9. Redención.

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Había llegado la hora del desayuno y estaban todos en el bullicioso comedor. June contaba, bastante animada, cómo derrotó a cada contrincante de su práctica de karate el fin de semana.

Mientras tanto, Kurt se notaba apático, frunciendo el ceño y rechinando los dientes. Odiaba que Michael estuviera ahí junto a ellos, como si no hubiese hecho nada, bueno, técnicamente no hizo nada, pero Kurt no podía perdonarlo.

Lo que no entendía era por qué la víctima de todo esto lo perdonaba con tanta facilidad. ¿Acaso olvidó que Michael se quedaba a ver cómo le hacían bullying? Nunca se lo reportó a los maestros, ni intentó detener a sus amigos, y ahora venía con que estaba arrepentido. Kurt no le creía.

—¿Sucede algo? —preguntó Yukishiro tras darle un mordisco a su empanada.

Kurt notó una leve quemadura en la mano de Yukishiro, más decidió no mencionar nada al respecto.

—Mm… —suspiró—. Solo estoy cansado.

—Hey, ¿no están escuchándome? —inquirió June, enarcando una ceja.

—Yo sí —dijo Michael, sonriendo de oreja a oreja.

—No me interesa —añadió Kurt, riéndose—. De todas formas no podrías conmigo.

Michael frunció el ceño. Definitivamente nunca se llevaría bien con Kurt.

—¡¿Ah?! —June le dio una manotazo a la mesa y se levantó, bastante indignada—. ¿Qué? ¿Crees que puedes ganarle a una artista marcial siendo tu un… un don nadie?

Kurt no pudo evitar reírse más fuerte, luego suspiró. —Bueno, si soy un don nadie, soy uno que sabe usar sus puños.

Yukishiro se puso de pie, lo que llamó la atención de sus amigos y de quienes pasaban por ahí.

—Ya basta, no peleen —dijo, con una mirada seria.

—Estaba bromeando, no te lo tomes tan en serio —explicó Kurt antes de darle un sorbo a su jugo.

—Oh… —dijo Yukishiro, sonrojado. Después de pasar vergüenza, tomó asiento.

June hizo lo mismo y resopló. —Ni con todas las ventajas del mundo podrías ganarme.

—Hasta con los ojos cerrados —Recostó su mejilla en su puño, totalmente relajado.

Yukishiro suspiró, en un intento por liberar toda la ansiedad que lo consumía por dentro.

—¡Oh, cierto! —June abrió más los ojos—. Kurt, no me has dado tu número.

—Ni lo haré —dijo, desviando la mirada.

—¿Qué? ¡¿Por qué no?!

—No me agradas —respondió, mirándola fijo a los ojos.

—Pero… estabas bromeando conmigo, hace un momento —dijo, bajando la mirada.

—June, no vale la pena —añadió Michael a su lado.

—¿Acaso te hice algo? —preguntó ella, ignorando las palabras de su amigo.

—No, pero no hiciste nada por Yukishiro cuando tuviste la oportunidad —explicó, con las cejas fruncidas—. Dicen que mires con quién te juntas para saber quién eres.

—Kurt… eso ya pasó —mencionó Yukishiro en voz baja.

—Tú la perdonaste, pero yo no puedo —Kurt no podía entender por qué Yukishiro confiaba tanto y tan rápido en otras personas, pero con él no fue así.

—... —June se puso de pie y se fue. Michael la siguió, preocupado.

—No creo que June sea mala persona —mencionó Yukishiro, luego suspiró.

—¿Qué hizo ella por ti cuando te estaban haciendo bullying? ¿Quedarse a mirar? —Se rió secamente.

Yukishiro volvió a suspirar, cabizbajo. —Ella siempre se iba, pero Kurt, ¿no que todos cometen errores? Ella se disculpó y eso quedó en el pasado para mí. Yo sí creo que las personas pueden cambiar.

Kurt se quedó sin palabras, viendo como Yukishiro se ponía de pie para ir tras June. Y de alguna manera, sintió arrepentimiento, también orgullo, lo primero por cómo se comportó, lo segundo porque Yukishiro se había hecho más fuerte, más alto, eso aceleró su corazón de una manera que parecía olvidada.

De regreso a clases, antes de que estas empezaran, Kurt se acercó a June y le tiró unos snacks sobre la mesa.

—Perdón por mi comportamiento anterior. Fui un estúpido —dijo, rascando su nuca.

June sonrió mientras tomaba uno de los snacks. —Te perdono.

La mirada de Kurt se fijó en la de Yukishiro por unos segundos, la desvió y luego volvió a su asiento. Las clases transcurrieron con normalidad hasta que llegó la hora del almuerzo.

—¿Qué van a comer hoy? —preguntó June, mientras guardaba sus libros en la mochila.

—El menú básico —respondió Yukishiro en voz baja—, porque es gratis.

—Yo voy a comer… —dijo Michael, pensando.

—¡No comas eso, Yuki! —interrumpió la chica—. Te compraré el especial del día. ¡Espaguetis!

—Oh… no deberías… —dijo, rascando su barbilla con nerviosismo.

Kurt abrió la boca, a punto de decir algo, pero su celular sonó. Al sacarlo notó que era un número desconocido. Le hizo una seña a sus compañeros para que se adelantaran al comedor y luego contestó.

—¿Hola? —inquirió, enarcando una ceja.

—No cuelgues —dijo la persona al otro lado. Una voz femenina, demasiado familiar para él.

—Basta, no quiero escucharte —dijo entre dientes, apretando el celular con furia.

—Kurt, hablemos… ¿quieres? —preguntó con la voz rota.

—Eres de lo peor, no me llames, ni me busques —dijo, para luego colgar. Bajó su celular, sus manos temblaban, sudor frío se deslizaba por su sien. Se encontró respirando de manera agitada.

Al apoyarse de una mesa, suspiró. Levantó la mirada, encontrándose con la mirada preocupada de Yukishiro.

—R-Respira profundo, como me enseñaste —murmuró, colocando una mano sobre el hombro contrario.

—Estoy bien… —dijo, antes de respirar profundo.

—Mira, te traje una malteada de chocolate —La puso entre las manos temblorosas de Kurt, quien le sonrió.

—Gracias —dijo y suspiró, para después darle un sorbo. Así, se sintió más relajado, deleitándose ante el dulce sabor.

—¿Quieres que te traiga algo de comer? —preguntó, jugando con sus dedos.

—No, está bien. Iré yo —respondió, para luego revolverle el cabello de manera juguetona.

Yukishiro cerró los ojos y sintió que su corazón se detuvo. La sorpresa se dibujó en su rostro, luego la confusión y por último el nerviosismo. No pudo evitar el sonrojo que vino a continuación, y Kurt se perdió un momento mientras lo contemplaba. Él era hermoso ante sus ojos. De alguna manera, se sintió mejor.

Kurt no iba a pensar mucho en lo que estaba sintiendo, quizás se había encariñado por ser tan similares, sin duda alguna.

Incurable ScarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora