2. Tensión.

50 1 0
                                    

La campana sacó a Kurt de sus pensamientos y se puso de pie, con una sensación incómoda en el estómago, apenas consciente de que sus manos temblaban ligeramente. «No puedo ignorarlo, no después de ver eso», pensó, resoplando ante la frustración.

Regresó al aula y se encontró con Michael y Henry rodeando a Yukishiro en su pupitre. Parecía haberse cambiado el blazer, pues no se notaban rastros de sangre. Los dos tipos se estaban riendo a carcajadas hasta que notaron la entrada de Kurt, quien frunciendo el ceño, se colocó entre los dos, apoyando una mano sobre el pupitre.

—¿Podemos hablar en el almuerzo? —preguntó, su tono más serio de lo habitual. No obtuvo respuesta de Yukishiro, pero los dos tipos se burlaron de su intento.

—¿Qué pasa? ¿Te interesa este inútil? —bromeó Henry con una risa mordaz.

Kurt apretó los puños, su mandíbula tensa —No me interesa. Pero no me gusta que ustedes dos, idiotas, se diviertan a expensas de los demás.

Michael soltó una risa sarcástica —Mira quién habla, un delincuente —Lo retó con la mirada—. ¿Es que acaso vas a salvar a todos los marginados?

—Solo a este —Kurt señaló a Yukishiro, cuya mirada seguía baja, evitando todo contacto visual mientras se encogía en su asiento.

—¿Te gusta él? —Henry soltó una risa burlona.

La paciencia de Kurt se esfumó. Agarró a Henry del cuello de la camisa, sus dedos apretando con firmeza, y lo empujó contra la pared cercana.  Su mirada estaba tensa, mostrando su creciente enfado.

—No juegues con fuego, Henry —advirtió en voz baja pero amenazante.

—¡Kurt, suéltalo! —intervino Michael, con una mano sobre el hombro del mencionado.

Kurt le lanzó una mirada afilada, pero finalmente soltó a Henry, quien, con un visible enojo, intentó enderezar su ropa.

—Eres un loco, Forest —escupió Henry—. Deberías aprender a no meterte en asuntos ajenos.

—¡Ya basta! —exclamó June al entrar al aula, intentando ponerse entre los dos.

—Fuera de mi camino, perra —dijo Henry con desprecio, dándole un pequeño empujón con la mano.

—Oye —masculló el moreno, con su mano sobre el hombro de Henry—, no la trates así.

—¿En qué lado estás, Michael? —le respondió, mirándolo a los ojos con incredulidad.

Antes de que pudiera responder, la puerta del aula se abrió y el maestro entró, poniendo fin al creciente caos.

—¿Qué está pasando aquí? Todos a sus asientos de inmediato —ordenó este, con un tono autoritario.

Los cuatro se separaron, cada uno llevando su propia ira y frustración consigo mientras volvían a sus asientos. Los murmullos cesaron, pero el aire estaba cargado con una tensión que solo un maestro recién llegado podía ignorar, quien cuya mirada recorrió la sala antes de dirigirse a la pizarra, y los estudiantes, con un suspiro colectivo, obedecieron, volviendo a sumirse en el silencio superficial de la aparente normalidad escolar.

El estruendo de la campana anunció el tan esperado almuerzo, y el tumulto en el aula se disipó mientras Henry, aún enfadado, abandonaba la clase seguido de cerca por Michael. June se aproximó a Kurt y Yukishiro, con pesar en su expresión.

—Lo siento mucho por todo eso. Henry puede ser... complicado. Esto no debió haber llegado a ese punto.

Kurt asintió con desgano, pero no emitió palabra alguna. June se dirigió rápidamente hacia la puerta para alcanzar a los dos chicos que ya se habían marchado.

Incurable ScarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora