capitulo 17

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Holaaaa, ¿Que tal?

Me había perdido, ¡Pero ya regresé! ¡Y con triple actualización!

El capítulo 17 (este) y el capítulo 18 que es el siguiente, y el capítulo 19 ya están disponibles, entonces al terminar de leer este cap podéis seguir leyendo el otro y así sucesivamente. :)

Aclaro algo antes de empezar a leer el cap:

1) La lubricación es una reacción involuntaria de nuestro cuerpo, y el orgasmo, la lubricación… es lo mismo. Lo asociamos a algo bueno porque… afortunadamente, en muchos casos lo es. Pero es involuntario. No podemos obligar a nuestro cuerpo a contenerlo. Y, aunque tengamos un orgasmo, no significa que hayamos disfrutado de la experiencia sexual. Así que, si una persona que a sido violada dice que a tenidos un orgasmo o se a mojado eso NO significa que le haya gustado, ya que la lubricación y los orgasmos son involuntarios :)

2) Se que la mayoría somos adolescentes de catorce a dieciocho años, pero aveces creemos que estamos listos para leer temas fuertes, pero en realidad NO lo estamos y luego quedamos un poco mal por leerlos; así que, por favor, si no te sientes bien al leer lo mejor será dejar  la historia, no importa que ya hayan pasado varios capítulos, tú déja la historia y luego de un tiempo que te sientas listx vuelves, o bórrala de tu biblioteca, pero JAMÁS vayas a leer un libro que perjudique tu salud mental.    

Eso es todo, creo que no me he olvidado de algo.

Así que... ¡YA PODÉIS EMPEZAR A LEER!
     

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Cuando llegué al hospital, recibí un mensaje de mi madre preguntando dónde demonios me había metido —porque le habían robado el cruasán—, pero me dio igual.

En ese momento, todo me daba igual. Tenía ganas de gritar. Pero, cuando me planté delante del mostrador de la entrada, me contuve a mí misma y, en lugar de gritar, esbocé mi sonrisa más inocente y di el nombre del gilipollas.

—Oh, me temo que solo pueden visitarlo familiares —comentó la chica de la entrada—. A petición de la propia familia.

—Lo sé —mi sonrisa se dulcificó aún más—. Soy su novia.

La chica me observó unos segundos, como analizándome, y luego se inclinó sobre su hoja de papel.

—Avisé de que vendría, pero no dije cuando lo haría —aclaré—. Puede que
todavía no me hayan añadido en la lista por eso.

—Mhm… bueno… —dudó un segundo—. Siga a esa enfermera. La llevará con él.

Está claro que no se lo creían, pero aún así seguí a la mujer con expresión
calmada. Y eso que, por dentro, tenía ganas de estamparle el bolso en la cabeza a ese gilipollas en cuanto lo viera.

La mujer me echó una ojeada cuando cruzamos el pasillo tras salir del ascensor.

Tercera planta. Habitación doscientos quince. Iba a recordarlo. Por si algún día quería volver para lanzarle un bote de gasolina o algo así.

Cosas importantes.

La enfermera abrió la puerta y asomó la cabeza.

—Han venido a visitarlo —informó—. Una chica que dice ser su novia.

Hubo un momento de silencio. Yo tenía los puños apretados, pero la cara de calma absoluta. No sabía ni cómo lo estaba consiguiendo.

Todo tiene su tiempo  -MarcAnne-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora