No interrumpan una conversación seria.
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Aisha
¿Qué puede ser peor que cortarle las alas al chico que te gusta?
¿Qué es peor que intervenir su beso? Cuando te mueres por devorar sus labios
¿Qué es peor que todo eso?
La respuesta es: Que el chico que te gusta sea obligado a acompañarte a un spa. Donde va a estar a tu lado, muy cerca de ti, cuando te mueres por besarlo.
Sí, definitivamente esto es mucho peor.
—¿Cómo se te ocurre hacer eso abuela? —le recrimino en voz baja mientras Theo va a avisarle a Alena de su cambio de planes.
—Ay cariño, solo necesitaban un empujoncito.
Era un empujoncito abuela, no que me tirarás a las garras del lobo, aunque el fondo me guste estar entre esas garras.
—Abuela, no puedes invitarlo a ir con nosotras. Ahora mismo le dices que nos surgió un inconveniente y se suspende el spa. —me pongo seria.
—No puedo des invitarlo, Aisha. Eso es de mala educación y yo no te crie así.
—Abuela. —exclamo con frustración.
—Ni una abuela ni que nada. Además, nos tiene que ayudar a subir la silla al auto, también ayudarme a subir y... —la interrumpo.
—Abuela, puedes caminar muy bien, solo usas la silla para no esforzar tanto tus piernas. —me quejo.
—Ssssh, Aisha —lleva un dedo a sus labios en gesto de silencio—, eso él no lo sabe.
Me quejo una vez más, pero mi mente de desconecta al sentir a Duquesa recostarse contra mi pierna.
—¿Tú también estás de acuerdo con esto?
Miau.
—Viste, hasta Duquesa sabía que necesitaban una ayudita. —me guiña el ojo.
Estas dos de casamenteras van a acabar con mi vida.
—Abuela es el organizador de mi boda. —retomo la conversación.
—También es el chico que te gusta. Y ese sobrenombre para mí es más importante.
—Va a organizar mi boda. —le recuerdo.
—Una boda que no quieres y de la que vamos a encontrar una forma de evitar.
—Está en juego mi futuro abuela.
—Vamos a encontrar una forma Aisha. —dejo salir un suspiro.
Me dispongo a replicarle cuando escucho los pasos de Theo. Duquesa corre a su encuentro y se restriega contra su pierna. Theo ríe antes de levantarla y recostarla contra su pecho, donde una Duquesa muy a gusto se acurruca.
Miro boquiabierta a la antipática de mi gata entre sus brazos, y por un momento la envidio.
—¿Están listas? —su voz ronca me estremece.
—Sí, muchas gracias joven por acompañarnos. Eres un encanto. —pestañea con una sonrisa marcada en el rostro.
Theo se acerca al auto ignorándome, deja a Duquesa en los asientos mientras ayuda a una muy buena actriz, a subir al auto y guarda la silla de ruedas.
A un lado del auto lo veo hacer todo eso con la boca abierta por la actitud de mi gata y la abuela. Tal parece que ellas están más enamoradas de Theo que yo.
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Seis meses para decir no
RomanceElla se acostó con un tipo una noche y ahora él es el organizador de su boda por conveniencia. *** Aisha siempre fue una soñadora. Añoraba tener una historia de amor como la que leía en sus libros. Pero tuvo que afrontar la cruel realidad. ¿Qué pue...