Se llamaba Felix.
Todos los pecados tenían algo especial que les hacía hermosos pero éste... tenía una belleza banal, erótica, la perfecta descripción de la lujuria. Y ese es en efecto el pecado que representaba.
Da igual hombre o mujer, todos caían a sus pies. Fue... mi caída, mi pecado, mi perdición y en muchas ocasiones mi desesperación.
La primera vez que lo vi, aquellos ojos azules me hipnotizaron. Me sentí paralizado y vulnerable en cuanto me dirigió la palabra. ¿Cómo era posible que me sintiera tan atraído hacia un hombre? Hasta entonces nunca había tenido ninguna duda sobre mi orientación sexual, pero aquél día... el muro que tenía se desplomó por completo y tan solo me dijo: "Hola, mi nombre es Felix" (insertamos la voz de ultratumba de Felix XD)
¿Qué podemos decir de su personalidad?
Podría compararla a la de un niño... siempre bromeando , intentando irritarte, pero muy cariñoso, bastante honesto y abierto con los demás. En ocasiones podría decir que algo ingenuo según que cosas.
Mi primer encuentro con él fue antes de la reunión, a las puertas del Requiem. Apenas me estaba adaptando al nuevo ambiente. Gustav ya llevaba un tiempo despierto, tenía el uniforme puesto y andaba barriendo el suelo como todas las mañanas.
Me levanté de la cama y lo saludé tímidamente buscando dónde podía hacerme un café. Se había adelantado a mis movimientos y me lo había dejado preparado.
Aquél día salió al jardín como de costumbre para regar las gardenias y barrer las escaleras cuando escuché que me llamaba.
- Señorito Chris! venga... ayúdeme a levantar al señorito...
Por señorito, imaginé que se refería a Seungmin, pero extrañado vi que me había confundido. Tirado en el suelo estaba él. Dormía plácidamente en la calle como si nada le importase, sucio y con todo el mundo mirándole...
Llevaba unos pantalones negros de cuero, con unas botas militares y una camisa roja ligeramente levantada mostrando el tatuaje que llevaba en la cadera izquierda. La marca del pecado.
Miré de reojo a Gustav y como si entendiese mi curiosidad, asintió con la cabeza mientras se agachaba para levantarle.
Me agaché para ayudarlo. Su olor me embriago... solo pensaba en tenerlo cerca para seguir respirando su olor.
Con cuidado lo introdujimos en nuestro salón y lo tumbamos en el sofá. Se movió ligeramente, pero no despertó.
Me quedé observando mientras bebía mi café. Tendido así en el sofá, me recordaba a una de esas bellas estatuas griegas. "Es hermoso" pensé.
Las horas pasaban pero no despertaba. Me cambié y comencé con mi jornada laborlal.
Poco después entró en la cafetería. Seguía desaliñado pero no por ello perdía ese aura sensual y provocadora, es más, incluso la intensificaba mucho más.
- Hola, mi nombre es Felix - ahí está, dijo su frase y mi cerebro se congeló. Solo asentí como tonto sin saber porqué.
- Debes de ser el gatito nuevo que recogió Seungmin "el que ama Dios" - dijo mientras rascaba discrétamente su cadera, en la parte del tatuaje - eres bastante lindo ¿Lo sabes?
- no... no soy lindo - tragué saliva con dificultad.
Sentía escalofríos por todo el cuello y notaba cómo me ruborizaba poco a poco. Molesto de la situación le di la espalda y busqué cualquier excusa para estar ocupado.
Pero... sentía su mirada pícara en mi espalda. Por suerte Seungmin llegó y le alejó de mi.
Miré de reojo cómo se alejaban con la mala suerte de cruzarme con su mirada. Sonrió mientras se despedía con la mano...
Se llevaba extremadamente bien con Seungmin, quien parecía inmune a sus encantos y en ocasiones llegué a pensar que era Felix quien albergaba sentimientos no correspondidos por Seungmin. Pero poco a poco me di cuenta de que era otra persona la que ocupaba su corazón. Porque a pesar de ser el pecado de la lujuria, su corazón era completo para una sola persona... y no, no era yo.
Cuando lo descubrí, fue demasiado tarde para mi. Amargamente me había dado por completo a él y... no es que me tuviera un cariño falso, nuestra amistad es verdadera, pero cuando alguien tiene una persona especial, es difícil removerla.
Felix fue un veneno que quise probar y él no se negó en darme lo que quería. Era algo natural en él, dar "amor" a quien se lo pedía.
Si habéis estado atentos a mi historia, os habréis dado cuenta de que siempre he mencionado ese picor molesto que tenían en sus tatuajes. Bien, eso era porque yo era un candidato a ser un "sacrificio"... un alma pura devota a Dios.
Les fallé.
Felix no tenía un lugar al cual llamar hogar y solía hospedarse en la habitación de invitados. Día a día lo veía... día a día más avergonzado de estar atraído hacia él. ¿Lo peor? Que lo sabía, lo disfrutaba, me sonreía y me provocaba.
No pasó mucho tiempo cuando me robó.
Recuerdo con claridad aquél día, hasta la canción que sonaba en ese momento. Era la de closer de nine inch nails la cual más tarde pensé que pegaba a la perfección con la situación.
Estaba lavando los platos y Gustav había salido a cuidar el jardín.
Sentí una presencia a mi espalda. Sabía que era él, pero no me atrevía a girarme... no podía estar lavando eternamente los platos, así que terminé, me quité los guantes y me giré.
Sus labios carnosos presionaron suavemente los míos.
Me quedé paralizado... quería alejarlo de mi, pero me sentía impotente y... me gustaba.
Al separarse de mi, dejó el plato que llevaba en sus manos al fregadero y con una sonrisa pícara se dirigió hacia el salón. Podría decir que en ese momento dejó en mí la marca del diablo.
Aquél día me envenenó. Él era y es: veneno.
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Libre de pecados 1: Gardenia Paradise
FanfictionUna cafetería que aparece de la nada. Un grupo de personas enlazadas en un mismo destino. Un sacrificio. Una eternidad. Un amor. Una deslealtad. Nacimos pecadores y morimos como tales.