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INK

Una de las cosas que causaba una enorme curiosidad es la habitación de los chicos.

   Cada uno tiene su habitación en la parte trasera del Palacio con ciertas características suyas hasta en la puerta. Error y yo éramos los únicos que compartíamos, los demás eran individuales, como cabañas de tamaño considerable. Las veo y es como si me dijeran: Psst, Ink, ¡míranos! O quizás sea Broomie quien me habla, la verdad, sea quien sea alimenta mi curiosidad exponencial.

   —Aquí estás, joder. —Alcé la cabeza para ver a un Error en ceño fruncido—. Para la próxima le diré a Nightmare que odio este trabajo, ¡no soy niñero de nadie!

   —No, no eres mi niñero. ¡Eres mi esclavo! Eso es distinto.

   —¡Esclavo tu madre! —cruzó sus brazos y se recostó del árbol a una distancia considerable—. Deberías terminar los putos cuadros e irte de una vez.

   —¿En serio me quieres echar de tu vida tan pronto?—un puchero fingido—. ¡Pensé que me amabas! ¡Qué estarías feliz de verme y pasar tiempo conmigo! Yo estoy feliz por eso, ¿tú no?

   —Mejor cállate.

   —Cállate tú y siéntate a mi lado. —amplió los ojos como si le hubiese revelado que tengo alguna enfermedad incurable o algo así—. ¡No seas exagerado, no muerdo! ¡Vamos, Error! ¿O me tienes miedo?

   Masculló por lo bajo y a pasos lentos se acercó hacia mi, sentado en el césped y rodeado de flores doradas. Tomó asiento de a poco para luego recostarse entre las flores y mirar hacia el cielo con ambas manos detrás; las nubes cubrían parte del cielo, el viento muy frío, quizás empiece a nevar más tarde.

   —¿Feliz?

   —Cómo no imaginas ~

   El uniforme lo hacía ver más apuesto, incluso su ceño fruncido le daba cierto atractivo. La nariz perfilada, provocaba tocar la punta; el labio que recién se recuperaba, eran finos y salvajes. Todo rasgo era rudo y tosco, encaja con su personalidad; cualquiera rogaría por alguna sonrisa suya, pero a mí, verlo sonreír no me causa más que desaire.

   No me gustaba ver sonreír a Error.

   Preferiría verlo de otra manera.

   —Estás muy callado. —soltó el chico en voz ronca.

   —¿Qué? ¿Extrañas mi voz?—le miré divertido—. Puedo hablarte todo el día, solo espéralo.

   —No, déjame disfrutar la poca tranquilidad que hay, abominación.

   Reí bajito continuando con lo mío; Broomie estaba a mi lado, a él también le agradaba Error pero, se enfocaba siempre por separarnos estando en medio.

   —Me sorprende que aún... lo conserves. —volvió a hablar, no había entendido a la primera pero cuando los ojos se enfocaron en Broomie lo entendí todo—. Digo, eres tan olvidadizo como el carajo, hubiese sido mejor que lo dejaras tirado.

   —¿Por qué debería dejar tirado un regalo y más cuando... es tuyo?—ladeé la cabeza y él la desvío—. Y después dices que el raro soy yo.

   —¡Pues es que sí! El raro eres tú. Ocupa tu lugar, mierda.

   —¿Estás rojo, Error?

   —A parte de raro, daltónico.

   Momentos así con Error son los que más amaba, difíciles de inmortalizar, menos sus palabras o acciones; como cuando nos encontramos luego de tanto tiempo en el tren, o cuando me protegió; me sorprende que a pesar de la severa miopía haya hecho eso, debe tener la audición muy bien desarrollada. Con el tiempo esas cosas perdían sentido y se borraban en mi mente, aunque, disfrutaba cada palabra que salía de sus labios, sea o no un insulto, me mantenía concentrado en ciertas cosas.

Asesino + Dualidad - [Errorink/Inkerror] [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora