II. La gota que colma el vaso

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18 de diciembre

POV Valentina

Había pasado una semana desde aquella discusión tan fuerte entre mis padres. Y a esa, le sucedieron unas cuantas durante varios días. Disimulaban cuando estaba delante, pero escuchaba sus gritos y veía sus caras. No entendía bien que estaba pasando. Me refugié en las clases, el bádminton y Pedri. Desde el viaje estábamos más unidos que nunca y nos veíamos casi todos los días. Aquel sábado era mi primer finde sin exámenes después de todo el trimestre e íbamos a celebrarlo por todo lo alto cuando viniese de jugar. Fer no estaría en casa y Pedri había preparado una sorpresa. Aproveché aquella mañana para leer y ordenar mi habitación. Estaba arreglando el armario cuando mi madre tocó a mi puerta.

-¿Puedes salir un momento?

-Claro, voy.

Seguí a mi madre hasta su habitación y vi que había una maleta en la puerta.

-¿Y esta maleta?

-Por eso te llamaba, hija. Vuelvo a Milán unos días.

-¿Por qué? ¿Tú sola?

-Sí. Iré a visitar a la familia, visitaré la sede el lunes y antes del 24 estaré aquí con vosotros.

-Eso no contesta a mi respuesta.

-Necesito un tiempo para mí, Valentina. No sabes cuánto. Estos días con papá no han sido fáciles.

-¿Qué os pasa?

-No es nada, hemos superado cosas peores. No quiero que te preocupes. Hace un rato he llamado a Pedri para decirle que podía quedarse a dormir en casa, pero por favor con responsabilidad.

Sonreí.

-Tranquila, mamá.

-Hablamos por teléfono, cuando llegue a Milán te llamo.

-¿Te vas ya?

-Sí, mi vuelo sale a las 3.

-¿Y papá?

-No tardará en venir, me dijo que iba al Club.

Todo me resultaba muy extraño, abracé a mi madre y lo primero que hice fue llamar a Pedri.

-¿Preparada pa mi sorpresa vecinita?

-Mi madre se ha ido a Milán.

-Me ha llamado antes, pensé que lo sabías. Me ha dicho que podemos dormir en tu casa, pero mejor en la mía ¿no?

-Es todo muy raro, Pedri. Es la primera vez en mi vida que veo a mi madre yéndose de viaje sola sin una razón de peso de trabajo.

-Tranquila, todo va a estar bien. Hemos llegado al hotel de concentración ya. Van a asignarnos las habitaciones, hablamos después ¿Vale?

-Claro, no pasa nada. Suerte en el partido.

-Gracias preciosa, y si necesitas cualquier cosa, escríbeme.

Nos despedimos y esperé a mi padre para comer. Llego a las 2 con la raqueta y la ropa de deporte.

-Valentina, he pedido una ensalada y pasta para los dos. Llegará en media hora, voy a darme una ducha. ¿Has hablado con mamá?

-Sí. ¿Sabías lo del viaje?

-Sí, ya lo habíamos hablado.

-¿Por qué últimamente os vais de viaje sin decir nada? ¿Qué sigo teniendo 10 años?

Estaba un poco enfadada. Con mi padre no tenía la suficiente confianza como para contarle mis preocupaciones y más desde la imagen de aquel restaurante con otra mujer. Algo en mí desconfiaba de él. Por la tarde, él se arregló y me dijo que iba a visitar a un cliente. No le contesté y subí a mi habitación. Me duché y me arreglé antes de que empezase el partido. Me calenté una lasaña que había en el congelador y me preparé para ver el calentamiento. Cuando conectaron, vi que Pedri estaba con Gavi y Nico en el centro del campo y miraba su móvil. Le escribí:

Estás muy guapo por la TV, te favorece ese chandal, vecinito. Yo en el sofá esperando que empiece el partido.

Al enviarlo, vi como giraba el móvil y leía el mensaje. Levantaba la cabeza para fijarse en las cámaras y miró para varios lados, luego dirigió su mano izquierda también al móvil.

Prepárate para esta noche, estoy deseando verte.

Espero que metas goles hoy, y lo que no son goles también.

Las cámaras se fueron y no pude ver su reacción.

No juegues con fuego, Valentina.

El partido fue ajustado hasta casi el final de la segunda parte, él casi marca dos veces gol, pero al final solo dio una asistencia para el gol de Gavi, que les dio la victoria. Ahora estarían celebrando en el vestuario. Desde esta mañana, sabía que llegarían tarde, así que me puse una serie para hacer tiempo y empecé a ver las fotos que aparecían de Pedri en Instagram. No había ninguna foto conmigo en Milán y en parte lo prefería así. Una vez medio olvidado lo de Gavi, empezaba a pasar de nuevo desapercibida entre la gente, aunque nunca como al principio.

Mi padre no había llegado a casa todavía y me extrañó.

19 de diciembre

POV Pedri

Llegamos sobre la 1 a la Ciudad Deportiva. Nico se ofreció para acercarme a casa y fui a recoger a Valentina. Cuando toqué a la puerta, salió con su mochila preparada. Saltó sobre mí y la besé. Estaba preciosa y se había puesto la camiseta del Barça que le regalé encima de su jersey.

-No he podido dormir de la emoción, esperando.

-Ha sido un buen partido, pero lo de ahora sí que va a ser bueno.

Entramos en mi casa, subí a cambiarme mientras ella sacó agua y preparó unos sandwiches. Yo había cenado hace horas y Valentina tenía hambre. Bajé con el pijama y le había traído una sudadera por si quería estar más cómoda.

Mientras comía, se puso a sacar sus cosas de la mochila.

-Mierda, me lo he dejado en el sofá. Con la emoción se me ha olvidado.

-No te preocupes, ahora volvemos a por él.

-Sí, estoy segura de que mañana mi madre me llamará para ver cómo hemos pasado la noche.

-¿Y eso?

-Me ha dicho hoy con responsabilidad —imitó las palabras de su madre—

-Si supiera lo que hicimos en el viaje de Milán.

-No tentemos a la suerte, vecinito.

-Ven aquí.

Se sentó en mi regazo y la besé, su olor me encantaba y solo quería tenerla encima de mí lo que quedaba de noche. Metí mis manos por su jersey, cuando ella me frenó.

-Mi móvil.

-Tienes razón.

Antes de salir por la puerta, estuvimos besándonos, sentir que los dos teníamos las mismas ganas me hacía tan feliz. Corrimos hasta la puerta de casa y abrió las llaves. Entonces, sucedió.

En la mesa de la cocina vimos una gabardina azul y un bolso blanco. Valentina entró en el comedor a por su móvil y cuando salió se dio cuenta de esas dos prendas y se quedó petrificada. Parecía no reaccionar, me acerqué e intente sacarla de aquí. Segundos después, sucedió lo inevitable. Su padre hablaba con alguien en la parte de arriba y escuchamos una risa estridente y una voz de mujer.

Valentina me miró y negó con la cabeza. Salimos de su casa y Valentina empezó a correr. La frené y conseguí que entráramos en su casa. Fue la gota que colmó el vaso.

-Porca putana. No voy a volver a esa casa nunca más. No mientras ese hombre que dice ser mi padre siga en ella. 

La clave (Pedri González) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora