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Habían regresado de casa luego de haber comido en ese restaurante, donde inicialmente habían llegado con JeongIn, pero fue a arreglar una de las muchas cosas que atormentaban su corazón dolido y con sentimiento de abandono.

Felix y ChangBin no quisieron intervenir en aquella plática que el menor tenía pendiente con su mejor amigo, así que solamente lo dejaron ir, no sin antes mandar un mensaje que le pedían que avisara cuando estuviera de regreso a casa.

—¿Crees que ahora estén bien?— le preguntó al pecoso a su ahora novio. 

—Al menos sentirán el corazón más ligero después— dejó caerse en el sofá mientras bebía una lata de refresco. —, y si JeongIn necesita llorar, mi hombro estará siempre para él.

Con Yang, Seo se sentía con la gran obligación de cuidarle siempre, lo había literalmente adoptado y se prometió estar a su lado para cualquier situación de su vida; fuese bueno o malo. Le tenía un gran amor de hermanos a ese travieso niño de hoyuelos hipnotizantes. 

—Eres muy dulce, ¿lo sabías?— sin previo aviso, depositó un delicado beso en los labios de ChangBin, sonriéndole después de manera burlona.

Al de baja estatura le encantaban ese tipo de acciones hechas por Lee, su forma tan juguetona de ser le tenía enamorado hasta la punta de sus dedos. Jamás había caído tan rendido a los pies de alguna persona como lo estaba en ese momento, y disfrutaba de que Felix sea aquella persona que lo tenía así.

Tan metidos estaban con su amor que después de un tiempo prudente, Seo confesó estar haciendo una canción de amor, donde plantaba cada sentimiento sentido hacia el australiano y juntos por fin la terminaron; les encantaba cantarla mientras el menor tocaba el piano para proporcionarle una bonita melodía.

Y justo en ese instante, tomados de la mano, se dirigían al cuarto de estudio del mayor para cantar un poco, ya que así de desestresaban o pasaban un rato de caridad juntos, disfrutando de la compañía del otro.

Felix tocando cuidadosamente las teclas de aquel bonito piano, y ChangBin haciendo armonizaciones de fondo les daba un toque tierno y realmente cómodo. Amaban la energía que ambos compartían.

Porque me gustas. No hay otra razón, me gustas.— comenzó Seo cantando suavemente la primer estrofa de la canción. Los recién novios se miraron a los ojos y compartieron una hermosa sonrisa sincera. —Cuando miro tu sonrisa, no hay nada más por lo que pueda pedir, porque sólo me gustas. 

Quiero preguntarte sobre tu día, escuchar tus historias se ha vuelto mi hobby.— continuó Felix, perdiéndose en esos orbes oscuros que le miraban con amor desde a un lado de donde estaban sentados.

Siguieron con la canción llenarles el momento de felicidad. Era una letra que realmente les describían, estuvo bien pensada desde el primer momento en el que la libreta fue abierta buscando llenarse de sentimientos más que reales. Su hermoso amor maduro y bien respetado, buscando la felicidad del otro en cualquiera de las situaciones.

Felix estuvo tan enamorado de la versión oscura y misteriosa que el mayor solía mostrar, pero se enamoró un poco más al descubrir esa parte dulce, tierna, alegre y sincera que guardaba solamente para la persona correcta. Se sentía tan afortunado de ser dueño de las sonrisas que el contrario le regala que juraría haber encontrado la definición del paraíso.

Mientras tanto, ChangBin había sentido curiosidad por aquel australiano asustadizo que le miraba intensamente cuando se encontraban, pero jamás se atrevió a acercarse, y perdió cualquier esperanza de valentía cuando su pequeña y dulce hermana le dijo que gustaba de un extranjero que portaba lunares como besos de ángeles. 

𝘽𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora