Una celebración entre corsarios y piratas había dado inicio en la isla del coco, la música sonaba, la comida era abundante y por supuesto, la bebida no podía faltar. Julia solía usar sus mejores reservas de vinos durante los acontecimientos importantes, claro estaba para todos, que la unión de poderes para derrocar a la hermandad inglesa, era una celebración digna de acabar con las reservas de licores de Julia.
Por otro lado, los corsarios españoles fueron ovacionados como si de verdaderos reyes se tratara; Patricia apareció ante todos, utilizando un diminuto vestido que le permitía mostrar los deslumbrantes pechos, una abertura en la falda le consentía que sus largas piernas salieran a relucir, largos collares de perlas y llamativos diamantes en los dedos de ambas manos, decoraban el provocativo aspecto de la española. El corsario a su lado no podía sentir mayor orgullo que el de mostrar a su seductora acompañante de cabello oscuro.
Danielle y Elena se miraron entre sí, apenas vieron el escandaloso atuendo de Patricia, con dificultad, cualquiera de ellas se hubiera atrevido a usar ropas similares, aun cuando sus celosos maridos se los permitieran. Julia apareció ante ellas con una copa de licor rojo en sus manos y con tremenda sonrisa dibujada en el rostro.
—¿Qué tal, señoras? —saludó, mientras inspeccionaba todo a su alrededor.
Danielle no se perdería la oportunidad de hablar con la pirata que debía tener suficiente información.
—Alejandro dice que has estado bebiendo desde esta mañana, Julia. ¿No sería mejor que pararas? —cuestionó la rubia, utilizando un tono de reprensión.
—¿Por qué debería parar? —interrogó observándola fijo—. Estamos celebrando.
La castaña rodó los ojos, puesto que sabía que Julia o cualquier otro pirata de la isla no perdería la famosa oportunidad de emborracharse ese día.
—Déjala, Julia tiene una vida celebrando —expresó Elena hablando en tono de burla.
Un estrepitoso momento entre corsarios y Patricia se hizo presente en los oídos de las tres mujeres para que sus miradas se situaran en la española, quien por el momento era el centro de atención de la fiesta.
—¡Mírenla! Pavoneándose ahí entre toda esta bola de imbéciles que piensan con el bulto que traen entre las piernas —dijo Julia señalando con la cabeza a Patricia.
—Bueno... Hay que aceptar que no es nada fea —asintió Elena, confirmando lo innegable.
—No, ni decente. Ve la manera en la que se viste —agregó Danielle.
—Julia se viste así la mayor parte del tiempo —indicó Elena con el rostro extrañado.
—Pero Julia tampoco es decente.
—¡Oigan! ¡Estoy aquí! Podrían al menos esperar a que me vaya —espetó Julia con el ceño fruncido.
Tanto Elena como Danielle comenzaron a reír con escándalo.
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LEGENDARIO
Historical FictionLa vida de Manuel Barboza fue complicada desde su nacimiento: rechazado por su padre, abandonado por su madre, educado por un hombre que no tenía un lazo de sangre con él. Deseoso de mostrarle al mundo sus habilidades, enfrenta los problemas de su...