capitulo 14

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Holaaaa

¿Que tal todo? ¿Ya se les pasó el impacto del capítulo de amphibia del sábado?

Esteee, pues perdón por la hora en que estoy subiendo el cap.

Vuelvo a decir que aquí las chicas tienen más de veinte, o sea ya son mayor de edad.  No estoy promoviendo el alcohol ni nada de eso, esto es solo un fac-fic.

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Durante unos instantes, simplemente miré a Marcy como si ella fuera a decirme que era una broma. Pero por su cara de temor —probablemente a mi reacción—enseguida supe que no, que esa era la realidad.

Iban a venderlo, ¿Dónde encontraré otro apartamento para vivir en tan poco tiempo, y  que se acople a mi presupuesto?.

Aparté la mirada a cualquier otro sitio que no fuera ella, con los oídos zumbándome, y empecé a asustarme por el ataque inminente que sabía que me estaba viniendo… aunque no venía. Quizá era por la pastilla que al final sí me había tomado.

No lo sé.

pero me sentía como si estuviera a mitad de camino entre un ataque y la calma. Era algo muy extraño.

—Vamos a solucionar esto —me dijo Marcy de repente con toda la seguridad que me faltaba a mí—. No te preocupes, ya iremos a hablar con la dueña sobre esto, y tranquila que todas tus cosas están en el apartamento.

—Mierda —reaccioné de repente, llevándome las manos a la cara—. Mierda, tengo que volver a casa. Maldita sea.

Pasé por el lado de Marcy y recogí la bolsa de viaje que había traído para esos días, llenándola torpemente a toda la velocidad que podía. Marcy se quedó detrás de mí, observándome.

—¿Cómo piensas irte? —me preguntó, frunciendo el ceño.

—En taxi.

—No, yo voy contigo.

—No, tú te quedas con tu familia. Tienes que cenar con ellos.

—He estado más de veinte años con mi familia en Navidad, creo que si este año los ignoro podrán superarlo, la verdad. Tienen a Sasha para entretenerse.

Suspiré. No estaba de humor para discutir nada y, sinceramente, dudaba mucho
que ella fuera a cambiar de opinión. Además, la idea de no estar sola y tener a Marcy
conmigo me animaba muchísimo más de lo que debería.

—Está bien —murmuré.

—Voy a por mi maleta y a llamar a un taxi, nos vemos fuera en cinco minutos.

Vi por el rabillo del ojo que volvía a salir por la ventana y yo seguí llenando la bolsa de viaje, como ausente.

Una parte de mí deseaba estar ya en casa solo por la pequeña esperanza de que fuera una broma de mal gusto y no tuviera que irme de ahí.
La otra quería quedarse y fingir que no había pasado nada.

Me di cuenta de que debería haber pensado una excusa cuando bajé las escaleras y me encontré a Lauren y a papá mirándome con la sorpresa en los ojos al ver la maleta en mi mano.

—¿Qué…? —empezó papá, confuso.

—Tengo que irme sinceramente, no quería decirles la verdad, seguro que papá me convencería de irme a vivir con él otra vez porque el mundo no era de fiar—. Yo… es una larga historia. Han tenido una urgencia en mi trabajo y necesitan una
sustitución urgente.

—¿En Navidad? —Lauren puso una mueca.

—Por eso es urgente —les dediqué la sonrisa más forzada de mi vida—. Os llamaré cuando llegue a casa.

Todo tiene su tiempo  -MarcAnne-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora