No soy para ti - SATZU

Las rubias se divierten más.

Con el grito de Sana, Tzuyu llego más rápido aun al gran encuentro. A la primera persona que Tzuyu vio fue a su madre, pero inmediatamente su cabeza giro a la mujer que tenia las gafas puestas y que con la poca fuerza física que tenía, sostenía por los brazos a una furiosa Yoona.

- ¿Qué... que... que... que hacen acá? -finalmente pregunto-. ¿Sana... que...? -en cuanto la cabeza de Tzuyu giro para buscar a su novia, la encontró con su mirada fija en otra cosa.

La mirada de Sana estaba derecha y un poco inclinada hacia abajo, a la castaña no le quedo de otra que seguir su línea de visión.

- ¿Sana, que...? -la pregunta murió en su garganta cuando los ojos de Tzuyu encontraron a la misma pequeña que la empresaria miraba con atención.

La niña tenía el mismo color de cabello que Tzuyu y al igual que la castaña, también lo llevaba suelto y desordenado. Sus pequeños zapatos de suela blanca y lona azul estaban desatados. Tenía un pantalón desgastado y una camiseta roja con un dibujo de un patito de hule estampado. El color rojo parecía predominar porque la mochila que tenia la pequeña sobre sus hombros era de esa misma tonalidad, aunque el conejo medio destrozado que tenia agarrado fuertemente en uno de sus brazos era celeste y parecía bastante sucio.

La mano libre de la pequeña estaba en su boca, la niña se chupaba el dedo como si su vida dependiera de ello. Sin embargo, lo mas impactante de la pequeña y por lo que Tzuyu se dio cuenta que estaba nada mas y nada menos que en presencia de su hija, fue la forma en que con su cuello torcido y con sus grandes ojos cafés miraba Sana. La mini castaña miraba a la rubia con la misma obsesión que lo hacia Tzuyu y hasta la misma Lía. Al igual que Lía y que Tzuyu, la niña se había enamorado a primera vista de la empresaria y eso para Tzuyu valía mas que cualquier prueba de ADN. Por su parte, Sana miraba a la pequeña con una mezcla de adoración y ternura que llamaba la atención de todos los presentes.

La castaña empezaba a caer en cuenta poco a poco de lo que estaba pasando e intercalaba sus miradas entre la gente mayor que esperaba su reacción y entre Sana y la niña que no dejaban de mirarse mutuamente.

- No, no es cierto... -los pies de la tatuadora retrocedían como si tuvieran voluntad propia y la cabeza de la chica se agitaba de forma negativa sin pausa alguna-. No... no... no puede ser... -la necesidad de salir corriendo de ese lugar la llenaba y las miradas que estaba recibiendo de las cuatro mujeres mayores no ayudaban en nada. Una vez más, Chou Tzuyu había hecho algo más. Sus pies se movieron más rápido esta vez y con un rumbo definido.

- ¡Ah no! ¡Eso sí que no! -el silencio de la sala que solo era interrumpido por los constantes movimientos negativos de Tzuyu y su respiración agitada se rompió cuando Yoona pudo soltarse de su hermana y se fue inmediatamente contra la tatuadora-. ¡No pienso permitir que huyas como una cobarde!

A pesar de los años que le llevaba a la joven, Yoona llego antes de que la rubia pudiera siquiera pensar que le impedía moverse. El problema fue que Yoona no la tomo del brazo ni de la cintura, ni del hombro, Yoona fue por la parte dolorosa.

- ¡Auch, auch, auch! -la castaña se torció en cuanto la melliza tuvo entre sus manos el miembro de ella-. ¡Duele mucho!

- ¡Y te va a doler mucho más! -le advirtió la mujer-. ¡¿Cuántas veces te dije con Seohyun que usaras protección, Tzuyu?! ¡¿Cuántos paquetes de condones te compre?! ¡Dímelo, mierda, dime! -acompaño el grito con un apretón.

- ¡Muchas, muchas! ¡Auch! -la castaña no la estaba pasando para nada bien-. ¡Duele!

- Yoona, por favor, tranquilízate. Y no digas groserías -le pedía su hermana.

- ¡NO TE PIENSO ESCUCHAR, SEOHYUN! ¡Y DIGO TODAS LAS QUE QUIERO! ESTO ES CULPA TUYA Y DE TU DIOS ASI QUE NO ME PIDES QUE ME CALME -la acuso la mujer con la mano que tenía libre.