XX. Vigila en quién confías

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9 de febrero


POV Valentina

La tarde empezó como siempre. Yo estudiando en la mesa del comedor, mi madre recostada en el sofá después de comer antes de su turno de tarde en el despacho y la tele sonando de fondo. El sonido del teléfono rompió esa sensación ya vivida. Mi madre se estiró para cogerlo y se levantó a la cocina. 

¿Quién sería a estas horas? Volví a mis ejercicios y deseé poder terminarlos para quedar con Pedri más tarde. 5, 10, 15 minutos... O era mi tía, o había un verdadero problema en su trabajo. Continué haciendo tarea hasta que escuché a mi madre bajar las escaleras. 

-Tengo que ir esta tarde a Barcelona, ha habido un problema con la impresión de una traducción mía. Los directores me necesitan en la sede hoy. ¿Quieres venir conmigo y después vamos de compras?

Sé que cuando mi madre me decía de ir de compras era porque necesitaba despejarse, así que asentí. 

-Voy a prepararme el bolso, dame cinco minutos.

-Tranquila, puedes estudiar en la cafetería de bajo del edificio. Es muy tranquilo.

Escribí brevemente a Pedri de que a lo mejor me retrasaba luego un poco, pero que no se preocupase.  Salimos en cuestión de diez minutos, mi madre expresaba bastante preocupación en su rostro.

-Tutto andrà bene

-Grazie mille

Llegamos y mi madre me abrazó para despedirse. Entré y me pedí agua con limón. Ya tenía suficientes nervios encima como para pedir algo excitante. Antes de lo esperado, acabé mis ejercicios y de estudiar las asignaturas que tenía asignadas para ese día. Una vez acabé, revisé mi móvil y vi que Chiara me había escrito, pero antes de que pudiese entrar a sus mensajes, escuché mi nombre. 

Levanté la mirada y vi al hermano de Luca allí plantado. 

-¡Hola! ¿Qué haces aquí?

-¿Y qué haces tú aquí?

-He venido a acompañar a mi madre que vamos luego de compras. 

-Nosotros tenemos una grabación cerca de aquí y he venido a comprar merienda para el equipo, estamos a punto de acabar después de todo el día.

-Me alegra que ya te quede poco para acabar el trabajo.

-Gracias, Valentina. Yo también espero que lo pases muy bien de compras.

-Te acompaño mientras pides, Lorenzo.

Me levanté y cogí mi mochila. Él se dirigió a la chica de la barra e hizo el pedido y se acercó de nuevo a mí. 

-Qué casualidad más buena.

-Sí, yo también me alegró de verte. 

-¿Sabes si en verano viajaréis a Milano?

-Todavía no lo sé, pero seguramente viajaremos unos días.

-Seguiremos hablando, pero siempre celebramos el aniversario de mis abuelos en su

casa de verano en el lago di Como, te invitaremos. Seguro que a Luca le hará mucha ilusión.

-Claro, muchas gracias. 

-¿Cómo ha ido después del cumpleaños?

-Mucho mejor, cada día notamos que se abre más con sus compañeros, con nosotros. Y todo gracias a que tú le escuchaste.

-Bueno, en realidad es gracias a él mismo. No creo que unas clases sueltas hayan hecho eso por sí solas. 

-Sea como sea, gracias. 

La clave (Pedri González) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora