𝟮𝟯| 𝗕𝗟𝗔𝗡𝗖𝗢 𝗬 𝗡𝗘𝗚𝗥𝗢.

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INICIO DEL FLASHBACK.

El lugar estaba en completo silencio, mi vista era muy reducida desde el interior del armario, no lograba divisar con exactitud todo el panorama de lo que estaba pasando en la cocina pero sí podía escuchar con claridad.

─¡¿Dónde está?! ─gritaba el chico cegado por la rabia mientras sujetaba al desconocido con fuerza.

El sujeto tenía el rostro bañado en sangre y estaba casi que irreconocible, sin embargo, cuando pensé que la cosa no podía ponerse peor pude ver al castaño acercarse a la estufa con agilidad y en un santiamén encendió uno de los quemadores, la gigante llama azulada salió disparada de inmediato, lista para empezar a tostar cualquier cosa que le pusieran encima.

─Te lo preguntaré sólo una vez más... ─hizo una breve pausa mientras veía al sujeto con las pupilas completamente dilatadas de la ira.

El hombre no abrió la boca ni para emitir un quejido, pues al parecer estaba tan desorientado a causa de los golpes que probablemente ni siquiera recordaba ni su nombre.

Mi corazón empezó a palpitar con fuerza pero por alguna extraña razón no quería detenerlo, quería ver hasta dónde llegaría, quería saber qué haría después.

─¡¿Dónde está?! ─gritó nuevamente, pero esta vez tomó al desconocido del cabello con fuerza y le empotró el rostro contra el quemador.

Y fue allí cuando finalmente el hombre liberó un profundo aullido de dolor, forcejeó intentando soltarse pero el castaño lo tenía sometido, era imposible, Ryan jamás lo soltaría.

FIN DEL FLASHBACK.

─Fuiste tú. ─dije en estado de shock mientras me ponía lentamente de pies.

Ryan seguía en completo silencio y algo dentro de mí se estremeció al ver cómo la reacción de confusión se borraba lentamente de su rostro y una breve sonrisa malévola le adornaba los labios.

─Ryan, ¿Qué fue lo que pasó anoche?

─¿Realmente no lo recuerdas? ─me regresó la pregunta arrugando un poco el entrecejo.

Me quedé inmóvil, bajé la mirada y enfoqué nuevamente el cadáver a mis pies.

─Vamos, vamos, sólo concéntrate, intenta recordar. ─dijo acomodándose una mano en la cintura y recostándose a la pared.

Todo quedó en silencio absoluto, giré la vista y empecé a detallar cada centímetro del lugar, había desorden por todos lados y a medida que analizaba la habitación algunos flashbacks empezaron a inundar mi mente, llegaban uno tras otro, eran como ráfagas de luces incandescentes que golpeaban mis ojos.

INICIO DEL FLASHBACK.

─¡Basta, Ryan, suéltalo! ─escuché un grito a mi lado.

Giré la vista y noté que era Precious, la chica gritaba desesperada intentando detener a Ryan, mismo que parecía haber perdido el juicio mientras le propinaba una brutal golpiza a Gadriel.

─¡Te lo advertí, te pedí de mil formas que alejaras tu mierda de ella pero es evidente que no fui lo suficientemente claro contigo! ─exclamó el castaño tras soltarle un último puñetazo al chico, tan fuerte que lo tiró al suelo con la misma facilidad que las hojas vuelan en el viento.

─Crees que eres su dueño pero realmente no eres nadie, estás enfermo de la cabeza, ella no es una niña, Cataleya puede cuidarse sola. ─replicó el otro desde abajo con el rostro lleno de sangre.

─¡No puede cuidarse sola, tiene problemas con las drogas así que cada vez que lo ofrezcas de esa porquería jamás podrá negarse, es adicta!

─Eres un idiota, el imbécil de tu padre jamás te dejará estar con ella y sabes que nunca podrás hacer algo para impedirlo, quizás por eso no tienes amigos, porque eres un marica cobarde. ─dijo Gadriel tras soltar una breve risita burlesca.

PERFECTO DESCONOCIDO © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora