Los días se pasaban volando y en un abrir y cerrar de ojos ya era viernes otra vez, me sentía relativamente tranquila, luego de lo que pasó en Santa Clarita Ryan y yo no habíamos vuelto a hablar del tema, sin embargo aún seguía intentando conseguir alguna manera de comprar ácido fluorhídrico para terminar con el asuntito sin lucir sospechosa.
─¡Vamos, vamos, una última vuelta más! ─escuché la voz de Gamboa, el entrenador del equipo de atletismo.
Iba de tercera, justo detrás de Clarisse, misma que le iba mordiendo el polvo a las hermosas piernas morenas de Brook Zampino.
─¡¿Qué pasa, Cataleya?! ─gritaba el profesor─. ¡Vamos, acelera el ritmo, te veo demasiado lenta!
Intenté ir aún más rápido pero era imposible, sentía la cabeza a punto de reventar y las náuseas me tenían el estómago revuelto.
La abstinencia me estaba jodiendo otra vez.
─¡Dios, no puedo creerlo! ─exclamó Gamboa en cuanto pasamos la línea de meta luego de dar cinco vueltas consecutivas.
Detuve mi andar y con la respiración agitada me llevé las manos al vientre para intentar controlar las arcadas.
─Cataleya, ¿Qué fue lo que pasó ahí? ─me cuestionó el hombre acercándose en mi dirección mientras me veía con preocupación─. En los últimos entrenamientos quedaste de primera, es que no puedo explicarme cómo bajaste el rendimiento de un día para otro.
─Hoy fue un largo día, sólo estoy algo cansada. ─respondí doblándome en dos para tratar de calmar mi pulso y estabilizar mi respiración.
─Más te vale aclarar la mente y descansar todo lo que puedas porque habrá competencia la otra semana contra los del bloque B.
Sentí algo subir por mi tráquea a toda velocidad y sin poder controlarlo un líquido espeso salió disparado a través de mi boca, mismo que cayó sobre los zapatos del profesor.
─Mierda. ─musitó el sujeto intentando procesar lo que terminaba de pasar.
─Lo siento. ─fue lo último que dije para finalmente incorporarme con dificultad y caminar a toda velocidad rumbo a las duchas.
Quería darme prisa e irme a casa lo más pronto posible, sentía que estaba muerta en vida y lo único que quería hacer era dormir para calmar el dolor
El resto de las chicas del equipo ya se encontraban totalmente desnudas mientras se bañaban a toda velocidad, la jornada de clases había terminado y me enteré de que todos los viernes algunos estudiantes solían ir a divertirse a Beverly Hills.
Había una regadera vacía entre Precious y Zampino, fue así que luego de quitarme la ropa me acomodé entre ellas y sin esperar tanto dejé caer el agua.
─Buena carrera, Mendoza. ─expresó la morena junto a mí.
─Sí, no te acostumbres mucho a ir adelante porque te prometo que lo único que verás en la competencia de la otra semana será mi lindo trasero. ─dije empezando a enjabonarme.
La chica empezó a reír y se quedó en total silencio para una vez finalizado su baño cerrar la llave y esfumarse del lugar.
─¿Qué tal la pasaste el fin de semana? ─una voz al otro lado me hizo girar la vista.
─Bastante bien, Precious. ─contesté enfocándola con la mirada.
La pelinegra sonrió y luego recorrió mi cuerpo con la mirada de arriba a abajo, como si no le fuera suficiente con el hecho de apreciarme totalmente desnuda.
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PERFECTO DESCONOCIDO © » 1M8.
Romance❝Drama, celos, romance, drogas, engaños, un padre estricto y un asesinato, ¿Qué pasaría si un día despiertas y la realidad de lo que te rodea te golpea con tanta fuerza que... empiezas a dudar entre si es real o una alucinación? Después de la primer...