmente para comenzar su día. Cerro los ojos para terminar de recargar sus energías, energías que la pequeña castaña y la enorme castaña que tenia en ese momento Sana en su cama se encargaban de gastar. La rubia suspiro y le agradeció a Dios que le hubiera dado una hija como Lía, que ayudaba a restablecer el equilibrio. A diferencia de Yiren, Lía era mas inteligente que los niños de su edad, aprendía rápido y no le costaba nada seguir órdenes. Mas bien, Sana tenia que admitirlo; a la pequeña rubia le sentaba tan bien como a ella dar las órdenes. Ordenes que, por supuesto, a Tzuyu y Yiren les costaba seguir y además de todo, encontraban sumamente divertido desacataras para el enojo de las rubias.

Sana abrió los ojos y miro al conejo celeste que las acompañaba en la cama. El peluche era el ejemplo para lo que Sana quería explicar.

La noche anterior cuando Chong Ting-Yan había dejado a la pequeña familia en su casa, Lía estaba completamente dormida en su impecable vestido. A Tzuyu no le costo nada ponerla a dormir en su cama de la habitación, la cual la pequeña compartía con Ryujin y su hermana. Para cuando la castaña y la rubia terminaron de ponerle el pijama a Lía y darle el beso de "buenas noches" para poder dedicarse a Yiren, se dieron cuenta de que la castaña no se había quedado donde Sana la dejo. No fue hasta que Sana reviso el celular que encontró un mensaje de su madre diciéndole que fuera urgente a su habitación, habitación en la cual se encontró con una entusiasmada y totalmente llena de chocolate Yiren contándole a sus abuelos absolutamente todo lo que había hecho en la cena, incluida la parte de la desnudez e incluida la parte en que una vez vestida con su otra ropa, la pequeña tomo el postre de Ting-Yan, bañado en licor de avellana, y se encargo de no dejar parte de su ultima prenda de ropa sin manchar.

Daniel y Jihyo se reían a carcajadas cuando la pequeña decía "nuda" o "choco" o "má", y las risas incrementaron aun mas cuando Sana tomo a la pequeña y se la llevo no sin antes dejar que le tirara un par de besos a sus "nonos". Pero eso no fue todo, cuando Sana cometió el terrible error de entregarle a Tzuyu a la castaña para que fuera dándole un baño mientras ella le buscaba la ropa para dormir, Sana se encontró no solo con que Yiren había huido de su novia como siempre, sino que esta vez no había huido hacia sus brazos, sino mas bien, hacia otros brazos. Sana y Tzuyu encontraron a Yiren desnuda y muy acurrucada entre Chaeyoung y Dong Joon contándoles exactamente lo mismo que les había contado a sus otros abuelos. Y a pesar de que la empresaria encontró adorable que, al igual que su novia, Yiren compartiera el mismo sentido de justicia y lo que le cuenta a unos abuelos se lo tuviera que contar a los otros, la rubia no demoro en tomar a la pequeña y llevarla al baño ella misma; no sin antes dejar que bajo protestas la pequeña saludara a los señores Zhou de la misma forma en que lo hizo con sus padres.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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