𝟭𝟮| 𝗨𝗡𝗙𝗢𝗥𝗚𝗘𝗧𝗧𝗔𝗕𝗟𝗘.

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¿Qué demonios estaba pasando?, ¿Percy estaba traficando?, ¿Teresa estaba involucrada en todo esto?

A pesar de que un montón de preguntas sin respuesta daban vueltas en mi cabeza sólo pude pensar en una cosa: Si Dashka trabajaba con Percy eso quiere decir que...

─Lo siento, no quise decir eso... ─me detuve mientras me disculpaba con la abuela de Ryan entre balbuceos inentendibles.

El mundo se detuvo y sentí una fuerte arcada que me revolvió el estómago por completo.

─¿Estás bien?, Cat, estás pálida, pareces un fantasma.

─Necesito... necesito ir al baño. ─dije intentando no vomitar sobre la mesa.

Y de repente sentí algo subiendo por mi tráquea a toda velocidad pero me cubrí la boca con firmeza para evitar regurgitar el contenido de mi estómago sobre el plato casi vacío, Ryan se puso de pies con agilidad, me tomó del brazo y de un tirón me levantó de la silla, luego procedió a correr por uno de los pasillos a toda marcha, abrió una puerta y lo siguiente que vi fue el interior del váter mientras expulsaba el alma por la boca.

─Vamos, déjalo salir, está bien. ─musitó el chico mientras deslizaba sus manos para sujetar mi cabello.

Las arcadas no se detenían y el vómito tampoco, era algo simplemente asqueroso. Ryan acarició mi espalda con suavidad mientras yo me encontraba con la cabeza dentro del inodoro hasta que luego de unos diez minutos finalmente logré calmarme, fue así que bajé la palanca y el agua se encargó de llevarse todo.

Me limpié la boca con la manga del hoodie y una vez que me sentí un poco mejor gatee por el suelo hasta sentarme junto a la tina.

─¿Estás bien?

Me quedé en silencio unos minutos mirando a la nada y finalmente contesté.

─No. ─liberé con total honestidad.

Lo escuché soltar un corto suspiro y luego se acomodó en el piso junto a mí, después se llevó la mano al bolsillo del jean y extendió en mi dirección lo que parecía ser un caramelo de envoltura negra.

─Ayudará con el mal sabor de boca.

Inspiré profundo y sin decir más lo tomé para abrirlo con cautela.

─¿Has pensado en ir a rehabilitación?, bueno, hablo de un grupo de Narcóticos

Anónimos real, no uno inventado para evitar los regaños de tu madre. ─preguntó de repente. Al parecer sí me estaba prestando atención cuando estábamos en casa de Teresa.

─Sí, fui por un tiempo. ─respondí llevándome el caramelo a la boca.

Era mentolado, el frío me quemó la lengua y me ardieron los ojos por una breve fracción de segundo.

─¿Y qué pasó?

─Asistí por dos meses pero no estuve sobria ni un solo día, solía consumir algo antes o después de cada reunión, incluso estuve drogada durante la mayoría de las charlas pero soy tan buena fingiendo que nunca me descubrieron. ─dije ligeramente orgullosa.

El castaño no dijo ni una sola palabra, sólo se quedó en silencio durante un largo rato.

─Mi... Mi hermano era adicto a la cocaína, tuvo varias sobredosis y créeme cuando te digo que no es nada lindo ver a alguien que amas peleando contra las drogas, pero sólo quiero que sepas que no voy a juzgarte porque todos hablan como si fuera sencillo salir de esto pero yo más que nadie sé que no lo es.

Ryan deslizó su mano y tomó la mía.

─Se acabó, mientras seamos amigos ya no estarás sola nunca más, ¿Entendido? ─dijo entrelazando sus dedos con los míos.

PERFECTO DESCONOCIDO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora