capítulo 8

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maratón 4/?

Durante un instante, sentí que sus palabras no tenían sentido.

No había dicho "mi esposa".

¿Verdad?

Era imposible que hubiera dicho, precisamente, eso.

Quizá... quizá había dicho mi novia. O mi amiga. O lo que fuera. Cualquier cosa menos mi esposa.

Como en un mundo paralelo, percibí que Marcy se acercaba prácticamente corriendo hacia nosotras. La peliroja levantó la mirada por encima de mi cabeza, lo que me indicó que estaba justo detrás de mí, pero no se atrevió a acercarse, ni a tocarme demasiado. Aunque podía notar su mirada clavada en mi nuca.

-Eres una hija de puta -le espetó la peliroja sin siquiera pensarlo, furiosa-. Vengo aquí, a verte para celebrar contigo que te han clasificado para Un premio... ¡Y mira cómo te encuentro!

Una parte de mí seguía esperando a que Marcy dijera algo. Preferiblemente, algo como ¿qué dices? No estamos casadas.

Pero no lo decía.

Solo estaba en silencio, detrás de mí.

Y yo encontré por fin mis cuerdas vocales.

-¿Has dicho esposa? -pregunté lentamente, con voz grave.

Ella bajó la mirada hacia mí y, por un momento, pareció furiosa. Solo que después frunció ligeramente el ceño, como si algo la sorprendiera.

-No te lo ha dicho, ¿verdad? -me preguntó, y esta vez ya no sonaba tan furiosa conmigo.

No pude responder. Aparté la mirada hacia Maddie, Olivia y Yunnan, que nos estaban observando desde la distancia. Maddie sacudía la cabeza.

Y, entonces, Marcy por fin habló.

-Maggie -empezó-, ¿te importa dejarnos solas un momento para que...?

-¿Que os deje solas? -repitió ella con voz chillona, como si no pudiera creérselo-. Pero... ¿tú quién te crees que soy? ¿Te crees que voy a permitir que me humilles de esa forma, en público, y luego me apartaré para que puedas hablar con tu nueva novia?

-No soy su novia -solté en un tono muchísimo más brusco de lo que pretendía.

Me aparté un paso de Marcy y noté que ella me miraba, pero no pude devolverle la mirada. Tenía una extraña sensación amarga, fría y... de traición... recorriéndome todo el cuerpo.

Ni siquiera estaba segura de por qué me sentía traicionada. Quizá para él no había dejado de ser en ningún su amiga, ¿no? Nunca había hecho una ademán de besarme. Lo había hecho yo. Quizá esas bromas se las hacía a todo el mundo. Quizá lo había malinterpretado.

O quizá es una estúpida infiel.

-Vaya -Maggie señaló con una sonrisa rabiosa-, menos mal que ella es más lista que yo. ¿Quieres un consejo, querida? Aléjate de esta imbécil. O acabarás como yo, teniendo que ver cómo besa a otras delante de ti.

-Eso no es verdad, Maggie -le soltó Marcy, y sonaba enfadada.

Oh, nunca lo había escuchado enfadada, eso hizo que levantara la cabeza y lo mirara por fin, pero ella estaba ocupada fulminando a Maggie con la mirada.

-¿Que no es verdad? -repitió ella, pasmada-. ¿Y qué acabo de ver? ¡Estabas...!

Pero yo ya no seguí escuchando. Esto me superaba. Quería irme a casa.

De pronto, el beso que le había dado a Marcy ya no tenía un sabor dulce en mis labios. Ahora, los sentía fríos y amargos. Y quería ir a lavarme los dientes. Y a meterme en la cama, cubrirme la cabeza con una almohada y hacerme una bolita hasta que saliera otra vez el sol y estuviera obligada a atender mis obligaciones.

Todo tiene su tiempo  -MarcAnne-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora