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❝Tu cara siempre ha sido bella, igual a la de un lindo zorro.❞

—Lo siento tanto, JiSoo noona.— se disculpaba el menor al ver que su madrastra se había alarmado por el sonido.

La femenina se dedicó a trapear el lugar y no dejar rastro de líquido en el piso, mientras que HyunJin tiraba los pedazos a la basura.

—No pasa nada, cariño— acarició el pelo del contrario amablemente y volvió a lo suyo. —, ahora ve a dormir. ¿Te la pasaste bien con Bin?

—De maravilla, gracias por preguntar.— no sonó muy convencido, pero la Hwang mayor no le tomó importancia. —Me iré a la cama.

Dicho eso, JeongIn desapareció de la cocina, esperando no encontrarse al alto en su camino, y subió cuesta arriba hacia su cuarto.

El papel pegado a la puerta de “no molestar” le hizo melancólico; el del lunar bajo el ojo nunca le tomó importancia y entraba sin previo aviso.

Ignoró todos sus pensamientos cansadores y entró por fin a su pieza. Había sido un largo día y todo lo que quería hacer era ir a la cama, llorar hasta quedarse dormido y despertar sabiendo que todo había sido una mala pesadilla; aunque sabía que no podía pasar eso.

Cerró la puerta, más no le puso el seguro porque siempre se le olvidaba, se echó a su medianamente grande cama y comenzó a sollozar. ¿Por qué alguien como HyunJin no le podía corresponder? Oh, claro, eran casi una familia de verdad.

Odiaba ese maldito hecho, y no había otra cosa más que odiar. Fácil podía enamorar a una persona, ¿pero a tu hermanastro? Incluso para él era un poco raro esa acción. Se tapó de pies a cabeza y recordó lindos momentos con el mayor.

Mientras sus lágrimas caían, no se dió cuenta cuándo fue que se quedó totalmente dormido. Tampoco cuándo fue que la puerta de su cuarto fue abierta.

Alguien estaba sentado en la silla que correspondía a su escritorio para estudiar, viéndolo fijamente con sus manos cargando su cara en desesperación.

Parecía un maldito psicópata, pero quería arreglar las cosas con JeongIn; anteriormente, la situación se sentía tensa. HyunJin tenía la necesidad de aclarar todo.

¿Debía despertarlo? Eran ya las cuatro y cuarenta de la mañana y sería muy loco que Hwang levantara al menor sólo para decir “Sí, SeungMin y yo salimos”, pero es que no se le ocurría nada más para entablar una conversación.

O ¿confesar sus sentimientos y el por qué de su decisión era un tema bueno por el cuál comenzar? No lo era, debía esperar un poco más, al menos hasta presentir que el de hoyuelos sentía lo mismo por él.

—JeongIn...— llamaba, removiendo dulcemente el cuerpo que yacía dormido. —Pss, JeongIn...

Comenzó a ver cómo Yang se removía entre las sábanas y abrazaba con fuerza el lindo zorro de peluche que tenía entre sus manos, también un puchero en sus labios lo acompañaba.

Ah, ese peluche, esa noche, ese abrazo, ese primer Te amo; el mayor jamás olvidaría esos momentos que llenaron su corazón de tanta paz y seguridad, de tanto amor y cariño por alguien.

Oh, por dios, su cuerpo comenzaba a temblar de los nervios y su corazón latía al ver la hermosa imagen frente a sus ojos. JeongIn era tan precioso para sus ojos.

Debía hablar con él, debía despertarlo y hablar. Pero se sorprendió al escuchar pequeños murmullos llegando de la persona que dormía.

—Hyung...— escuchó, aunque batallaba para hallarle sentido a las palabras. —¿soy un juego para ti? ¿Crees que soy feo?

𝘽𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora