Summary: Durante años, Adrian ha ansiado un lugar al cual llamar hogar, sin saber que lo que había estado buscando estaba justo enfrente.
REGISTRADA EN SAFE CREATIVE (CON SUS PERSONAJES ORIGINALES.)
PROHIBIDA TODA COPIA TOTAL, PARCIAL O ADAPTACIÓN A...
Disclaimer: Si fueran míos, esto no sería escrito, sería vídeo :v
Music:
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La cena desapareció en un santiamén y lo único que Hugo y los dos adultos pensaban era en tener esas piezas cubiertas de chocolate en sus estómagos. Incluso Marinette a quien le gustaba pensar que tenía autocontrol y estaba entrenada, no pudo resistirse a la tentación, y tan pronto como dieron una última mordida a su cena (incluyendo Hugo quien era famoso por dejar su cena sin terminar), la anticipación solo se intensificó cuando Marinette sacó la caja y colocó un trozo en cada plato. Hugo no se molestó en esperar a ninguno y solo tomó su porción del plato y llevó el postre a su boca, mordiéndolo como podía con sus escasos dientes, sonriéndoles a su madre y a su vecino – mirándolos con el rostro lleno de chocolate.
Los dos adultos rieron y comieron, uniéndose a Hugo al delirio de chocolate. Tan delicioso era el postre que ninguno quería pasarlo sin la amenaza de derrumbarse, solo agregando a lo hilarante de la situación.
Marinette terminó con restos de chocolate alrededor de la boca, Adrian rio y señaló hacia su propio rostro indicándole a la menor que quizá se había emocionado mucho con el postre.
Un sonrojo llenó su rostro mientras sus dedos iban a limpiar, pero siendo detenida por Adrian.
—Yo lo hago.— Sonrió y retiró los remanentes con su pulgar, sin estar al tanto de que inconscientemente sujetó el lado de la mejilla de Marinette en el proceso y ahora la miraba como si estuviera hecha de diamantes y oro.
Él siempre había tenido un pequeño crush por su vecina desde que se mudaron, tenía que admitirlo. Pero viéndola ahora, así de cerca después de entrar a su mundo y viéndola como realmente era, no pensaba que su 'pequeño crush', era pequeño.
Marinette era hermosa en cada aspecto posible.
Juventud y jovialidad provenían de su ser, así como también sus ojos increíblemente azules mostraban amor y calidez que era imposible no sentirse seguro y protegido. Tenía los labios más bonitos que había visto y una sonrisa que estaba seguro cualquier dentista envidiaría.
Estando entretenido por Hugo todo el tiempo, había hecho que Adrian olvidara, si acaso momentáneamente, lo increíble que era la madre del bebé.
Y ahora mismo, todo lo que quería era-...
—¡Chu! ¡Chu!
El súbito grito de Hugo interrumpió el momento entre Adrian y Marinette, ambos se sonrojaron no solo debido al estallido del niño sino también por la posición íntima en la que habían estado y ninguno se había molestado en romper hasta ahora.
Nadie estaba más decepcionado que Hugo, y fue evidente por su puchero mientras repetía uno de los limitados sonidos onomatopéyicos que las personas podían entender de él.
'¡Tall Man! ¡¿Por qué te detuviste?! ¡Se supone que debes besar a mi mamma como en las películas! ¡A mamma le gusta! ¡En especial cuando lo hago yo, mira, te enseñaré!'
El bebé empezó a mover las piernas desde su trona, frunciendo los labios, ansioso por mostrarle a su vecino exactamente cómo es que a su mamma le gustaba ser besada, pero Marinette, tan avergonzada como estaba, vio esto como uno de los momentos locos de Hugo, y malinterpretó la situación. Los niños y su loca imaginación, ¿verdad?
Soltó una incómoda risa y se aclaró la garganta antes de ponerse de pie y limpiar la mesa – Adrian aún estaba sobrecogido por lo sucedido. Giró hacia el infante por ayuda, el bebé estaba mirándolo con atención.
'¡No solo me mires, Tall Man! ¡Ve a besar a mamma! ¡Se supone que eres el listo aquí!'
Afortunadamente, Tall Man pareció entender su mensaje y asintió, yendo hacia una de las bolsas que habían traído y sacó dos narcisos y una margarita que, una de las tantas floristas le había dado a él y a Hugo como regalo, extendiéndoselos a Marinette.
Esto no era lo que Hugo tenía en mente, pero confiaba en que Tall Man sabía lo que hacía.
O al menos eso esperaba.
—E-espera... uh, Hugo, obtuvo esto para ti. La florista le dijo que es para mostrarle a alguien su amor incondicional y supongo que él pensó en ti.
—¿De verdad, cariño? ¿Le trajiste una flor a mamma?— Marinette arrulló, dándole a su hijo besos esquimales como forma de agradecimiento.
—Y, uh, yo... te traje estos.— Tartamudeó, tímidamente extendiéndole dos narcisos amarillos que había escogido.
—¿Y esto?— Marinette dijo, mientras jugaba con los pétalos de la flor amarilla.
—Agradecimiento.— Adrian respondió calmado, escogiendo decirle a Marinette solo la mitad de la verdad. —Eres una gran madre, Marinette. No creo que las personas te lo digan lo suficiente.
Por lo que pareció ser la centésima vez el día de hoy, Marinette no había podido esconder el sonrojo que su vecino le había arrancado. Giró los narcisos por su tallo, haciendo tímido contacto visual con el mayor.
—Es agradable ser apreciada de vez en cuando. Esto es muy dulce de tu parte, Adrian. Gracias.
—¡Chu! ¡Chu!— Hugo volvió a gritar, riendo cuando su madre lo miró seria.
—Creo que es la hora del baño de alguien~ vamos a preparar tus cosas, pumpkin~
Adrian retrocedió, esperando que ambos salieran de la cocina antes de empezar a recoger la mesa para lavar los platos, dejando que la cálida sensación se ubicara en su estómago mientras recordaba la mirada en el rostro de Marinette cuando Hugo los había alentado a besarse, y cuán adorable se había sonrojado.
Al menos ahora sabía que no era el único que quería un beso... Se preguntaba si quizá Marinette misma también quería...
Nota: Los narcisos, simbolizan caballerosidad. Es indicativo de nacimiento, nuevos comienzos y vida eterna. También simboliza amor no correspondido.
Continuará...
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