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❝No me estoy despidiendo para siempre, pequeño.❞

JiSoo miró molesta a su hijo con aquella mirada que decía “Te lo dije”, porque iba a llegar a mayores si el chico no hacía algo para separarse.

Nadie de su familia podía enfermarse de tal cosa asquerosa.

—No-no creerán que lo que acaba de decir JeongIn es verdad, ¿cierto?— preguntó, tratando de convencerlos de otra realidad. —¡Estamos ensayando para una obra de teatro!

—No te creo nada, HyunJin, y no lo voy a permitir.— la femenina volvió a hablar levantando su dedo índice; estaba asqueada. —¡Son hermanos desde los cinco y dos años! ¡Esto es repugnante!

—¿Repugnante que seamos hermanastros o repugnante que sea gay?— preguntó irónico, estaba arto de cualquier estupidez que la boca de su madre lograba pronunciar. —¡Cualquier cosa que hagas no me quitará lo marica!

—HyunJin...— por fin, JinYoung intervino. —Tranquilizate, esto es para tu bien, el de JeongIn y para el de la familia. No queremos estar envueltos en escándalos por toda la colonia.

Hwang menor rió burlón; entonces ahí estaba el problema. El señor Yang no hacía nada para cambiar las cosas porque su reputación de pareja perfecta podía venirse abajo. Y por eso JeongIn tenía prohibido hablar de su orientación con personas del lugar si es que no fueran de confianza.

Odiaba el ambiente en el que se había criado, odiaba tener que acatar las reglas de su madre para mantener a su pequeño a salvo; porque no importa qué, Yang JeongIn debía sonreír siempre.

Aunque no era el mejor para hacerlo. Y tal vez era buena idea irse, para aclarar las cosas, para acabar con todo y regresar con un nuevo comienzo. Donde los hermanastros dejen de lado lo familiar.

—Já, eso era.— dijo y comenzó a sacar sus prendas del armario. —Está bien, me iré a Australia como lo desean, pero si yo llamo y me entero que JeongIn es infeliz; soy capaz de quemarles la casa.

—No seas tan extremo, esto es para que recapacites.— la señora Hwang dijo tratando de sobar la espalda de su hijo, y viendo no tener un buen recibimiento, soltó enojada. —¡No soportaría a dos gays en mi casa, ¿entiendes?! ¡Curate!

Yang volteó a ver a su esposa y enarcó una ceja, ¿había escuchado bien? Esto se estaba saliendo de control, y olvidaban el hecho de que aún habían dos personas abajo y un adolescente posiblemente escuchando todo mientras se destruye.

Porque eso estaba pasando. ChangBin y Felix, al oír los gritos, se levantaron de su lugar y guardaron sus pertenencias, también comenzaron a llamar al menor de todos para mantenerlo a salvo. Pero el de hoyuelos yacía llorando en la puerta de su cuarto, recargado y abrazando el oso de peluche que su hermanastro le había dado, escuchando cada una de la palabras que JiSoo soltaba.

—Te estás saliendo de control, JiSoo.— paró a la femenina y cruzó sus brazos. —Llamar una enfermedad las orientaciones sexuales es incorrecto de tu parte. Recuerda que lo estamos mandando a Australia porque ellos son hermanastros; casi una familia.

—Sea lo que sea, ya no estaré aquí para mañana.— sonrió, tomó una maleta y comenzó a guardar todo. —Descansa bien, mamá, no quiero volver a hablarte.

𝘽𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 ; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora