Tres citas y un desplante.

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Día de la cita.

Por la tarde en el apartamento.



- ¿De qué te ríes? -para sorpresa de Sana, Dahyun entraba por la puerta del apartamento riéndose a carcajadas-. Pensé que tenías una academia de danzas que dirigir y que tenías cosas importantes que hacer.

Ella misma había decidido trabajar solo en la mañana porque quería prepararse para su cita con Tzuyu y porque de nada servía estar en su oficia mirando el techo si en lo único que podía pensar era en la tatuadora, en la mirada de la castaña, en los tatuajes de la castaña, en la boca de la castaña haciendo cosas en ella, y en Tzuyu escondiéndose en su cuello. En fin, decidió tomarse la tarde libre. Planeaba hacerse una máscara de pepinillos, relajarse en el jacuzzi, depilarse; no porque pensara acostarse con Tzuyu, pero, de todas maneras, siempre es bueno estar lista. En fin, Sana quería entrar en estado de cita total y disfrutar de la tranquilidad de su apartamento sin sus amigas. En realidad, técnicamente hablando no era por Dahyun, ya que ella no era la que la molestaba, sino más bien por Momo, pero Sana sabía que la bailarina era el punto de irritación de Momo así que, si no estaban las dos, su tarde pre cita iba a ser más llevadera. Desgraciadamente sus planes se arruinaron cuando la bailarina entro al apartamento muriendo de la risa.

Sana esperaba una respuesta de la bailarina, pero cada vez que Dahyun intentaba hablar volvía a reírse sin parar. La chica termino por tirarse en los sillones y Sana la siguió con su mezcla lista para aplicar. Mientras esperaba a que la bailarina cesara su risa, con sus dedos se lo ponía en forma circular por todo su rostro. El ultimo toque eran dos rodajas de pepinos sobre sus ojos.

- Oh Dios, déjame un poco -la bailarina tomo el recipiente y empezó a aplicarse lo que quedaba.

- ¿Me vas a decir que es tan gracioso? -ya era hora de que dejara el misterio.

Dahyun volvía a sonreír y por un segundo Sana tuvo miedo de que volviera la risa imparable, pero esta vez la voz de la chica salió.

- Vengo de ver a Eunwoo -conto como si eso resolviera el enigma.

Sana frunció el ceño cuando la chica nombro a su novio, todavía no superaba a la Momo totalmente borracha que se encontró en su oficina cuando volvió de hablar con Tzuyu. Si no hubiera sido por la felicidad de la pelirroja probablemente Nayeon se hubiera quedado sin trabajo por haber dejado que Momo acabara con todo el alcohol que encontró. Lo que sí hizo fue llamar a Dahyun inmediatamente y preguntarle porque Momo no paraba de llorar y de balbucear que Dahyun ya no la amaba y que ahora iba a tener pequeños niños y toda clase de cosas que solo se le escuchan a la japonesa cuando esta pasada de alcohol. Si no hubiera sido porque la bailarina le empezó a contar que se había formado una nueva leyenda en el estudio de tatuajes llamada "los gritos de Sana", de lo cual la pelirroja no estaba para nada avergonzada y porque Dahyun le conto de la broma de los chicos a Tzuyu con el cartel que le hicieron y de cómo Tzuyu los despidió a todos, lo más probable es que Sana hubiera regañado a Dahyun por dejar a Momo rodeada de botellas con la noticia de su noviazgo. Además, en cuanto la empresaria le conto de la cita con Tzuyu, la bailarina empezó a hacer todo tipo de planes entusiastas para que salieran en una cita de a cuatro, a elegir vestimenta para la pelirroja y a expresar su enorme felicidad que dejo un poco enterrado el tema de Momo.

Esa noche la japonesa mayor no volvió al apartamento y cuando, a la mañana siguiente, Sana quiso entrar a la oficina de la chica recibió un enorme "Largo de aquí" como respuesta. Normalmente la pelirroja hubiera insistido, es más, hubiera entrado igual, pero esta vez y con un muy buen criterio se alejó rumbo a su propia oficina. Solo le escribió más tarde para hacerle saber que se iba temprano y para contarle de su cita, la respuesta de su socia la preocupo bastante, a decir verdad.

No soy para ti - SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora