Capítulo 27

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No antepongas los deseos de los demás ante los tuyos.

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Aisha

Sentir que se detiene el mundo se queda corto con la sensación que estoy sintiendo en este momento.

Theo salió del salón en el que estábamos hace un momento y la burbuja de alegría se explotó en segundos, ¿Es tan difícil ser feliz al menos por una hora?

¿Acaso no merezco ser feliz?

—Theo...

Mi voz sale ronca, no sé si es debido a que estuve llorando o es el hecho de que el nudo en mi garganta no me deja hablar.

—Llegó el que faltaba en la fiesta. —murmura burlón André y mis ganas de golpearlo van en crescendo.

—¿Qué está pasando aquí, Aisha? Dime que está ocurriendo, de una vez y por todas.

—Theo es que...

—Es que mi prometida y yo habíamos quedado aquí para vernos, para ya sabes, cosas íntimas. Pero es muy grato encontrar al organizador de nuestra boda aquí ¿No es así, cariño?

Pasa un brazo sobre mis hombros para acercarme a él, pero yo me salgo de su agarre haciendo que me mire con enojo.

—Theo, no es lo que estás pensando.

—¿Qué crees que estoy pensando, Aisha? —nos mira de uno a otro analizándonos.

—Es muy probable que te estés haciendo ideas erróneas.

—No puedo pensar ideas erróneas cuando estás con tu prometido, Aisha.

Le entiendo, todo lo que pasamos juntos hace un rato había sido mancillado por culpa de André, y por esta estúpida boda por conveniencia que nos tiene a todos metidos en un bucle de horror.

—¡Tienes razón, Thiago! —la voz de André comienza a resultar molesta—, por esa respuesta obtuviste un punto conmigo, así que no voy a hablar de tu mamá. Solo por eso.

—¿De qué estás hablando? —pregunta Theo con confusión.

—Todo a su tiempo, Thiago.

—Theo.

—Eso mismo —le resta importancia con la mano—, ahora lo importante es que Aisha tiene tomar una decisión.

Maldito, me metió en una encerrona.

—¿Aisha?

Mi cabeza late en señal de sobrecarga de información en cualquier momento voy a explotar y el resultado no va a ser nada agradable.

—¿Qué es lo que decides, cariño? —me mete presión André.

Consejo: No antepongas los deseos de los demás ante de los tuyos.

Mi mente rebobina todo lo que dijo André hace un rato, todo lo que va a pasar si se sabe la verdad, a todas las personas que se dañarán por mi culpa.

Todo ronda en mi cabeza como un disco rayado, el dolor se instala en mi peco como la peor de las dolencias, pero es necesario decidir y aunque quiero ser egoísta no quiero hacerles daño a los demás.

Mi labio inferior tiembla cuando menciono las palabras, que más me ha dolido decir en mi vida.

—Lo siento, Theo.

Bajo la cabeza con el dolor latiendo en mi corazón, y sin poder hacer algo para calmarlo.

—¿Qué significa eso? —masculla Theo.

Seis meses para decir noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora