Aizawa Shizu |BNHA - OC|

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Tw: contenido sensible, abuso y acoso, lean con precaución o preferiblemente salten este capítulo.

Ya casi era fin de año, oficialmente Shizu había pasado todo su año escolar bajo el acoso de sus compañeros y había resultado viva de aquello, ¿pero a qué costo?

----- Papá, ¿cómo se llamaba mi hermano?

----- Shinso. Él debería estar junto a sus padres en Kioto, ¿por qué? ----- Preguntó Shota mirándola por el espejo retrovisor del auto.

----- No, por nada, vi unas fotos y me entró curiosidad.

Y ahí lo supo, o más bien, confirmó lo que temía.

Su hermano la acosaba, y aunque esa conversación sucedió hace bastante tiempo, aún no era capaz de asimilarlo. Su corazón, lejos de sentirse lleno por haber encontrado a quien le hacía falta, estaba roto.

Shinso le agarró cierto gusto a lo que hacía. Norman estaba de su lado, ¿qué más podía pedir? Esos últimos meses pasaban tanto tiempo juntos, con él, con Shinso, Norman se juntaba con él y no con sus otros amigos, ¿no era eso genial? ¿No significaba que él ya no era tan raro como para que lo ignorasen? Estaba mal lo que hacía, pero Shizu parecía aguantarlo bien y él podía disfrutar de tranquilidad en el ambiente, ya no era él a quien molestaban.

Solo eran unos golpes superficiales, insultos leves, empujones inofensivos, nada más.

Shizu la pasaba tan mal y Shinso le bajaba el perfil. Ella lo odiaba, odiaba tanto a Shinso y a Norman y a Carla y a Carmen y a Jonh y al profesor HyunJin y a las personas que hacían el aseo y a las cocineras y al director y a todos, los odiaba al punto de llorar de la rabia que sentía, los odiaba hasta que el pecho le dolía y debía gritar para liberar ese sentimiento.

Pero eso no era lo peor.

Se odiaba a sí misma, tanto pero tanto que eso la frustraba más que cualquier otra cosa. Ya no le gustaba su pelo ni su piel ni sus uñas ni sus ojos ni su cara ni su busto ni sus piernas ni su voz ni nada, nada de nada, estaba sumergida en un lago profundo en donde el agua ya había ahogado por completo sus pulmones, se sentía así, sin oxígeno, sin poder escapar del agua que era el resentimiento de ella hacia la vida.

Sin embargo aún faltaba lo peor.

Norman tenía más planes, porque coincidía con Shinso, solo eran unos golpes superficiales, insultos leves y empujones inofensivos, Shizu aún no la pasaba realmente mal y eso él no podía permitirlo, ella era tan linda, con esos ojos grises que lo miraban asustados, las piernas largas, sus labios apretados, las pestañas rizadas..., tenía que hacer algo.

Faltaban unas semanas para poder pasar al siguiente año escolar luego de unas largas vacaciones. Shizu las quería, esperaba tanto a que esas semanas pasaran rápido, que por el ajetreo de fin de año la dejaran tranquila un poco y así poder respirar un poco esas últimas semanas.

El verano se acercaba, empezaba a hacer calor y aún con las mangas arremangadas hasta los codos y la falda sin medias ella sentía el calor de los 27 grados. Caminaba relajada por uno de los pasillos vacíos de la escuela, era la hora de almuerzo, todos se encontraban en el comedor, permitiéndole a Shizu pasear por la escuela sin el miedo constante a ser amonestada. Claro, no almorzaba, pero se había acostumbrado y le parecía un precio bajo ante la tranquilidad que le brindaba esa hora.

Norman la miraba por detrás, recorría su vista desde los talones de la chica hasta la trenza maría que llevaba y le colgaba hasta la cintura. Le gustaba halar su cabello, sobre todo porque así ella, obligada, debía mirarlo hacia arriba, como si fuera una sumisa más de las películas porno. Aquel pensamiento lo inspiró, corriendo sigilosamente detrás de ella mientras la pillaba desprevenida, tomándola por la cintura, aprisionándola entre sus brazos y llevándola por los aires hasta el baño más cercano. Ella gritó, pero él era fuerte, la cargó con un brazo mientras que con el otro tapaba su boca. Estaban lejos, estaban en el edificio más alejado de la multitud, en horario de almuerzo y en el baño menos usado, nadie lo molestaría, la tenía para él solo.