¡Ding!

629 44 16
                                    

Departamento de Tzuyu.

Tzuyu subía las escaleras del edificio rumbo a su departamento, escalón por escalón, totalmente agotada y cabizbaja.

Desde que dejo la cama de Sana, su día no pudo haber sido peor. La castaña agitaba su cabeza resignada, nunca tendría que haberse levantado de la cama, tendría que haberse dedicado a besar muchas veces mas a Sana, a acariciarla, a mirarla, a hacerle el amor de vuelta, a bañarse con ella, a hacerle el amor en la ducha, tendría que haber desayunado con ella y, ¿Por qué no? A hacerle el amor una vez más.

Tendría que haber aprovechado cada momento en que Sana estaba junto a ella. Después de todo, la castaña no sabía cuánto tiempo la pelirroja iba a aguantar a su lado, probablemente ahora mismo la pelirroja ya se había cansado de ella y no quería verla más.

Tzuyu suspiro resignado por haber tomado una mala decisión. En vez de quedarse en la cama como se lo pidió su novia, tuvo que ir al estudio a trabajar. Sin embargo, no fue el trabajo lo que la canso, al contrario, el tatuaje que tenía para hacer era una de sus técnicas actuales preferidas. Tuvo que hacer un hermoso tatuaje mecánico de esos que parece que, si se raja la piel, abajo hay un robot, en el brazo de un simpático chico que estaba tan contento con el resultado del dibujo de la castaña que no se fue del estudio hasta que consiguió otra cita, dentro de dos meses para que la castaña tatuara su pecho. Lo que la canso y saco de quicio fueron sus empleados.

Primero tuvo que discutir nuevamente con Matthew porque el chico no respeto el deseo de una clienta y cambio el diseño del tatuaje sobre la marcha y sin consultarle. Cuando la mujer vio su tatuaje pego el grito en el cielo y con un llanto desconsolado, empezó a pelear con el tatuador y a decirle todo tipo de cosas. Todo termino cuando Tzuyu salió de su oficina y logro calmar a la clienta diciéndole que ella podía arreglar el diseño o en todo caso hacerle uno nuevo como ella quisiera y por supuesto todo gratis. Obviamente la mujer salió del local con una sonrisa de oreja a oreja, no todos los días alguien consigue un tatuaje de Chou Tzuyu gratis y sin esperar.

Después de que Tzuyu echo por vigésima cuarta vez a Matthew del local, se tuvo que encargar del lio que Eunwoo estaba haciendo con sus citas. Esa mañana la castaña lo había tenido que sacar a rastras de la cama de Dahyun para que se dignara a trabajar, pero Eunwoo tenia tanta resaca que suspendió todos los tatuajes que tenia para esa tarde, lo cual no hubiera sido problema si los tatuajes que suspendió no hubiesen sido los mismos que había suspendido el día anterior para irse temprano al departamento de la bailarina. Las quejas de los clientes se sintieron sin parar y nuevamente Tzuyu tuvo que arreglarlo prometiendo tatuajes hechos por ella misma y sin cargo alguno mientras mandaba a Eunwoo a su casa inmediatamente.

Y eso no era todo, en cuanto la castaña termino de solucionar esos problemas, tuvo que encargarse de una inconsolable Irene que lloraba en el baño haciendo uso de todas sus cuerdas vocales y de toda su reserva de lágrimas. Al parecer la chica había tenido una gran pelea con su novia, Seulgi, y esa pelea la había puesto en estado tal que había destrozado prácticamente un hermoso tatuaje de un colibrí en el tobillo de una chica. Cuando la castaña examino el tatuaje de la ofuscada clienta, se dio cuenta que no solo el dibujo estaba mal ubicado, sino que una de las alitas del ave salía prácticamente de su cabeza y las patas estaban dibujadas tan juntas que parecía que el colibrí tuviera una sola. Tzuyu tuvo que pedirle a Rosé que apretara sus horarios del día siguiente y ubicara a la joven entre ellos para que la castaña le pudiera arreglar el tatuaje.

Cuando le faltaban dos pisos por subir, respiro hondo nuevamente pensando en su abultada agenda. Tzuyu se sentía mas decepcionada que nunca por sus dos amigos y a medida que subía las escaleras se sentía mas cansada que nunca. Para colmo, aun le quedaban las entrevistas para elegir a sus nuevos compañeros de cuarto.

No soy para ti - SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora