Prólogo: Game Over.

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Las sirenas ululaban en la noche, un coro de urgencia que cortaba el aire pesado. Las luces rojas y azules parpadeaban, reflejándose en los ojos dorados de Kurt, que estaban nublados por el terror y la culpa. Sus manos temblaban, manchadas de sangre, mientras se encontraba arrodillado en el asfalto frío y áspero.

Observó a su amigo, tendido a un lado, con los ojos cerrados y con una respiración que se iba volviendo cada vez más lenta. El corazón de Kurt latió con fuerza, una mezcla de desesperación y angustia. El mundo a su alrededor se estaba desvaneciendo en un conjunto de sonidos distantes y borrosas figuras uniformadas que se apresuraban a ayudar.

—¡Yuki! —gritó Kurt, pero su voz sonó lejana, como si viniera de otro mundo. Sus manos temblorosas tocaron el hombro del mencionado, rogando por una respuesta que pareció no llegar—. P-Por favor, despierta —susurró, con la voz quebrada—. Por favor...

Los paramédicos continuaron trabajando frenéticamente a su alrededor, pero Kurt solo tenía ojos para Yukishiro. Los latidos palpitaban en sus oídos, su pecho se apretaba con cada respiración entrecortada. Todo segundo sin respuesta se sintió como una eternidad, como si el mundo entero se hubiera detenido.

Finalmente, un paramédico se inclinó hacia él, sus palabras eran murmullos lejanos. —Tenemos que llevarlo al hospital. ¿Puedes ponerte de pie?.

Miró al paramédico, pero sus pensamientos estaban atrapados en el rostro pálido de Yukishiro. Solo pudo asentir débilmente, pensando que esto era una pesadilla, que pronto iba a despertar. Las sirenas siguieron sonando, las luces siguieron parpadeando, pero el corazón de Yukishiro se detuvo.

Incurable ScarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora