𝟭𝟭| 𝗢𝗟𝗬𝗠𝗣𝗨𝗦.

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La mejilla me ardía como si hubiera recibido una caricia de fuego.

─¡Jódete! ─grité dándole un firme empujón que la hizo retroceder.

Me giré sobre mis talones e intenté correr a toda velocidad rumbo al interior de la casa pero la mujer me lo impidió.

─¡No irás a ninguna parte hasta que me expliques de dónde sacaste el dinero! ─dijo tomándome del brazo con firmeza.

Tomé impulso y me sacudí logrando liberarme de su agarre sin problemas.

─¡Lo que haga con mi vida no es problema tuyo!

Procedí a caminar al interior de la casa con rapidez mientras sentía sus pasos desesperados ir detrás de mi.

─¡Soy tu madre y tu tutora legal así que estás en la obligación de hacer lo que yo te diga!

Detuve mi andar antes de llegar a las escaleras y me giré hacia ella con el rostro colorado de la furia.

─¿Mi madre? ─repetí─. ¡Me abandonaste cuando nací así que perdiste el derecho de nombrarte de esa manera hace mucho tiempo!

─¡No tienes ni la menor idea de lo que estás diciendo!

─¡No sabes una mierda de lo que tuve que pasar durante todos estos años viviendo en Londres, eres una perra egoísta, jamás te preocupaste por mi así que jódete!

─¡No fue mi culpa, fue del hijo de puta de tu padre!

Fruncí el ceño y sentí la vena en mi frente a punto de explotar.

─¡Oh, por amor al cielo, ni siquiera te atrevas a mencionar su nombre!

─¡Él te apartó de mí!

─¡Mentira, el hizo todo lo posible por darme educación y aunque no era el mejor hombre del mundo gracias a él jamás pasé un día sin comer!, ¿Pero qué hay de ti?, dándote la gran vida en Estados Unidos luego de largarte de Colombia y hacer como si yo jamás hubiera nacido.

Pude verla inspirar profundo y mirar al cielo con frustración intentando tener paciencia.

─Cataleya, él nunca puso ni un centavo para tu educación. ─dijo con una calma aterradora.

La seguridad en su voz me revolvió el estómago.

─Bien, adelante, di todo lo que quieras, no lograrás manchar el nombre de mi padre sólo para tu propio beneficio.

─Durante todos estos años estuve enviando cheques a nombre de Patrick, con eso pagaba tu instituto privado, el alquiler de la casa, la comida y todo lo que necesitabas. ─mencionó de la nada.

Mi corazón dejó de palpitar por una breve fracción de segundo.

─¡Es mentira, maldita habladora, eres una manipuladora! ─solté a todo pulmón.

Y en un chasquido perdí el control, fue así que me acerqué a una de las mesas de centro y tomé el florero que descansaba encima, tomé impulso y sin pensarlo tanto lo lancé en su dirección, la mujer logró esquivarlo, el objeto chocó contra la pared y se reventó en mil pedazos, fue allí cuando logré darme cuenta de que las mellizas, Sarah y Ryan también se encontraban presentes en el lugar analizando la escena con terror y en completo silencio.

─¡Cat, cálmate, sólo escúchame por favor! ─pidió la mujer mientras me miraba ligeramente horrorizada.

─¡Cat, Cat, escúchame, tranquilízate! ─dijo Ryan acercándose y tomándome de los hombros con delicadeza.

PERFECTO DESCONOCIDO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora