42.-Un grito a la desesperada.

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Muchos días hablando.

Riendo.

Extrañando.

Y llega entonces ese día nuevamente en el que recibo respuestas que no quería, a preguntas que ya no deseaba hacerme y me doy cuenta de lo fácil que es conocer a alguien... o al menos eso pensamos hasta que algo cambia y entonces nos sentimos perdidos en un camino que creíamos haber recorrido antes.

Y duele descubrir mentiras, sobre todo ahora que intento que ya no duelas, ahora que intento esta amistad tan extraña.

Porque sí, es fácil conocer a una persona, pero mucho más fácil es desconocerla, un acto, una mentira como es mi caso nuevamente, y ¡Zass! es como un ancla permanente que no podemos abandonar por miedo, por miedo a la verdad, al daño, a... las preguntas que surgen luego y... ¡Por Dios desespera!, ¡Dan ganas de gritar!

Porque es tan sencillo como una mentira, una omisión, puede poner en duda cada palabra que salga de tu boca, pero el corazón es estúpido, porque aun cuando sabe que de mentirosos hablamos, elige creerte y sigue ahí, aun cuando el cerebro le dice que no debe olvidar las heridas que aun no sanan.

Las palabras que nunca leíste.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora