𝟭𝟴| 𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗘𝗗.

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La noche del sábado había llegado con rapidez, no había visto a Ryan desde la pelea en la madrugada, tenía menos de cuarenta minutos para terminar de arreglarme, se nos hacía tarde pero aun así ya no estaba cien por ciento segura de que quisiera asistir al dichoso evento.

─Es que... no lo entiendo, simplemente no lo entiendo, ¿Por qué no puede simplemente pagarle alguien para que me desaparezca?, eso sería más sencillo que todo este show. ─dije mientras me paseaba en bragas de un lado a otro por toda la habitación.

─Teresa te ocultó por años y ya es momento de que asumas el rol que te corresponde como nueva integrante de su jodida familia. ─respondió Sarah, que se encontraba tirada en la cama en posición de estrella.

Inspiré profundo y en medio del dilema me acosté junto a ella intentando calmarme y encontrar una solución.

─¿Crees que esto sea lo correcto? ─demandé saber mientras miraba al techo y sentía la helada brisa marina abrirse paso por el balcón para refrescar la recámara.

Ella se quedó en silencio y luego de unos largos minutos procedió a hablar.

─¿Recuerdas cuando éramos pequeñas y veíamos ese reality show donde mostraban cómo eran las vidas de las esposas de los deportistas?

No fue necesario tirar mucha cabeza para que el recuerdo llegara a mi memoria, fue así que asentí sin decir ni una palabra.

─¿No te gustaría vivir una vida así?

Inspiré profundo y de inmediato comencé a imaginar.

─Sin deudas, sin problemas, una vida perfecta donde no me haga falta nada y mi única preocupación sea decidir en qué isla privada pasaré el fin de semana. ─musité llena de ilusión.

─Y casarte con un sujeto apuesto, que te trate como a una reina y te dé lindos bebés, como Ryan. ─añadió la morena.

Mis mejillas se calentaron y un nudo se formó en mi garganta tras escuchar sus palabras.

─No tengo nada con él, sólo pasamos un buen rato en San Diego y eso fue todo, cada quien por su lado. ─aclaré de inmediato.

─¿Qué tiene de malo Ryan?

Me quedé callada y en un inútil esfuerzo intenté buscarle defectos, pero lastimosamente hasta el momento no los conocía.

─Él... ─tartamudeé un poco─. Creo que es un hombre celoso, y no me gusta esa mierda, ya sabes que odio que me controlen.

─¿Estás segura de que ese es el problema? ─preguntó con cautela, como si supiera claramente lo que estaba pasando.

Inspiré profundo y me mantuve inmóvil como si temiera a que Sarah pudiera leerme la mente, sin embargo debía sacarlo, callar me estaba carcomiendo la cabeza.

─Ryan parece un buen chico, pero no puedo seguir hablando con él Sarah, ¿Lo entiendes?

─¿Pero por qué no?, carajo, parece un príncipe, estas oportunidades sólo se presentan una vez en la vida.

Cerré los ojos por un segundo y el rostro del castaño apareció frente a mí.

─Porque ese es el problema Sarah, en un mundo normal... si él y yo nos hubiéramos topado en la calle puedo jurarte que Ryan jamás se hubiera fijado en mí, porque somos de mundos distintos, no estamos hechos el uno para el otro.

─¿Entonces el problema es que crees que no te mereces estar con alguien como él?

─¿Acaso crees que existe otra razón?, dime, ¿Crees que la estrella de Hollywood se queda con la chica pobre en la vida real?, mierda, claro que no, eso sólo pasa en televisión.

PERFECTO DESCONOCIDO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora