XII. Miércoles de errores

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26 de enero

POV Pedri

Presentía que estaba a punto de cagarla. Sé que podría simplemente no haber acudido, pero me jodía aceptar que no estaba actuando bien y quería demostrarme que era capaz de evitar cualquier tentación por parte de Maca. Valentina no había vuelto a escribirme, quedamos el viernes para ir a cenar al nuevo restaurante italiano que nos recomendó su madre. Y ahí estaba yo, frente a la puerta, sin atreverme a entrar, cuando escuché una puerta que se abría. El estudio tenía una salida unos pasos más allá a la izquierda, y ahí estaba ella.

-¿Qué haces ahí parado?

-Acabo de llegar.

-Voy a fumar un cigarro, entra si quieres.

Inconscientemente entré y sabía que había hecho mal, quería afrontar la situación y el efecto había sido totalmente el contrario. Joder, Fer tenía razón. Fui directamente a la sala de maquillaje y la esperé sentado.

-Ya estoy contigo.

-¿Prefieres café o té?

-Un café cortito.

-¿No te gusta?

-No estoy acostumbrado a tomarlo.

Preparó los cafés y se sentó en la mesa donde previamente yo la había esperado.

-¿Listo para una nueva sesión de trabajo?

-Sí, quiero terminar cuanto antes, esta semana está siendo agotadora.

-¿Entrenas todos los días?

Asentí con la cabeza.

-Siendo jugador debes tener a muchas chicas detrás.

-No entiendo a qué viene ese comentario.

-A la verdad.

-No me hace falta, tengo a quien quiero a mi lado.

-Entiendo.

Nos quedamos los dos en silencio, estaba contento por haber dicho eso, pero sabía que esto no había acabado.

-¿Seis meses llevabais, no?

-Sí.

-¿Y la afortunada qué edad tiene?

-Diecisiete.

-Si es un bebé todavía.

-Tiene casi mi edad, no lo veo así.

-¿Y ya te ha prohibido que hables con otras chicas?

-Valentina no es así.

-Ya me lo dirás de aquí unos meses.

Me enfadé mucho con su respuesta. Esa prepotencia que tenía, la miré y tenía una sonrisa en la cara.

-No tienes ni idea.

-No te enfades, Pedri.

-No tenía que haber venido.

Me levanté y ella se acercó a mí.

-Joder, perdona, se me ha ido la olla. No quería presionarte. Al contrario, quería disculparme.

-Pues no te ha salido muy bien.

El resto de la tarde no mencionó nada más sobre Valentina. A los pocos minutos llegaron otros chicos y se sentaron con nosotros. A veces parecía que era bipolar o sabía hasta donde llegar.

La sesión fue agotadora. Valentina me había avisado de que había terminado de estudiar y que podía pasar a verla por casa. Recogí mis cosas y estaba dispuesto a salir cuando su voz me frenó en seco.

-¿Te importaría acercarme a casa? No he podido venir en coche hoy.

Inconscientemente acepté y no sé a qué mala hora lo hice. El coche me estaba esperando aparcado en la acera de enfrente y ella entró conmigo. Le pregunté donde vivía y nos dirigimos hacia allí. El conductor nos miró con cara extraña, sobre todo porque conocía a Valentina y sabía perfectamente que no era ella.

-Gracias por traerme.

Me despedí con la mano y ella salió del coche.

-¿A casa? —me preguntó el conductor—

-No, llévame a la Ciudad Deportiva.

Era tarde pero sabía que Éric aún estaría en el gimnasio. Le dije a Valentina que no podría ir hasta la hora de cenar y apagué el teléfono. Siguiendo mi intuición fui a una de las salas de máquinas y allí estaban Nico y él.

-¿Qué haces aquí canario?

Me quedé mirándolo frente a frente.

-Ha pasado algo con Macarena ¿verdad?

Asentí con la cabeza.

-Anda vamos al vestuario, ya he acabado por hoy. ¿Vienes Nico?

-No, hago una serie más y os alcanzo.

Al llegar al vestuario golpeé el banco con fuerza.

-Cuéntame.

-Pues soy muy tonto, Éric. Me volvió a escribir y he accedido a tomar un café. Creía que iba a ser capaz de dejarle las cosas claras y ha vuelto a soltarme los mismos comentarios.

-¿Pero habéis hecho algo?

-Nada, solo tomar el café. Luego se ha disculpado porque ha dicho que Valentina era una cría.

-Cálmate entonces, Pedri. No has hecho nada malo.

-Sí, fue un error quedar con ella. No tenía ni que haberme molestado, tío.

-A ver, no has hecho nada.

-Sí, sí que he hecho. Le mentí a Valentina cuando llegó su mensaje. Le dije que me habías escrito tú.

-Y ahora que ya ha pasado, ¿por qué no se lo cuentas?

-Después de todo lo que hemos vivido juntos, creo que empezaría a desconfiar y no está en su mejor situación que digamos. No ha superado lo de su padre aún.

-Tranquilo tío, no has hecho nada malo aún. Lo del mensaje es una cosa menor. Si no quieres contárselo ahora, ya lo harás.

Hablar con él me ayudó a calmarme un poco, pero aún así me sentía culpable.

-Había quedado con ella ahora, pero no me atrevo a mirarle a la cara.

-Yo iría a verla y la tranquilizaría. Más adelante ya pensaremos como se lo dices.

Abracé a Éric y me llevó a casa. Le escribí a Valentina que acababa de llegar y ella me dijo que podía ir a su casa. No tardé ni cinco minutos en estar en su habitación. Me abrazó y yo cerré los ojos, no me perdonaría hacerle daño.

-¿Todo bien? Me tenías preocupada.

-Sí, tranquila.

Acaricié sus mejillas con mi mano y la besé. Ella sonrió y me invitó a sentarme en la cama. Allí, mientras acariciaba su cabeza estuvo contándome su día. Fingía escucharla pero por dentro no dejaba de pensar que seguiría cometiendo esos errores y ella no se lo merecía. 

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Siento haber parado durante tanto tiempo esta historia. Estoy de vuelta :)

La clave (Pedri González) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora