Seis meses para decir no

Capítulo 39

No dejes de lado a tus amigos.

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Aisha

Duquesa juega con los pies de Jack mientras esté prepara la comida.

—Duquesa Stuart, porque me insistas más no te voy a dar esta comida, espera a que tu nuevo papá llegue con la tuya.

—¡Jack!

—Oye yo no fui quien le puso un padre a Duquesa.

Jack lleva molestándome desde que llegué con Theo y eso que todavía no le había pedido permiso para salir conmigo.

Cuando llegamos a la casa Duquesa comenzó a exigir su comida eso me recordó que no había sacado nada de la casa, ni su cama, ni su arenero y tampoco su comida.

Por suerte Jack tenía alguna de las cosas de Duquesa cuando se quedaba aquí, pero no tenía comida así que Theo se ofreció a ir a comprarla.

—Entonces, ¿Qué me vas a contar? —me mira con una ceja alzada conociéndome demasiado bien.

Jack deja la comida destinada para nosotros cocinándose y se sienta a mi lado, Duquesa sube a su regazo exigiendo caricias.

—Fui a ver a papá y mamá.  

—¿Y?

—Le dije que no me iba a casar.

—¿Qué? Aisha que me estás tratando de decir.

—Que no voy a dejar que me obliguen a hacer algo que no quiera otra vez.

—Aisha… —una sonrisa se desliza en sus labios antes de abrazarme, Duquesa se queja por ser movida bruscamente.

—Theo descubrió que el decano fue expulsado y él conoce a la nueva decana, ya no me pueden amenazar con mis estudios.

—No sabes lo feliz que estoy Aisha —la sonrisa de borra de sus labios—, espera ¿Qué hicieron? Los conozco y no se van a quedar, así como así.

—Me echaron de casa por eso estoy con Duquesa aquí.

—¿Te vas a quedar con Theo? Sabes que esa también es tu casa y puedes dormir conmigo como cuando éramos pequeños.

—La verdad es que no lo he pensado. No sé que voy a hacer, pero ahora solo me importa que soy feliz, pero esto libre.

—Tienes razón. Entonces, me vas a decir que está pasando con Theo. No soy tonto, vi como te miró, como llegaron con las manos entrelazadas y como te beso la comisura de la boca antes de que fuera a comprar la comida para Duquesa.

—Oh por Dios, Jack. Eres peor que la vieja chismosa del barrio.

—No soy chismoso, solo soy muy observador.

—Claro.

—No seas sarcástica. Dale cuéntame de una vez.

—Me pidió que fuera su novia.

—AHHHH. — el grito que pegó me dejó un oído sordo.

—Jack, mi oído. —me quejo.

—Sabes cuanto tiempo Abby y yo los hemos estado shipeando, déjame ser feliz porque tengo cuñado. Y has el favor de contarme los detalles.

La sonrisa de Jack es contagiosa.

—Me lo pidió cuando estábamos en el hospital cuidando a su mamá, ella y su tía estaban presentes y….