X. Luca

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24 de enero

-Buenos días, preciosa. Son las 7.

Pedri se levantó de la cama y pasó su mano por mis piernas para que me levantase.

-¿Y si nos quedamos un ratito más aquí?

-Venga chiquita, ya queda menos para el viernes.

-Mentira, vecinito. Queda muchísimo...

-Te preparo el desayuno.

Me levanté y me vestí con la ropa que ya había traído. Mi madre y yo habíamos acordado que a las 7:30 estaría lista y solo bajo esa condición había aceptado que durmiese en casa de Pedri.

-Estás guapo hasta recién levantado.

-Eso eres tú que me ves con buenos ojos.

Desayunamos juntos y después Pedri subió a hacerse la mochila para entrenar. Aproveché para lavarme los dientes y la cara y luego lo esperé para salir juntos.

-¿Nos veremos alguna tarde?

-Hoy, el miércoles y el viernes tengo las grabaciones. Pero puedo pasarme por tu casa después.

-Da igual, lo hablamos durante la semana. Qué tengas buen día, vecinito.

Nos besamos y salí hacia el coche de mi madre que me esperaba ya en la calle. El trayecto hacia el instituto fue bien, mi madre parecía bastante mejor que los días anteriores. Mi padre había dormido en casa, pero eso no significaba nada, hoy volvía a marcharse por cuestión de trabajo o eso es lo que nos había dicho a nosotras. Intenté no pensar más de la cuenta en ello.

Las clases fueron aburridas y los profesores nos insistían en que no debíamos bajar el rendimiento. Lo último en lo que pensaba yo era en eso, simplemente me limitaba a hacer los deberes, estudiar y fin. Me ayudaba a distraerme del resto. De repente, la directora entró en nuestra clase y desvió toda la atención.

-Perdonad, quería hablar un momento con Valentina. ¿Puede salir?

La profesora asintió y yo me levanté y salí de allí.

Vi como le hizo un gesto a su hijo antes de salir. Deseaba que no fuese nada relacionado con Mateo.

-A ver Valentina, tenemos un problema con un alumno y pensamos que puedes ser la persona idónea para ayudarnos.

-¿Yo?

-Sí. Se trata de un alumno de 1º de la ESO. Se llama Luca y hace poco sus padres se han separado.

Vaya, qué justo. Iba a responderle de forma cortante, pero sabiendo quien era me calmé.

-Lo siento. ¿Pero en qué puedo ayudarle?

-Desde que volvió de vacaciones, Luca no habla con el resto de sus compañeros ni con los profesores. No quiere comunicarse y si lo hace solo es en italiano.

Me quedé un poco parada. Continuó hablando.

-El orientador pensó que quizá sería buena idea que intentaras hablar con él en italiano. A ver si consigues que se abra y a partir de ahí poder trabajar nosotros.

-Vale, lo haré.

-Acude a mi despacho en la clase después del patio, informaremos a vuestros profesores que estáis allí. Y muchas gracias Valentina.

Entré en clase y Cristian me miraba ansioso por saber qué me había dicho Victoria. Cuando sonó la alarma del patio, se lo conté.

-Vaya movida, a ver si consigues hacerlo hablar. Aunque va a verte tan mayor que a lo mejor se asusta.

La clave (Pedri González) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora